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  • g92 22/3 págs. 28-29
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  • Observando el mundo
  • ¡Despertad! 1992
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  • Se ajusta la hora del “reloj del fin del mundo”
  • Víctimas de minas en Camboya
  • El matrimonio y la esperanza de vida
  • Se protege la Antártida
  • El legado de Colón
  • El escarabajo pelotero
  • Aparcar en un mínimo espacio
  • ¿Se reparan los dientes por sí solos?
  • La tragedia del mar Negro
  • Niños inmunizados
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    ¡Despertad! 1996
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¡Despertad! 1992
g92 22/3 págs. 28-29

Observando el mundo

Se ajusta la hora del “reloj del fin del mundo”

La minutera del “reloj del fin del mundo” que aparece en la portada de la revista The Bulletin of the Atomic Scientists de diciembre de 1991 ha sido retrasada más que nunca antes: marca diecisiete minutos para la medianoche. “Ese reloj, un icono de la guerra fría que, según comenta U.S.News & World Report, apareció por primera vez en 1947, “refleja la tensión nuclear señalando el tiempo que queda para la medianoche de Armagedón”. Al principio ese reloj solo tenía una escala de quince minutos, pues sus creadores pensaban que eso era todo lo que se necesitaría mientras ellos vivieran. Tal como han evolucionado las relaciones Este-Oeste con el transcurso de los años, el reloj ha sido atrasado y adelantado trece veces, entre los doce y los dos minutos para la medianoche. Ahora, con el Tratado de Limitación de Armas Estratégicas y la retirada de miles de armas tácticas, los publicadores de The Bulletin opinan que hemos entrado en una nueva era, con esperanzas de alcanzar “un nuevo orden mundial”. “Sin embargo, el mundo sigue siendo un lugar peligroso —dice The Bulletin⁠—. Todavía quedan casi 50.000 bombas y ojivas nucleares por ahí.”

Víctimas de minas en Camboya

“Camboya tiene la proporción de personas lisiadas más elevada de todo el mundo”, dice la revista The Economist. ¿Por qué? Porque “durante la guerra civil, tanto el gobierno como los grupos de oposición han colocado indiscriminadamente” minas terrestres. Como no se ha guardado ningún registro de la ubicación de estas minas, han causado más daños que cualquier otra arma. Dos grupos pro derechos humanos —Asia Watch y Physicians for Human Rights⁠— opinan que los países que suministraron las minas o que enseñaron cómo colocarlas —Gran Bretaña, China, Singapur, la ex Unión Soviética, Tailandia, Estados Unidos y Vietnam⁠— tienen la obligación moral de procurar que se retiren. Están pidiendo que la ONU prohíba los artefactos que “no hacen distinción entre la pisada de un soldado y la de un niño que recoge leña”, dice la revista.

El matrimonio y la esperanza de vida

Según un informe publicado por el Instituto Nacional Francés de Estudios Demográficos, las personas casadas por lo general viven más que las solteras. El informe revela que, tanto en el caso de los hombres como de las mujeres, existe una clara relación entre el estado civil de una persona y su esperanza de vida. Los datos indican que la duración media de vida de las personas casadas es la más elevada, mientras que la de las divorciadas, las solteras y las viudas es inferior. Como los investigadores han notado que en el caso de las mujeres la diferencia entre la esperanza de vida de las casadas y la de las no casadas es menor, han llegado a la conclusión de que las mujeres se adaptan mejor al estado de soltería.

Se protege la Antártida

“La Antártida ha conseguido por fin que se proteja su medio ambiente”, informa la revista New Scientist. Los países del Tratado Antártico han “firmado un protocolo que prohíbe la explotación de los recursos mineros del continente al menos durante cincuenta años”. Entre las disposiciones del protocolo hay una serie de normativas sobre contaminación y eliminación de desechos que exigen la investigación de toda nueva actividad para comprobar su impacto en el medio ambiente. Se considera que hoy la amenaza más inmediata para los ecosistemas antárticos es el turismo. Se ha formado recientemente un comité sobre el medio ambiente al que cada nación debe presentar información detallada sobre su forma de tratar el medio ambiente y de controlar su contaminación. El protocolo no entrará en vigor hasta que lo ratifiquen formalmente las naciones miembros, lo cual tardará unos dos años.

El legado de Colón

Colón y otros exploradores hicieron más que descubrir las Américas; las cambiaron radicalmente. El historiador Alfred Crosby escribe que hoy día un “botánico puede hallar [en América] fácilmente prados enteros en los que le va a costar encontrar una especie que creciera en los tiempos de la América precolombina”. La revista Wilson Quarterly publica una lista de las plantas que se llevaron a América procedentes del Viejo Mundo: los plátanos, la col, las margaritas, cierta gramínea (la Poa pratensis), los limones, la lechuga, los mangos, las naranjas, los melocotones, los rábanos, el arroz, la caña de azúcar, ciertas plantas estepicursoras y el trigo. Los animales introducidos en América fueron: el ganado vacuno, las gallinas, los gatos domésticos, los burros, las abejas mielíferas, los caballos, los cerdos, las ratas, las ovejas, los gorriones y los estorninos. Sin embargo, también introdujeron enfermedades muy mortíferas, como la peste bubónica, la varicela, la gripe, la ictericia, el paludismo, el sarampión, la meningitis, las paperas, la viruela, la amigdalitis y la tos ferina. Aunque diversos animales y plantas de las Américas se llevaron al Viejo Mundo, se cree que solo una enfermedad —la sífilis⁠— entró en el Viejo Mundo procedente de América.

