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  • Respete humildemente el arreglo de Jehová como lo hacen los ángeles

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  • Respete humildemente el arreglo de Jehová como lo hacen los ángeles
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1981
w81 15/3 págs. 25-27

Respete humildemente el arreglo de Jehová como lo hacen los ángeles

EL EJÉRCITO asirio, con sus más de 185.000 hombres, estaba apostado en las tierras bajas de Libna al otro lado de la meseta de Judea, a una distancia de más de 40 kilómetros. Aquel ejército había dejado ciudad tras ciudad devastada y montones de cadáveres mutilados. Su objetivo final era Jerusalén.

El rey de Judá, Ezequías, sabía que era imposible esperar salvación por esfuerzos humanos. El portavoz para los asirios había exigido que Judá se rindiera y entonces había regresado al campamento asirio en Libna. Pero Ezequías hizo la siguiente súplica fervorosa: “Oh Jehová nuestro Dios, sálvanos, por favor, de su mano, para que sepan todos los reinos de la tierra que tú, oh Jehová, eres Dios, tú solo.” (2 Rey. 19:19) Esta súplica fue contestada con prontitud, la noche misma en que Ezequías pronunció su oración.

Con el tiempo, se le informó a Ezequías que la noche anterior el ángel de Jehová había derribado a 185.000 guerreros en el campamento asirio de Libna. (2 Rey. 19:35) Por consiguiente, el rey Senaquerib regresó directamente a Asiria. ¡Qué impresionante despliegue de poder había presenciado!

Siervos humildes

Hombres que han efectuado hazañas militares se han jactado de logros menos importantes que éste. Pero, ¿cuál es la actitud de los ángeles? Estos “hijos [celestiales] de Dios” son ejemplos sobresalientes de humildad. (2 Ped. 2:11; Job 38:7) Considere el caso del mensajero angelical que se apareció al apóstol Juan en una visión. Cuando Juan estuvo a punto de rendirle homenaje, el ángel le advirtió: “¡Ten cuidado! ¡No hagas eso! Yo simplemente soy coesclavo tuyo y de tus hermanos que tienen la obra de dar testimonio de Jesús.” (Rev. 19:10; 22:8, 9) Así, el ángel reconoció con humildad que él era simplemente un esclavo del Altísimo. Aunque se le había concedido el gran privilegio de transmitir una revelación divina, él reconocía que hubiera sido incorrecto por parte de él recibir veneración por desempeñar su labor de siervo de Dios.

Jesucristo indicó que los ángeles se regocijan grandemente cuando un pecador se arrepiente. (Luc. 15:7, 10) Esto es realmente notable, puesto que tal persona estaría encaminada a gobernar en el reino celestial. En vez de sentir envidia por el favor inmerecido que se da a quienes han sido pecadores, los ángeles aprecian lo apropiado que es el que Dios utilice a criaturas humanas que, debido a lo que han experimentado en la Tierra, están equipadas para servir en la capacidad de reyes y sacerdotes que se compadecen de los seres humanos. (Compare con Hebreos 4:15; 5:8, 9.) Puesto que aprecian el privilegio de que se les permita servir a Jehová en cualquier capacidad, los ángeles humildemente prestan ayuda a los futuros herederos del Reino. (Heb. 1:14) De hecho, hasta guían a los evangelizadores para que éstos puedan localizar a las personas que están buscando a Dios.—Compare con Hechos 8:26-38.

Los ángeles reconocen que no hay lugar para la exaltación de uno mismo dentro de la familia de Dios, sea que uno esté sirviendo en los cielos o en la Tierra. ¿No nos inspira esto a poner todo empeño en no hacer ‘nada movidos por espíritu de contradicción ni por egotismo, sino considerando con humildad de mente que los demás son superiores a nosotros’? (Fili. 2:3) ¿Aceptamos humildemente el arreglo de Jehová dentro de la congregación cristiana en lo que tiene que ver con los hombres imperfectos que sirven de superintendentes? (Heb. 13:17) Además, ¿qué hay de nuestra actitud para con nuestros compañeros de creencia? ¿Los tratamos con respeto y bondad, sin importar cuáles sean sus imperfecciones? Al dirigirse a Abrahán, el representante angelical de Jehová dijo “por favor.” (Gén. 13:14) ¿Mostramos nosotros tal respeto al tratar con niños, esposas, compañeros de creencia? Los ángeles no se permitieron libertades en sus tratos con los seres humanos imperfectos. Tampoco debemos hacerlo nosotros.

Con relación al entierro de Moisés, hallamos otro ejemplo de sumisión humilde. Hubo una confrontación entre el Diablo y el arcángel Miguel, quien reclamaba el cuerpo como propiedad de Jehová. ¿Cómo trató Miguel el asunto? ¿Desahogó despectivamente su disgusto contra este opositor que era el culpable de los ayes de la humanidad? (Gén. 3:1-5) No, “no se atrevió a traer un juicio contra [el Diablo] en términos injuriosos, sino que dijo: ‘Que Jehová te reprenda.’” (Jud. 9) El arcángel respetaba el arreglo de Jehová para la ejecución del juicio y por eso evitó obrar presuntuosamente.—Compare con Juan 5:19, 30.

