La actividad ministerial de los testigos de Jehová
Informe tomado del Yearbook para 1961 (en inglés)
PANAMÁ
Número máximo de Población: 1,052,000
publicadores: 1,400 Proporción: 1 a 752
Desde el mismo anuncio en 1958 de que el libro Paraíso sería traducido y publicado en otros idiomas, los testigos de Jehová en Panamá habían esperado ansiosamente su llegada. Se daban cuenta de que este libro les ayudaría muchísimo en su obra de estudios bíblicos y sería útil con la gente de habla hispana de Panamá. De modo que el siervo de sucursal nos informa que los hermanos se regocijaron al final de este pasado año de servicio cuando recibieron el libro Paraíso y pudieron usarlo en la obra de casa en casa. Por supuesto, tenían muchas otras publicaciones, pero les parecía que las ilustraciones y el modo sencillo de declarar las verdades de la Palabra de Dios era exactamente lo que la gente de Panamá necesitaba. Es bueno ver el gozo con el cual los testigos de Jehová reciben las nuevas publicaciones y las usan diligentemente para predicar las buenas nuevas del reino de Dios en todas partes del mundo. El siervo de sucursal nos relata la siguiente experiencia interesante.
“Se ha incitado a los publicadores a atender las personas que toman suscripciones con el fin de iniciar estudios bíblicos de casa cuando sea posible. Una publicadora escribió: ‘Al entregar las revistas pronto me di cuenta de que no las estaban leyendo. Había cinco niños pequeños de modo que la señora decía que estaba demasiado ocupada para leer pero que el hombre leía un artículo de vez en cuando. Decidí que si algo había de resultar de ello se necesitaba un estudio. Sugerí un estudio con toda la familia, y accedieron pero no de muy buena gana. Ese primer estudio fue suficiente para cambiarles el futuro a ellos. Estaban realmente emocionados. Quedaron asombrados al darse cuenta de lo que habían estado perdiéndose durante los más de seis años que estuvieron suscriptos a La Atalaya. Después de algunos meses estaban hablando de hacerse testigos de Jehová y salir al servicio del campo. Mi problema ahora era: ¿Estaban casados? Había estado atenta a una oportunidad para descubrirlo pero no se había presentado ninguna, de modo que se resumió en tener que preguntárselo. Jamás olvidaré ese día. Antes de iniciar el estudio, les dije: “Puesto que desean salir al servicio y ser testigos de Jehová, es necesario saber si están casados o no, porque es un requisito divino de Jehová el vivir una vida limpia y aceptable.” Bueno, la señora no dijo ni una sola palabra, pero el hombre estaba perturbado. Dijo que no sabía eso y que jamás había considerado casarse, y parecía que, para él, el mundo se hubiese desplomado. Cuando vi como lo afectó, decidí no decir más por el momento y comencé el estudio. Después de media hora de estudio la señora tuvo que salir de la habitación para traerle agua al bebé, y él aprovechó la ocasión para decirme que no podía concentrarse en el estudio por estar pensando en lo que yo había dicho, que no podía confiar en ninguna mujer, y que simplemente no veía cómo le sería posible casarse; por lo menos, tendría que considerarlo durante mucho, mucho tiempo antes de decidirlo. Le dije que eso estaba perfectamente bien, que era su vida y su decisión y que no deseábamos obligar a nadie a casarse, pero que si deseaban ser testigos de Jehová no había alternativa. Vi que su actitud estaba cambiando algo, de modo que le expliqué que un casamiento no costaba nada con los testigos de Jehová y que mi esposo estaba autorizado para realizar casamientos y que gustosamente les ayudaría a hacer los arreglos para el mismo. Pero el hombre todavía dijo que tendría que pensarlo durante mucho tiempo. Continuamos el estudio hasta completar la hora, y al terminar el repaso, dijo: “Bueno, me he resuelto, nos casaremos; por favor pídale a su esposo que venga la semana próxima y haremos los arreglos necesarios.” Se casaron dos semanas después, se iniciaron en el servicio la semana siguiente juntamente con los niños, y ambos se bautizaron en la próxima asamblea de circuito.’”