El escarabajo pelotero

Una vaca produce por término medio cada día de diez a quince montones de estiércol; el elefante expulsa unos dos kilogramos de excremento cada hora. Añádase a esto las deyecciones de todos los demás animales, incluido el hombre, y puede que surja la pregunta de cómo es posible que nuestro planeta no esté ya totalmente cubierto de estiércol. En gran parte se lo debemos al escarabajo pelotero. Estos escarabajos eliminan cantidades masivas de excremento todos los días. Tan pronto como se produce una deyección, miles de escarabajos de hasta 120 especies diferentes convergen sobre ella y la hacen desaparecer rápidamente. Unos investigadores contaron 16.000 escarabajos sobre una sola deyección de elefante, que había desaparecido por completo cuando regresaron, dos horas más tarde. Algunas especies hasta se agarran del pelo de los cuartos traseros de ciertos animales y saltan sobre las deyecciones antes de que estas lleguen al suelo. Con lo que no se comen forman unas bolas que entierran para que sirva de alimento a sus crías. Al hacer esto prestan otro gran servicio a la humanidad: añaden nitrógeno al suelo, que sirve de fertilizante. También remueven el terreno y lo airean, y, además, sus larvas consumen las cresas y gusanos parásitos que viven en el estiércol y que pueden propagar enfermedades. El escarabajo pelotero es tan valioso que los egipcios de la antigüedad lo veneraban.

Aparcar en un mínimo espacio

Los fabricantes de automóviles de Japón siguen fabricando grandes cantidades de vehículos, y tratan de persuadir a las familias para que se compren un segundo automóvil. No obstante, han topado con un obstáculo: dónde aparcarlo. Las nuevas normativas sobre aparcamiento exigen llevar a la vista un adhesivo que demuestre que el propietario dispone de una plaza de aparcamiento para su vehículo, bien sea en su casa o cerca de la oficina, y este es un requisito indispensable para que se registre un automóvil. Sin embargo, las plazas de aparcamiento son caras, y en algunas zonas residenciales de Tokio llegan a costar hasta 230.000 yenes (1.800 dólares [E.U.A.]) al mes. De modo que los fabricantes de automóviles han empezado a vender sistemas mecánicos para duplicar o triplicar (dependiendo de si se trata de dos niveles o de tres) la capacidad de una sola plaza de aparcamiento. El primer automóvil se aparca sobre una plataforma, que es elevada eléctricamente, y debajo se aparca el segundo (o tercer) automóvil. Otra modalidad es un sistema mecánico de aparcamiento doméstico que hace descender el primer automóvil a un foso. A los compradores de automóviles también se les proporciona información sobre la disponibilidad de plazas de aparcamiento.

¿Se reparan los dientes por sí solos?

Los dientes pueden efectuar sus propias reparaciones sencillas si les concedemos suficiente tiempo para ello. Eso es lo que explica el profesor Tadashi Yamada en la revista médica japonesa Shikai Tenbo (Opinión odontológica). Cuando entra azúcar en la boca, prescindiendo de la cantidad, la placa dentaria que recubre los dientes se vuelve ácida durante un período de ocho a veinte minutos. Dicha placa ácida disuelve el calcio del diente y provoca lo que el profesor Yamada denomina “minicaries”. No obstante, según él, el calcio contenido en la saliva reemplaza poco a poco el calcio perdido, y a las pocas horas el diente vuelve a estar en su condición normal. Como en la mayoría de los alimentos hay pequeñas cantidades de azúcar, el profesor Yamada recomienda cepillarse los dientes con regularidad —sobre todo antes de acostarse⁠— y no tomar tentempiés entre las comidas, pues de ese modo se concede a los dientes el tiempo suficiente para repararse por sí solos.

La tragedia del mar Negro

“El mar Negro ha proporcionado durante siglos pieles de delfín, caviar y pescado en tanta abundancia, que nadie pensaba que semejante riqueza pudiera terminar jamás”, dice el periódico The New York Times. Pero la situación ha cambiado. No solo se da el caso de que cada industria y población que se encuentra a lo largo de sus costas utiliza el mar Negro como cloaca, sino que en una región en la que viven 160 millones de personas, más de sesenta ríos vierten residuos en dicho mar. Los cuatro más caudalosos —el Danubio, el Don, el Dniéper y el Dniéster⁠— recorren una zona reconocida como una de las más contaminadas del mundo, y arrastran en sus aguas toneladas de materia tóxica. La pesca excesiva y la proliferación de medusas que se comen los huevos y las larvas de otros peces también se han cobrado su precio. Como resultado, hoy día solo se encuentran en cantidades comerciales cinco de las veintiséis especies comerciales de pescado que abundaban en 1970, y las focas han desaparecido por completo. “Aunque acabásemos con toda la contaminación como por arte de magia —dice el biólogo Yuvenaly Zaitsev⁠—, sería imposible volver a la condición [en que se encontraba el mar Negro] en la década de los cincuenta. La naturaleza tiene sus propias leyes.”

Niños inmunizados

La Organización Mundial de la Salud dice que cuatro de cada cinco niños del mundo está inmunizado actualmente contra seis enfermedades mortíferas: la difteria, el sarampión, la polio, el tétanos, la tuberculosis y la tos ferina. La proporción hace diez años era de aproximadamente uno de cada cinco. Ahora, gastando en vacunas tan solo un dólar por niño, se salvan unos tres millones de vidas infantiles cada año. Sin embargo, según la Organización Mundial de la Salud, todavía hay enfermedades evitables que se cobran la vida de unos dos millones de niños cada año.

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