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  • “Las ovejas escuchan su voz”
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
w91 1/3 pág. 14

Los proclamadores del Reino informan

“Las ovejas escuchan su voz”

◻ JESÚS dijo: “Las ovejas escuchan [la] voz [del pastor], y él llama a sus propias ovejas por nombre y las saca fuera”. (Juan 10:3.) Añadió: “Conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí”. (Juan 10:14.) Mediante las palabras de Jesús en la Biblia, las personas mansas como ovejas escuchan su voz. Note cómo hicieron esto dos italianos sinceros.

Por fin escuchó

◻ Alberto escribe: “Empecé a fumar marihuana y a usar LSD a los 16 años de edad, y a los 18 empecé a usar heroína. Hacía cuanto podía para conseguir drogas. Robé, vendí drogas, estafé, fui vendiendo todas mis posesiones. Sencillamente no podía dejar el vicio. Nada de lo que traté (ni el irme de vacaciones al extranjero ni pasar largos períodos en el campo ni el participar en la política con grupos extremistas resueltos a combatir la injusticia) me ayudó a resolver mi problema. Me casé para ver si aquello me ayudaba, pero poco tiempo después regresé a la vida anterior. Ni siquiera el nacimiento de mi hijita me hizo dejar las drogas. En realidad la situación empeoró, pues entonces necesitaba más dinero. Entonces mi esposa me abandonó, y solamente vi a mi hija en dos ocasiones durante dos años en que viví solo. Me la pasaba huyendo de los vendedores de drogas a quienes debía dinero, y en muchas ocasiones me angustiaron los síntomas de la abstinencia.

”Entonces recordé un libro que los testigos de Jehová me habían dado unos años antes. Aún lo tenía, y empecé a leerlo junto con la Biblia. Así llegué a conocer al Dios verdadero, Jehová, y pedí su ayuda en oración. A medida que fui aplicando lo que aprendía, los síntomas de abstinencia se me hicieron menos angustiosos. Conseguí empleo, y con la ayuda de Jehová mi familia volvió a ser una familia unida. Asistí al Salón del Reino y allí me di cuenta de que los testigos de Jehová tienen la verdad. Mi esposa y yo, juntos de nuevo, estudiamos la Biblia con los Testigos, y con el tiempo nos bautizamos. ¡Qué gozo sentimos ahora que somos precursores regulares y compartimos así nuestra esperanza con otros!”.

Contestada la oración de una devota

◻ Una señora dio este informe: “En 1958 yo participaba mucho en actividades parroquiales, particularmente en peregrinaciones al Santuario de la Virgen del Amor Divino, en Roma. Con el tiempo llegué a ser gran amiga de un cardenal que era el vicario de Roma, y tuve muchas conversaciones en privado con los papas Paulo VI y Juan Pablo II. Después de haber organizado peregrinaciones por 25 años, recibí un diploma de mérito. Sin embargo, con el tiempo mi fe de católica ferviente empezó a debilitarse. Observé robos, estafas, nepotismo y negociaciones extrañas. Empecé a ver la iglesia desde un punto de vista diferente, pues me di cuenta de que a menudo se pisoteaba la ley de Dios. Aquellas cosas me molestaban, y pedí a Dios que me ayudara, porque estaba perdiendo la fe. Con frecuencia lloraba.

”Entonces, hace cuatro años, mi hijo me trajo unos ejemplares de La Atalaya y ¡Despertad! que había obtenido de los testigos de Jehová. Las revistas me interesaron tanto que le pedí que me consiguiera más. Poco tiempo después hallé un Salón del Reino de los Testigos de Jehová y dejé a la puerta una nota en la que solicité que uno de ellos me visitara. Cuatro días después los Testigos me visitaron. Empezaron a estudiar la Biblia conmigo y progresé hasta el punto de bautizarme. Ahora estoy segura de que por fin he hallado lo que siempre había buscado... ¡la verdad!”.

Estas personas escucharon la voz del Pastor Excelente, Jesucristo, y ‘la verdad las libertó’. (Juan 8:32.)

[Reconocimiento en la página 14]

Garo Nalbandian

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