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  • ‘Mujeres que trabajan con ahínco en el Señor’

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  • ‘Mujeres que trabajan con ahínco en el Señor’
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1991
w91 1/7 págs. 14-19

‘Mujeres que trabajan con ahínco en el Señor’

“Saluden a Trifena y a Trifosa, mujeres que están trabajando con ahínco en el Señor.” (ROMANOS 16:12.)

1. ¿En qué sentido resultó ser una bendición para las mujeres el ministerio terrestre de Jesús?

EL MINISTERIO terrestre de Jesús fue de veras una bendición para las mujeres judías. La obra que él empezó traería consuelo, esperanza y nueva dignidad a mujeres de toda raza. Él no prestaba atención a las tradiciones del judaísmo que ‘invalidaban la palabra de Dios’. (Mateo 15:6.) Muchas de aquellas tradiciones despreciaban los derechos fundamentales que Dios había concedido a las mujeres.

La actitud de Jesús hacia las mujeres

2. ¿Por qué se puede decir que el enfoque que Jesús tenía de las mujeres era revolucionario en aquellos tiempos?

2 ¡Qué contraste marcado había entre la actitud de Jesús hacia las mujeres y la de los líderes religiosos judíos! Para citar la Encyclopaedia Judaica, ellos consideraban a las mujeres “codiciosas, indiscretas, perezosas y celosas”. Desaprobaban el conversar con una mujer, y “era un deshonor para un alumno de los escribas hablar con una mujer en la calle” (Jerusalén en tiempos de Jesús, por Joachim Jeremias; compárese con Juan 4:27). Se pudiera decir mucho más sobre el desdén con que consideraban los líderes del judaísmo a las mujeres. Pero basta lo supracitado para mostrar que el enfoque que Jesús tenía de las mujeres era verdaderamente revolucionario para aquellos tiempos.

3. ¿Qué sucesos durante el ministerio de Jesús muestran que él estaba dispuesto a enseñar verdades espirituales profundas a las mujeres?

3 Jesús suministra el ejemplo perfecto de cómo puede haber una relación cordial, pero casta, entre hombres y mujeres. No solo conversó con ellas, sino que también les enseñó verdades espirituales profundas. De hecho, la primera persona a quien él reveló francamente que era el Mesías fue una mujer, y samaritana además. (Juan 4:7, 25, 26.) También un suceso que tiene que ver con Marta y María muestra claramente que, a diferencia de los líderes religiosos judíos, Jesús no creía que una mujer no tuviera derecho a dejar temporalmente a un lado los utensilios de cocina para aumentar su conocimiento espiritual. En aquella ocasión María “escogió la buena porción”, pues puso los asuntos espirituales en primer lugar. (Lucas 10:38-42.) Pero unos meses más tarde, después que el hermano de ellas había muerto, fue Marta, no María, la que manifestó mayores ansias de encontrarse con el Amo. ¡Cuánto nos emociona aun hoy el leer aquella conversación espiritual tan profunda entre Jesús y Marta sobre la esperanza de la resurrección! (Juan 11:20-27.) ¡Qué privilegio tuvo Marta!

Mujeres que ministraron a Jesús

4, 5. Además de los apóstoles, ¿quiénes siguieron a Jesús durante su ministerio en Galilea, y cómo le ministraron?

4 Jesús también aceptó que mujeres le ministraran mientras viajaba por el país. Marcos, en su Evangelio, menciona a “mujeres [...], las cuales acostumbraban acompañarlo [a Jesús] y ministrarle cuando estaba en Galilea”. (Marcos 15:40, 41.) ¿Quiénes eran aquellas mujeres, y cómo servían a Jesús? Aunque no sabemos cómo se llamaban todas, Lucas suministra unos cuantos nombres y explica cómo ministraban a Jesús.

5 Lucas escribe: “Poco después iba viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios. Y con él iban los doce, y ciertas mujeres que habían sido curadas de espíritus inicuos y de enfermedades, María la llamada Magdalena, de quien habían salido siete demonios, y Juana la esposa de Cuza, el intendente de Herodes, y Susana y muchas otras mujeres, que les ministraban de sus bienes”. (Lucas 8:1-3.) Jesús permitió de buena gana que aquellas mujeres lo siguieran y usaran sus bienes para ministrar tanto a él como a sus apóstoles con relación a sus necesidades materiales.

