45 PEDRO
“Soy un hombre pecador”
PEDRO era un pescador que trabajaba duro en el negocio familiar. Era valiente y franco. Tendía a decir lo primero que le pasaba por la mente. Y, cuando veía que tenía que actuar, daba un paso al frente sin pensarlo dos veces. Un día, su hermano Andrés fue corriendo a decirle: “Hemos encontrado al Mesías”. De inmediato, Pedro fue a ver a Jesús y, en poco tiempo, se hizo su discípulo.
Meses después, Jesús fue a Capernaúm, donde Pedro vivía. Cuando Jesús lo vio, Pedro estaba cansado. Había pasado toda la noche intentando pescar sin conseguir nada. Jesús le pidió que remara a aguas más profundas y echara las redes otra vez. Pero Pedro tenía sus dudas. ¿Qué sentido tenía pescar a plena luz del día? ¡A esa hora no se pesca! Con razón le dijo a Jesús: “Trabajamos sin descanso toda la noche y no sacamos nada”. Aun así, obedeció. De repente, había tantos peces en las redes que llenaron dos barcas. Estaban tan llenas que casi se hunden. Pedro cayó delante de Jesús muerto de miedo y dijo: “Apártate de mí, Señor, porque soy un hombre pecador”. Se sentía indigno. ¿Quién era él para acompañar al Hijo de Dios, al autor de estos milagros? Jesús lo animó con estas palabras: “Ya no tengas miedo. A partir de ahora estarás pescando hombres”.
Jesús veía las buenas cualidades de Pedro, y por eso más tarde lo eligió para ser uno de los 12 apóstoles. Pedro demostró valor de muchas maneras. Por ejemplo, cuando Jesús decía algo que no se entendía de primeras y los demás no se atrevían a hacerle preguntas, con frecuencia Pedro era el único que se animaba a pedirle que les aclarara sus dudas. Y, cuando Jesús caminó sobre el agua, solo Pedro tuvo el valor de intentar algo parecido.
Muchas veces Pedro fue impulsivo al hablar, así que necesitó valor para aceptar que lo corrigieran y seguir adelante
Pedro también fue valiente de otra manera. Cuando a uno lo corrigen, necesita valor para analizarse con sinceridad, aceptar con humildad que se ha equivocado y hacer los cambios necesarios. Jesús corrigió a Pedro muchas veces. Pero Pedro nunca tuvo miedo de reconocer sus errores y cambiar. Eso fue lo que pasó cuando Jesús dijo que iban a matarlo. Pedro lo reprendió y le dijo: “¡Señor, no seas tan duro contigo mismo!”. Jesús lo corrigió con firmeza por hablar como Satanás, es decir, en contra de la voluntad de Dios. Pero Pedro fue humilde y una vez más aceptó la disciplina.
La noche antes de morir, Jesús quería que sus apóstoles aprendieran a ser más humildes. Así que les lavó los pies, como hacían los sirvientes de menor categoría. Pedro soltó sin pensar: “No me lavarás los pies jamás”. Jesús lo corrigió con firmeza, pero entonces Pedro se fue al otro extremo y le pidió a Jesús que también le lavara las manos y la cabeza. ¿Qué hizo Jesús? Pues volvió a corregirlo. Más tarde, Jesús predijo que todos sus apóstoles iban a abandonarlo. Sin embargo, Pedro dijo que él no haría eso; insistió en que él nunca lo abandonaría. Pero Jesús le contestó que esa misma noche negaría conocerlo tres veces.
Solo unas horas después, arrestaron a Jesús, lo ataron y se lo llevaron. Aunque se quedó a cierta distancia, Pedro tuvo el valor de seguirlo. A Jesús se lo llevaron a la casa del sumo sacerdote, donde lo maltrataron y lo declararon culpable por algo que no había hecho. Mientras, Pedro estaba en el patio de la casa. Ahora bien, algunos que estaban por ahí lo reconocieron y lo acusaron de seguir a Jesús. Y, tal como Jesús había predicho, Pedro lo negó tres veces. ¡Dijo que ni siquiera lo conocía!
Justo entonces, Jesús salió de la casa y lo miró fijamente. A Pedro se le partió el corazón. Luego “salió afuera y lloró amargamente”. Horas más tarde, ejecutaron cruelmente a su querido amigo. Pedro debía estar destrozado; seguro que fue el peor momento de su vida. Pero, aun así, no dejó que su error lo hundiera por completo. Decidió no rendirse. No dejó de servir a Jehová y siguió pasando tiempo con los apóstoles. Unos días después, pasó algo increíble: Jesús resucitó y se le apareció a Pedro. La Biblia no dice de qué hablaron cuando estuvieron a solas, pero lo que sí sabemos es que Pedro recuperó las fuerzas y se sintió aliviado al saber que Jesús lo había perdonado.
Semanas más tarde, cuando Jesús se reunió con sus apóstoles en el mar de Galilea, le dio a Pedro un regalo especial. Le dio la oportunidad de decirle tres veces cuánto lo quería, las mismas veces que lo había negado. Luego, le encargó una responsabilidad importantísima. Le dijo: “Alimenta a mis ovejitas”. Y Pedro hizo justo eso, demostrando más valor que nunca. ¿Cómo lo logró? Lo veremos en el capítulo 49.
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor Pedro durante esta etapa de su vida?
Investigue un poco más
1. ¿En qué consistía el trabajo de pescador en tiempos bíblicos? (it “Caza y pesca” párrs. 6, 7). A
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2. ¿Por qué Jesús le puso a Simón el nombre Cefas (Pedro)? (Nota de estudio “Tú eres Simón” de Juan 1:42, nwtsty).
3. ¿A qué se refería Jesús cuando les dijo a Pedro y Andrés que serían “pescadores de hombres”? (Mat. 4:18-20; w16.05 9 párrs. 3, 4). B
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4. Poco antes de subir al cielo, Jesús le dijo a Pedro: “¿Me amas más que a estos?”. ¿Qué significaba probablemente esta pregunta? (Nota de estudio “¿me amas más que a estos?” de Juan 21:15, nwtsty).
Piense en las lecciones
Si está luchando por vencer una debilidad, ¿cómo puede el ejemplo de Pedro ayudarle a seguir sirviendo a Jehová? C
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Jehová y Jesús deseaban de todo corazón perdonar a Pedro. ¿Cómo puede ayudarle a usted reflexionar en esto?
¿De qué maneras puede usted imitar el valor que Pedro demostró en este relato?
Vea el cuadro completo
¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
Después de estudiar este relato, ¿cómo se siente al pensar en que Dios eligió a Pedro para gobernar con Cristo en el cielo, y por qué?
Para saber más
¿Cómo pueden los padres usar el ejemplo de Pedro para enseñarles a sus hijos lo misericordioso que es Jehová?
Vea cómo Pedro se mantuvo leal cuando muchos abandonaron a Jesús.