Siguiendo el ejemplo de Miguel, esposos y padres cristianos deberían evitar el obrar de manera severa o exigente al arreglar asuntos de la familia; los ancianos de la congregación deberían tener cuidado para no abusar de su autoridad, y por lo tanto no deberían tratar de manera poco bondadosa a las personas que cometen faltas. (1 Ped. 3:7; 5:1-3) Los que comparten las verdades dadoras de vida de la Palabra de Dios ciertamente no querrán hablar injuriosamente de las personas que no acepten el mensaje, sino que dejarán que Jehová, quien “ve lo que es el corazón,” sea el juez.—1 Ped. 3:8-12; 1 Sam. 16:7.

Perseverancia fiel

El respeto humilde al arreglo de Jehová ayudó a los ángeles a perseverar fielmente en sus asignaciones de servicio. Mientras viajaba hacia el profeta Daniel con un mensaje especial de Dios, un ángel se encontró con intensa oposición. El ángel luego relató a Daniel: “El príncipe de la región real de Persia estuvo plantado en oposición a mí por veintiún días.” Puesto que reconocía la importancia de llegar al siervo terrestre de Dios con el mensaje, el ángel luchó por 21 días contra la oposición que le presentó el invisible príncipe demoníaco de Persia, y entonces el arcángel Miguel acudió en su ayuda.—Dan. 10:12-14.

Al igual que aquel ángel, nosotros tenemos “una lucha, no contra sangre y carne, sino contra . . . las fuerzas espirituales inicuas en los lugares celestiales.” (Efe. 6:12) Se requiere esfuerzo vigoroso para oponerse a fuerzas demoníacas que están empeñadas en destruir nuestra amistad con Jehová y detener la proclamación del reino de Dios. El respetar y apreciar la gobernación de Jehová nos ayudará a lograr la victoria con la ayuda del espíritu santo.—Rev. 12:17.

A veces quizás nos sintamos desanimados debido a las actitudes negativas de los que se asocian con nosotros o de miembros de nuestra familia. Los ángeles, también, se han visto sujetos a presiones procedentes de personas descontentas. Antes del gran diluvio del día de Noé algunos ángeles sucumbieron a deseos incorrectos. Abandonaron “su propio y debido lugar de habitación” en los cielos, se materializaron en cuerpos humanos y entraron en relaciones contranaturales con mujeres. (Jud. 6) No obstante, la mayoría de los hijos celestiales de Dios rehusaron ceder a la influencia del derrotero infiel de aquellos miembros rebeldes de la familia de Jehová. Más de 2.000 años después, Daniel tuvo una visión de la corte celestial. ¿Cuántos ángeles fieles vio? “Había mil millares que seguían ministrándole, y diez mil veces diez mil que seguían de pie directamente delante de él.” (Dan. 7:10) Al igual que los ángeles justos, no deje que influyan en usted las actitudes de personas que quieren complacerse a sí mismas. Que le sirvan de fuente de estímulo los ejemplos de fidelidad que acabamos de considerar.—1 Tes. 1:7.

Aprecie el amor de Dios

Jehová creó tanto a los ángeles como a los hombres con la capacidad de desarrollar amor para él como Padre y Soberano de ellos. El gran adversario de Dios fue un ángel que disfrutó de los beneficios del amor de Jehová; no obstante, no desarrolló el aprecio correspondiente. La falta de humildad lo llevó a desear prominencia y finalmente a rebelarse.—1 Tim. 3:6.

¿No deberían todos estos ejemplos servir tanto de advertencia como de estímulo para nosotros? Si ha habido ángeles que, por no haber meditado con aprecio en el amor que Jehová les mostró, han sucumbido a deseos incorrectos, ¿qué hay de nosotros? Al igual que la gran multitud de ángeles fieles de la visión de Daniel, ¿estaremos alerta para ver las razones por las cuales debemos sentirnos agradecidos a Jehová por los favores que nos concede a diario? Tengamos en gran estima las oportunidades que tenemos de acercarnos a Dios.

“¿Quién puede parecerse a Jehová entre los hijos de Dios [los ángeles, Targum]?,” pregunta el salmista. “A Dios ha de tenérsele respetuoso temor en medio del grupo íntimo de santos; él es grande e inspirador de temor sobre todos los que están alrededor de él.” (Sal. 89:6, 7) ¿Cómo se desarrolla ese respetuoso temor en el corazón de ángeles y hombres? Es por medio de meditar diariamente sobre las magníficas cualidades del Soberano Universal, según se revelan en Sus obras de creación y en Su bondad amorosa.

En la adoración que dan al Dios verdadero, los testigos de Jehová de hoy día no son una minoría insignificante. La Biblia nos asegura que “hay más que están con nosotros que los que están con ellos.” (2 Rey. 6:16) En nuestros esfuerzos por agradar a Jehová, estamos asociados con multitudes de ángeles que rinden adoración al mismísimo Dios. Estas poderosas criaturas despliegan interés bondadoso para con nosotros, pues siempre están prestas a suministrarnos ayuda para que nos mantengamos firmemente a favor de Jehová. (Sal. 34:7) Que le sirva, pues, de estímulo a usted el ejemplo de estos hijos de Dios que humildemente respetan el arreglo de Jehová. Junto con ellos, continuemos sometiéndonos a la voluntad de nuestro generoso Padre celestial.

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