6. a) ¿Quiénes acompañaron a Jesús en su último viaje a Jerusalén? b) ¿Quiénes estuvieron cerca de Jesús al tiempo de su muerte, y qué recompensa recibieron algunas de ellas? c) Desde el punto de vista de las tradiciones del judaísmo, ¿por qué es notable el relato de Juan 20:11-18?

6 Cuando Jesús fue ejecutado, “estaban allí, mirando desde lejos, muchas mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea para ministrarle; entre las cuales estaba María Magdalena, también María la madre de Santiago y de Josés”. (Mateo 27:55, 56.) De modo que hubo muchas mujeres fieles cerca de Jesús cuando él murió. También merece mencionarse que los primeros testigos de su resurrección fueron mujeres. (Mateo 28:1-10.) Esto en sí mismo era un revés para la tradición judía, pues en el judaísmo no se veía a las mujeres como dignas de ser testigos legales. Con esto presente, ¡lea Juan 20:11-18 y trate de imaginarse la profunda emoción que debe haber sentido María Magdalena cuando el Amo resucitado se le apareció, la llamó por nombre y la utilizó como testigo para informar a sus discípulos que en realidad estaba vivo!

Cristianas fieles después del Pentecostés

7, 8. a) ¿Cómo sabemos que había mujeres presentes al derramarse el espíritu en el Pentecostés? b) ¿Cómo participaron las cristianas en la expansión temprana del cristianismo?

7 Después que Jesús ascendió al cielo, hubo mujeres piadosas presentes con los apóstoles fieles en el aposento de arriba en Jerusalén. (Hechos 1:12-14.) Es patente que entre las personas sobre quienes se derramó espíritu santo en el Pentecostés había mujeres. ¿Por qué? Porque cuando Pedro explicó lo que había acontecido citó de Joel 2:28-30, que menciona específicamente a “hijas” y “siervas” o “esclavas”. (Hechos 2:1, 4, 14-18.) Así que cristianas engendradas por espíritu y ungidas fueron parte de la congregación cristiana desde que se fundó.

8 Las mujeres desempeñaron un papel importante, aunque no dominante, en la diseminación del cristianismo. María, la madre de Marcos y tía de Bernabé, puso su casa, que al parecer era grande, a la disposición de la congregación de Jerusalén. (Hechos 12:12.) Y estuvo dispuesta a hacerlo aunque poco antes se había desatado una ola de persecución contra los cristianos. (Hechos 12:1-5.) Las cuatro hijas del evangelizador Felipe tuvieron el privilegio de ser profetisas cristianas. (Hechos 21:9; 1 Corintios 12:4, 10.)

La actitud de Pablo hacia las mujeres

9. ¿Qué aconsejó Pablo respecto a las cristianas en su primera carta a los corintios, y qué principio divino exhortaba él a las mujeres a respetar?

9 A veces se acusa al apóstol Pablo de misoginia, es decir, aversión u odio a las mujeres, o repulsión por la sociabilidad con ellas. Es cierto que fue Pablo quien insistió en que las mujeres se mantuvieran en su debido lugar en la congregación cristiana. Normalmente no habían de enseñar en las reuniones de la congregación. (1 Corintios 14:33-35.) Si una cristiana hablaba en una reunión porque no había un varón cristiano presente o porque profetizaba impelida por el espíritu santo, se requería que ella se cubriera la cabeza. La cubierta que usaba era “una señal de autoridad”, una prueba visible de que la mujer reconocía el arreglo divino de la jefatura. (1 Corintios 11:3-6, 10.)

10. ¿De qué han acusado algunos al apóstol Pablo, pero qué demuestra que esa acusación es falsa?

10 Parece que a Pablo se le hizo necesario recordar a los cristianos primitivos aquellos principios teocráticos para que ‘todas las cosas se efectuaran decentemente’ en las reuniones de la congregación. (1 Corintios 14:40.) Pero ¿quiere decir eso que Pablo estaba en contra de las mujeres, como alegan algunos? De ningún modo. ¿No fue Pablo quien en el último capítulo de su carta a los romanos envió saludos afectuosos a nueve cristianas? ¿No mostró su aprecio profundo a Febe, Prisca (Priscila), Trifena y Trifosa, y dijo que estas últimas dos eran “mujeres que están trabajando con ahínco en el Señor”? (Romanos 16:1-4, 6, 12, 13, 15.) Y fue Pablo quien bajo inspiración escribió: “Todos ustedes los que fueron bautizados en Cristo se han vestido de Cristo. No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús”. (Gálatas 3:27, 28.) Está claro que Pablo amaba y apreciaba a sus hermanas cristianas, entre ellas Lidia, quien mostró hospitalidad ejemplar durante un período difícil. (Hechos 16:12-15, 40; Filipenses 4:2, 3.)

