Ponderando las noticias
¿Quiénes son los herejes?
“En la Biblia leemos que Dios es una Trinidad”, escribió el profesor Johan Heyns, líder espiritual de la Iglesia Holandesa Reformada de África del Sur, en una edición reciente del periódico sudafricano Naweek-Volksblad. En cuanto a los que razonan que Dios no puede ser tres y a la misma vez uno, el profesor dice que “la Iglesia cristiana dijo que estas personas predicaban una doctrina falsa, y por lo tanto la iglesia también los denunció como herejes”.
Pero ¿dónde se encuentra la palabra “Trinidad” en la Biblia? El profesor Heyns no dijo. Esto no es sorprendente, porque, como explica The New Encyclopædia Britannica, “ni la palabra Trinidad ni la doctrina explícita como tal aparecen en el Nuevo Testamento, y Jesús y sus seguidores no tuvieron la intención de contradecir el Shema [confesión de fe judía] que se halla en el Antiguo Testamento: ‘Oye, oh Israel: El Señor nuestro Dios es un solo Señor’ (Deu. 6:4)”. Si Jesús y sus apóstoles no la enseñaron, ni se halla declarada específicamente en la Biblia, ¿cómo se hizo popular la doctrina de la Trinidad? Aunque la Britannica alega que los rudimentos de la doctrina se encuentran en el “Nuevo Testamento”, admite que “la doctrina se desarrolló gradualmente durante varios siglos y en medio de muchas polémicas”, y que para el fin del siglo cuarto “la doctrina de la Trinidad adoptó sustancialmente la forma que ha mantenido desde entonces”.
Si los que rehúsan creer que Dios es tres en uno son herejes, entonces, ¿qué hay de Jesucristo mismo? Él repitió las palabras ya citadas de Deuteronomio 6:4: “El Señor nuestro Dios, el Señor uno es”. (Marcos 12:29, Versión Reina-Valera, 1934.) Jesús también dijo que “el Padre es mayor que yo”. (Juan 14:28.) Por eso, ¿quiénes son los herejes? ¿Los que se adhieren a lo que Jesús enseñó, o los que se apegan a una doctrina que se desarrolló siglos después de su muerte? (Compárese 1 Corintios 4:6 con 2 Juan 9.)
Una ciudad fortificada
“Hoy Sydney es una fortaleza bajo asedio —fueron las primeras palabras de un artículo de fondo del periódico the Sun Herald, de Sydney, Australia—. Sus suburbios residenciales son fortalezas con barras, cerraduras dobles y sistemas de protección electrónicos. Los trenes nocturnos son objeto de actos de vandalismo, y están garabateados e impresionantemente vacíos. De noche sus calles se van haciendo más peligrosas.”
Aunque lo susodicho pudiera parecer el cuadro angustioso de casi cualquier ciudad grande del mundo, alarma profundamente a los australianos. Sin embargo, los estudiantes de la Biblia no se sorprenden de que el desafuero siga esparciéndose. ¿Por qué? Porque recuerdan las palabras proféticas de Jesús acerca de las condiciones que se verían en nuestros tiempos. Jesús dijo que “por el aumento del desafuero se enfriará el amor de la mayor parte”. (Mateo 24:12.) Y aunque el artículo de The Sun-Herald se lamenta por el temor que se cierne sobre lo que se ha llamado la ciudad más afortunada del País de la Suerte, la “suerte” no pondrá fin a la iniquidad. Solo Jehová mediante su gobierno celestial hará esto. Salmo 5:4 nos asegura que Jehová ‘no es un Dios que se deleite en la iniquidad; nadie malo puede residir con él por tiempo alguno’.
Ironía fatal
La Biblia da a los cristianos el mandato de ‘abstenerse de la sangre’. (Hechos 15:29.) Los testigos de Jehová creen que este requerimiento bíblico aplica tanto a comer sangre como a las transfusiones de sangre. El SIDA, una enfermedad mortífera que ataca al sistema de inmunidad del cuerpo, puede contraerse mediante transfusiones de sangre. Un caso lamentable, e irónico, fue el de un bebé que nació con una rara y mortífera enfermedad de deficiencia inmunológica —llamada disgenesia reticular— y que recibió un transplante de médula ósea a la edad de seis meses. El procedimiento implicaba transfusiones de sangre. Parecía que el transplante funcionaba bien hasta que los médicos descubrieron que las transfusiones utilizadas le comunicaron al infante otra enfermedad mortífera. “A los 2 1/2 el paciente parece estar en buenas condiciones excepto por un detalle —informa la revista Physician’s Weekly—. Después del transplante, la criatura recibió plaquetas antes de que se hicieran obligatorias las pruebas para (determinar si el virus del SIDA estaba presente) y ahora tiene el SIDA.”