PARAGUAY
Número máximo de Población: 1,698,292
publicadores: 342 Proporción: 1 a 4,966
El deseo de todos los del pueblo de Jehová en el Paraguay es que se les enseñe la Palabra de Dios para poder vivir en armonía con ella. Tienen presente este texto: “Enséñame tus reglamentos. Hazme entender el camino de tus propias órdenes, para que pueda interiorizarme de tus obras maravillosas.” (Sal. 119:26, 27) El tener un interés piadoso en los intereses del Reino y el buscarlos primeramente ciertamente hace que sean mejores publicadores del Reino. Parece que los hermanos del Paraguay actualmente tienen un entendimiento más profundo de los caminos de Jehová y aprecian más su organización visible porque han podido ayudar a más personas a obtener un conocimiento de la verdad y los propósitos de Jehová que en años anteriores. Han tenido un aumento excelente, y esto es un indicio de un crecimiento a la madurez de parte de los hermanos. Con este magnífico aumento de que han disfrutado, contemplan con placer la obra de los meses venideros, y tienen la determinación de ayudar a las otras ovejas a realizar buen progreso. El siervo de sucursal incluyo algunas experiencias interesantes en su informe, las cuales se presentan a continuación.
“Durante el año se asignaron más personas a servir como precursores especiales, con buenos resultados. Estos hermanos se han puesto a disposición de la Sociedad para que se les envíe adonde puedan ser más útiles para trabajar territorio nuevo y establecer congregaciones. Aun hay lugar para más de estos trabajadores que dominen el guaraní. Estos hermanos trabajadores tienen un privilegio maravilloso.
“Hay muchas personas de ascendencia extranjera en el país, pues el Paraguay ha sido muy generoso al abrir sus fronteras a los colonizadores. Publicaciones tales como ‘Preach the Word’ y la literatura en muchos idiomas distintos son muy útiles, especialmente en alemán y japonés. Recientemente fue bautizado un publicador japonés después de duros años de estudio con un hermano de habla ucrania. Ambos demostraron perseverancia; el estudiante japonés al aprender algo de ucranio y el hermano ucranio algo de japonés, siendo el principal medio de conversación el castellano. Al ser invitado al servicio, vino, pregonado por el ladrido de los perros, pues para estar seguro ¡vino a las 4 de la mañana! En la asamblea donde fue bautizado estaba constantemente en compañía de los hermanos, aunque entendía poco de lo que se decía, pero estaba muy feliz al solo estar con sus hermanos de muchas nacionalidades, de comer con ellos en la cafetería y disfrutar del calor del amor expresado por su familia recién hallada.
“Al prestar atención a la exhortación bíblica de ‘hablar la verdad a su prójimo,’ una persona de buena voluntad en un pueblo del sur testificó a sus compañeros de trabajo en una fábrica y pronto llegó a ser el blanco de los mofadores. Esto solamente aguzó el interés de un compañero, que le preguntó: ‘¿Por qué se ríen de usted estos hombres y le dicen cosas tan desconsideradas?’ Esto brindó una buena oportunidad para testificar y se inició un estudio bíblico con este joven. Durante una asamblea de circuito que se realizó en el pueblo el joven concurrió continuamente con su esposa, y ha expresado su deseo de ser testigo de Jehová.
“Dicen que la juventud es determinada, ¿pero qué hay de los ancianos? A una persona aislada de buena voluntad de edad avanzada se le invitó a participar de los arreglos especiales de servicio en una congregación a varios kilómetros de distancia. Contó el costo, y a pesar de la distancia decidió que valía la pena pagar el precio, de modo que salió a pie, caminando once kilómetros para abordar un tren que lo acercara a su destino. No era éste un tren común y los frenos no estaban en las mejores condiciones, de modo que para el tiempo que frenó, ¡el pobre caballero tuvo que caminar de vuelta tres kilómetros! Oscureció y se hizo frío y él se cayó repetidas veces, llegando finalmente al pueblo tarde por la noche, y se quedó dormido en el escalón de la puerta de un edificio público. Muy temprano por la mañana estuvo en la reunión para el servicio del campo y acompañó al grupo a la obra. ¡Qué sonrisa feliz tenía en el rostro cuando dos personas a quienes invitó vinieron al discurso esa tarde! Tratándose del servicio y asociación inapreciables con la sociedad del nuevo mundo, sus ochenta y nueve años no constituían un impedimento.”