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  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1980
w80 15/8 pág. 12

Ponderando las noticias

Timadores miembros de iglesias

● Hace poco el gobierno de los Estados Unidos empezó a tomar medidas enérgicas contra los llamados delitos “de oficinistas” y otros que se cometen en los negocios. La revista U.S. News & World Report dice que los investigadores federales “se han convencido de que el delito en los negocios está mucho más generalizado de lo que se había creído anteriormente.” “Se calcula que desde el principio de los años setenta las pérdidas totales han aumentado a más del doble, hasta la alta cifra de 44 mil millones de dólares al año.” Se dice que la clase de hurto a la cual se puede atribuir la mayor porción de estas pérdidas —hasta 10 mil millones de dólares— es la de empleados que roban de sus patrones. Las pérdidas también se deben a sobornos, devoluciones secretas, desfalco y ratería en las tiendas.

¿Quiénes cometen los delitos “de oficinistas”? Un perito en el tema, W. S. Albrecht, quien también es profesor de cursos sobre administración, contesta que, entre otras cosas: “Es más probable [en comparación con lo que es verdad en el caso de otros ladrones de propiedad] que este individuo esté casado, menos probable que esté divorciado; menos probable que haya usado drogas o bebidas alcohólicas; más probable que sea miembro activo de alguna iglesia.”

Evidentemente la limitada instrucción moral que estas personas reciben como miembros de las iglesias no les está ayudando a ‘transformarse por medio de rehacer la mente para que ésta llegue a estar en conformidad con la perfecta voluntad de Dios,’ como dijo el apóstol Pablo que lo haría la verdadera instrucción cristiana. En realidad, respecto al hecho de que la religión no afectaría la vida moral de sus afiliados se dijo que eso marcaría “la era final de este mundo,” en la cual muchos individuos ‘conservarían la forma exterior de la religión, pero constituirían una negación constante de la realidad de ésta.’—Rom. 12:2; 2 Tim. 3:1, 5, The New English Bible.

El camino espacioso... ¿hacia dónde?

● En su consideración de la “afirmación en el sentido de que el catolicismo es una religión de reglas y que uno tiene que guardar todas las reglas para ser católico,” el teólogo católico romano Andrew M. Greeley contesta: “No es así, y nunca ha sido así.” Dice: “Uno puede romper reglas de toda clase y todavía ser católico.”

Da como ejemplo lo siguiente: “Uno pudiera no aprobar la promiscuidad sexual premarital, como hago yo. Uno pudiera pensar que eso es pecaminoso, y muy fácilmente puede serlo. Pero eso no quiere decir que los que aprueban tal conducta pierdan, por su aprobación de ella, el derecho a ser miembros de la iglesia; tampoco se echa fuera al que participa en tal conducta.” Greeley dijo entonces: “El genio del catolicismo siempre ha sido trazar un límite espacioso y abarcar a tantas personas como sea posible dentro del redil.”

Pero, ¿es esta filosofía “genio” católico o insensatez desde el punto de vista bíblico? Jesús contesta: “Entrad por la puerta angosta, porque la puerta ancha y el camino espacioso son los que conducen a la perdición, y son muchos los que entran por él. ¡Oh, qué angosta es la puerta y cuan estrecha la senda que conduce a la vida eterna! ¡Y qué pocos son los que atinan con ella!”—Mat. 7:13, 14, Torres Amat.

Hasta que tales personas cambien de comportamiento, el punto de vista de Dios se refleja en el siguiente mandato: “¡No!, os escribí que no os relacionarais con quien, llamándose hermano, es impuro, avaro, idólatra, ultrajador, borracho o ladrón. Con ésos, ¡ni comer! . . . ¡Arrojad de entre vosotros al malvado!”—1 Cor. 5:11, 13, Biblia de Jerusalén, católica.

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