Mujeres que trabajan con ahínco hoy

11, 12. a) ¿Cómo se cumple hoy literalmente Salmo 68:11? b) ¿En qué circunstancias están muchas de nuestras hermanas, y por qué necesitan nuestro cariño y nuestras oraciones?

11 Hoy en la congregación cristiana hay muchas cristianas que ‘trabajan con ahínco en el Señor’. De hecho, las estadísticas indican que “las mujeres que anuncian las buenas nuevas son un ejército grande”, pues constituyen la mayor parte del ejército de Testigos que Jehová utiliza en este tiempo del fin. (Salmo 68:11.) Estas cristianas trabajadoras se han ganado una reputación excelente mientras se esfuerzan por cumplir con su papel de esposas, madres, amas de casa, sostén de la familia y ministras cristianas.

12 Algunas de estas excelentes hermanas tienen esposos incrédulos. Tienen que encararse con esta situación las 24 horas del día. Algunas han estado esforzándose por años para ser buenas esposas a la vez que satisfacen los requisitos de las siervas leales de Jehová. Aunque no se les ha hecho fácil, han aguantado, siempre con la esperanza de que sus esposos “sean ganados sin una palabra” mediante la excelente conducta cristiana de ellas. ¡Y qué gozo experimenta toda la familia cuando el esposo responde apropiadamente! (1 Pedro 3:1, 2.) Mientras tanto, estas hermanas fieles ciertamente necesitan el cariño fraternal y las oraciones de los demás miembros de la congregación. Tal como el “espíritu quieto y apacible” que ellas tratan de desplegar es “de gran valor a los ojos de Dios”, así su integridad inquebrantable es preciosa a nuestros ojos. (1 Pedro 3:3-6.)

13. ¿Por qué se puede decir que nuestras precursoras son “mujeres que están trabajando con ahínco en el Señor”, y cómo se las debe considerar en sus respectivas congregaciones?

13 De las hermanas que sirven de precursoras muy ciertamente se puede decir que “están trabajando con ahínco en el Señor”. Muchas tienen que atender un hogar, un esposo e hijos, además de su obra de predicar. Algunas tienen un empleo de media jornada para conseguir lo que necesitan en sentido material. Todo esto exige buena organización, resolución, perseverancia y mucho trabajo duro. Estas cristianas deben poder sentir el amor y el apoyo de aquellos a quienes las circunstancias no les permiten dedicar horas de precursor a la testificación.

14. a) ¿Qué ejemplo excelente de perseverancia se menciona? b) ¿Qué otras cristianas merecen encomio, y por qué? Mencione ejemplos locales.

14 Algunas cristianas han mostrado extraordinaria tenacidad en su servicio de precursoras. En Canadá, Grace Lounsbury empezó a servir como precursora en 1914. Tuvo que darse de baja de la lista de precursores en 1918 por enfermedad, pero para 1924 había vuelto al servicio de tiempo completo. Al escribirse este artículo, ¡todavía está en la lista de precursores, a pesar de sus 104 años de edad! Muchas misioneras que fueron adiestradas en las primeras clases de la Escuela Bíblica de Galaad de la Watchtower en los años cuarenta todavía sirven fielmente como misioneras o como parte de la familia del Betel de Brooklyn o de una de las sucursales de la Sociedad Watch Tower. Todas estas cristianas, y en realidad todas las hermanas que se aplican en el servicio de Betel, muestran un espíritu abnegado y son ejemplos excelentes. ¿Les decimos que las apreciamos?

Las esposas de los superintendentes viajantes

15, 16. ¿Qué grupo de cristianas merece especialmente nuestro encomio afectuoso, y por qué?

15 Las esposas de los superintendentes viajantes componen otro grupo de cristianas que merecen encomio afectuoso y estímulo. Estas queridas hermanas están dispuestas a seguir a sus esposos mientras ellos van de congregación en congregación, o de circuito en circuito, para edificar a sus hermanos en sentido espiritual. La mayoría de ellas han renunciado a las comodidades de un hogar; duermen en una cama diferente cada semana, y no siempre una cama cómoda. Pero aceptan con gusto lo que sus hermanos puedan ofrecerles. Son un ejemplo excelente para sus hermanas espirituales.

