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  • ‘El pequeño ha llegado a ser mil’ en Italia
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1984
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  • Ampliación de la sucursal
  • Los nuevos edificios
  • Un esfuerzo combinado
  • Inauguración y dedicación
  • Expansión adicional
La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1984
w84 15/2 págs. 8-11

‘El pequeño ha llegado a ser mil’ en Italia

“EL PEQUEÑO mismo llegará a ser mil, y el chico una nación poderosa. Yo mismo, Jehová, lo aceleraré a su propio tiempo.” (Isaías 60:22.)

Los testigos de Jehová de Italia verdaderamente han ‘llegado a ser mil’ en los años que han transcurrido desde la II Guerra Mundial. Como el segundo cuerpo religioso más grande de la Italia católica de hoy, la cantidad de Testigos en el país se ha multiplicado más de mil veces durante ese período... de 95 publicadores en 1946, a más de 100.000 ahora.

El mérito de ese crecimiento fenomenal hay que atribuirlo indudablemente a Jehová. Pero también han contribuido a ello los esfuerzos de los celosos Testigos italianos, su aguante fiel a través de tiempos difíciles y su buena disposición para emplear su tiempo, fortaleza y recursos materiales en el servicio a Jehová. Para seguir al mismo ritmo del desarrollo susodicho, y proveer la dirección y el apoyo necesarios, la oficina de sucursal de la Sociedad Watch Tower en Italia también ha sido ampliada a través de los años.

Ampliación de la sucursal

La primera oficina de sucursal en Italia se estableció en Milán en 1946. Después de dos años fue trasladada a una casita que había comprado en Roma la Sociedad. Para 1972 la cantidad de Testigos en Italia había llegado a 25.000 publicadores. Así que en aquel año, en un terreno que se había adquirido al norte de Roma, en las afueras de la ciudad, la Sociedad construyó un edificio que se convirtió en la nueva sucursal y el hogar Betel.

Solo cuatro años después de haberse mudado a aquel edificio la sucursal, la cantidad de publicadores del Reino en Italia aumentó a 60.000. Una vez más fue necesario ampliar las estructuras físicas de la sucursal. No obstante, el obtener un permiso de construcción resultó ser un proceso tedioso. Finalmente, en 1978 se dio comienzo a la obra de construcción de un edificio para uso agrícola, el cual quedó terminado en 1980. En el otoño de 1979 se empezó la construcción de un nuevo edificio residencial para la familia Betel y una imprenta.

Los nuevos edificios

El edificio residencial para la familia Betel es una estructura de cuatro pisos y un sótano. En la planta baja hay un cómodo salón de descanso, que tiene el piso de mármol y las paredes revestidas de madera de olivo. También hay un comedor y una cocina completamente equipada. El comedor tiene cabida para 200 personas. Sus paredes están decoradas con agradables murales de paisajes. En el primer piso está ubicado un Salón del Reino con capacidad para 350 personas. En el segundo piso está la biblioteca. En el sótano se encuentran el taller de electricidad y el taller de maquinarias, además de algún espacio para almacenar.

El resto del edificio consta de 70 habitaciones cómodas, cada una de las cuales tiene baño privado y una terraza. Junto con las habitaciones del edificio existente, ahora hay espacio para un total de 170 personas, lo cual permite así alojar cómodamente a los 158 miembros de la familia Betel.

La fábrica es excepcionalmente clara y está bien ventilada, gracias a sus ventanas grandes. Consta de una planta baja y un sótano, cada uno de los cuales mide 1.161 metros cuadrados (12.500 pies cuadrados). Se han instalado tres prensas M.A.N. Dos de ellas, junto con la cadena automática de encuadernación de libros, son adiciones recientes.

Esta imprenta produce mensualmente más de 2.300.000 ejemplares de las revistas La Atalaya y ¡Despertad! Sin duda eso manifiesta progreso, si se toma en cuenta el hecho de que en 1946 los 95 publicadores del Reino solo distribuyeron 268 ejemplares de esas revistas en Italia. La imprenta también puede producir 60.000 libros a la semana.

El edificio destinado a uso agrícola está ubicado junto a una carretera sombreada que queda a unos cuantos cientos de metros de los nuevos edificios. En conjunto, la granja tiene 50 hectáreas (123,5 acres) de terreno y produce carne, huevos, leche, hortalizas y frutas para el consumo de la familia Betel. Así se provee alimento sano a un costo relativamente bajo. En el techo de cada uno de los edificios se han instalado paneles solares para hacer funcionar los sistemas de calefacción de agua.

Un esfuerzo combinado

Las obras de construcción son algo común hoy día. Pero ¿en qué sentido ha sido diferente la construcción de ese nuevo hogar Betel y la imprenta? Todo el trabajo lo hicieron unos mil Testigos que ofrecieron voluntariamente sus servicios. De toda Italia, incluso de Sicilia y Cerdeña, acudieron a la obra carpinteros, diseñadores, obreros, albañiles, electricistas, pintores, fontaneros y otros trabajadores. A la obra fueron profesionales y ejecutivos que realizaron duro trabajo manual. Tres carpinteros —un padre y sus dos hijos— iban a trabajar de vez en cuando, aunque hacía poco habían tenido una considerable pérdida financiera por estallar un incendio en su taller. Otro hermano que trabajó en la obra de construcción viajó unos 100 kilómetros (62 mi) cada semana por varios meses para poder dedicar algún tiempo a su familia también.

Muchos hermanos dejaron su casa y su trabajo, o tomaron sus vacaciones anuales para ir a trabajar por períodos prolongados. Hay que atribuir gran parte del mérito a las familias que quedaron atrás por los sacrificios que hicieron para permitir que un miembro de la familia pudiera ir a trabajar en ese proyecto especial.

El hecho de que la mayoría de los hermanos pudieron quedarse por solo un tiempo limitado significó que casi todas las semanas variaba la cantidad de la plantilla de obreros. Esto presentó un gran desafío a los hermanos que superentendían la obra. Sin embargo, todos los voluntarios estaban dispuestos a adaptarse y seguir las instrucciones que se daban. Su buena voluntad de cooperar fue una verdadera manifestación del “fruto del espíritu”. (Gálatas 5:22, 23.)

Muchos hermanos contribuyeron al poner a la disposición de la Sociedad sus negocios privados. Por ejemplo, una empresa que pertenece a unos hermanos hizo 300 puertas para el nuevo edificio residencial de la familia Betel. Los que no pudieron ayudar en el trabajo ofrecieron dinero, materiales y equipo. Hasta los niños estuvieron deseosos de ayudar. Un pequeñín donó sus ahorros de cinco años... todo el contenido de su alcancía.

Al reflexionar sobre el excelente espíritu que desplegaron los voluntarios, un superintendente de la obra dijo: “Fue animador y conmovedor el tiempo de decir adiós a estos hermanos. Nos daban las gracias por el privilegio de contribuir mediante su labor al adelantamiento de la adoración pura”. Al respecto, el coordinador del comité de la sucursal comentó: “La construcción de este edificio no se ha llevado a cabo por el esfuerzo de una sola persona ni de un grupo de personas. Se ha construido debido al esfuerzo combinado de todo el pueblo de Dios en Italia. Es prueba de la bendición de Jehová”.

Inauguración y dedicación

La conclusión de la construcción de la nueva sucursal fue motivo de gran gozo para los hermanos. ¡Qué claramente se demostró ese gozo en una ocasión especial... la inauguración de los nuevos edificios y la dedicación de éstos a Jehová! Esto tuvo lugar el 24 de abril de 1982. Pero ¿cómo podía participar del gozo de este acontecimiento animador una mayor cantidad de testigos de Jehová? Para lograr que fuera posible, el programa especial, que se estaba llevando a cabo en el Salón del Reino del nuevo edificio, se transmitió por hilo telefónico a lugares de reunión en Roma, Novara, Ascoli Piceno, Nápoles, Siracusa y Cagliari.

El día señalado resultó ser ventoso, frío y lluvioso. A pesar de eso, y aunque la mayoría de los grupos se reunieron en estadios al aire libre, una entusiástica muchedumbre de 27.372 personas disfrutó del programa. Respecto a los que se reunieron en Novara, Corriere della Sera informó:

“La lluvia caía a cántaros en las frías calles barridas por el viento. La mayoría de la gente estaba resguardada en su hogar o en el bar, pero ellos [los testigos de Jehová] eran la excepción. Habían viajado en tren, autobuses y pequeños automóviles desde Trieste, Gorizia, Verona y Alejandría. Los niños estaban envueltos en trajes de esquiar; las damas de mayor edad, acojinadas como colchones; y las parejas de edad avanzada se refugiaban bajo mantas a medida que se acomodaban en la pequeña tribuna del estadio. [...] No hubo ninguna señal de indisciplina, murmuración o impaciencia”.

Un canal de televisión nacional transmitió en el noticiero de la noche parte del acontecimiento. El reportaje abarcó algunas porciones de la reunión y mostró escenas de los nuevos edificios de la sucursal.

En la reunión que hubo en la sucursal misma estuvo presente M. G. Henschel, el orador principal de la ocasión y miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. También estuvieron allí varios misioneros que habían servido más de 30 años en Italia. También estuvieron presentes los miembros de la familia Betel, algunos de los cuales han servido por más de 35 años en la sucursal.

En la apertura de su discurso de dedicación, el hermano Henschel citó la declaración: “El pequeño mismo llegará a ser mil”. Esas palabras trajeron recuerdos especiales a la memoria de los que llevaban muchos años como testigos de Jehová. Pero también produjeron en todos los presentes un sentimiento de gratitud sincera a Jehová Dios, quien, de hecho, lo ha ‘acelerado a su propio tiempo’. (Isaías 60:22.)

Expansión adicional

Aunque “el pequeño” en Italia ya ha ‘llegado a ser mil’, es patente que los testigos de Jehová todavía tienen mucho trabajo que hacer allí. Por contar con los nuevos y ampliados edificios de la sucursal, se sienten bien equipados para la obra que hay por delante. Esperan confiadamente en que Jehová dé el aumento.

En efecto, Jehová ha seguido dando aumento. En marzo del año pasado un total de 233.042 personas —más del doble de la cantidad de publicadores del Reino que hay en Italia— asistieron a la Conmemoración de la muerte de Jesucristo. Los hermanos están alegres de haber tenido el privilegio de ayudar a progresar en sentido espiritual a estas personas que tienen interés en la Biblia. Muchas de ellas han respondido favorablemente a la verdad. En mayo de 1983 se alcanzó un nuevo máximo de 105.463 personas que participaron en la proclamación de las buenas nuevas del Reino en el campo italiano.

A los testigos de Jehová de Italia les parece que Dios verdaderamente ha hecho que “toda su bondad inmerecida abunde para con” ellos. Además de los aumentos numéricos, han disfrutado de abundantes riquezas espirituales. Agradecen la generosidad de Jehová, y están resueltos a seguir sembrando de modo mucho más abundante en los años por venir. (2 Corintios 9:8-10.)

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