16 Estas cristianas también prestan apoyo inestimable a sus esposos, de modo muy parecido a como lo hicieron las mujeres piadosas que seguían a Jesús para “acompañarlo y ministrarle”. (Marcos 15:41.) No pueden pasar mucho tiempo a solas con sus respectivos esposos, quienes siempre ‘tienen mucho que hacer en la obra del Señor’. (1 Corintios 15:58.) Algunas —como en Francia lo hace Rosa Szumiga, quien emprendió el servicio de tiempo completo en 1948— han estado haciendo las maletas para sus esposos y viajando con ellos por 30 o 40 años. Están dispuestas a sacrificarse por Jehová y por sus hermanos y hermanas. Merecen nuestro aprecio, nuestro amor y nuestras oraciones.

Las esposas de los ancianos

17, 18. a) ¿Qué cualidades se requieren de las esposas de los hermanos nombrados para puestos de servicio? b) ¿Qué sacrificios están dispuestas a hacer por Jehová y por los hermanos las esposas de los ancianos, y cómo pueden otras esposas ayudar a sus respectivos esposos?

17 Al enumerar los requisitos que han de satisfacer los hermanos que pudieran ser nombrados ancianos o siervos ministeriales, el apóstol Pablo mencionó también a las mujeres cuando escribió: “Las mujeres, igualmente, deben ser serias, no calumniadoras, moderadas en los hábitos, fieles en todas las cosas”. (1 Timoteo 3:11.) Es cierto que este consejo general aplica a todas las cristianas. Pero en vista del contexto, es obvio que las esposas de los hermanos nombrados para puestos de servicio deben seguirlo de manera ejemplar.

18 Felizmente, esto se cumple en el caso de miles de esposas de superintendentes cristianos. Son moderadas en sus hábitos y su vestir, serias en cuanto al vivir cristiano, prudentes tocante a lo que dicen, y se esfuerzan sinceramente por ser fieles en todas las cosas. También están dispuestas a sacrificarse cuando aceptan que sus esposos pasen tiempo en asuntos de la congregación, tiempo que de otro modo pudieran pasar con ellas. Estas cristianas fieles merecen nuestro cariño y estímulo. Quizás más hermanos pudieran esforzarse por alcanzar privilegios en nuestras muchas congregaciones si sus esposas consintieran humildemente en sacrificarse de ese modo para provecho de todos.

“Mujeres de edad” fieles

19. ¿Por qué se aprecia en gran manera en sus congregaciones a muchas “mujeres de edad” fieles, y cómo debemos sentirnos para con ellas?

19 Nuestro repaso de las mujeres mencionadas en la Biblia nos ha permitido ver que la edad no impide que mujeres de fe sirvan a Jehová. Este hecho lo ilustraron los casos de Sara, Elisabet y Ana. Hoy hay muchas cristianas de edad avanzada que son excelentes ejemplos de fe y aguante. Además, pueden apoyar discretamente a los ancianos mediante ayudar a hermanas de menos edad. Por su amplia experiencia pueden dar consejo sabio a las mujeres de menos edad, como las Escrituras las autorizan a hacerlo. (Tito 2:3-5.) Puede que a veces una hermana de edad madura necesite personalmente consejo. Si así es, el anciano que la aconseje debe ‘instarla como a una madre’. Los ancianos deben ‘honrar a las viudas’ y, si es necesario, organizar los asuntos para que ellas reciban ayuda material. (1 Timoteo 5:1-3, 5, 9, 10.) Ciertamente nuestras queridas hermanas de edad madura deben sentir que las necesitamos y las apreciamos.

Gobernantes con Cristo

20. ¿Qué privilegio supremo se ha dado a muchas cristianas, y por qué pueden estar contentas las otras ovejas por ello?

20 Las Escrituras muestran claramente que “con Dios no hay parcialidad” respecto a raza o sexo. (Romanos 2:10, 11; Gálatas 3:28.) Y esto también aplica a la manera como Jehová escoge a los que han de estar asociados con su Hijo en el gobierno del Reino. (Juan 6:44.) ¡Cuán agradecida puede estar la gran muchedumbre de otras ovejas de que mujeres fieles —como lo fueron María la madre de Jesús, María Magdalena, Priscila, Trifena, Trifosa y muchas otras de la congregación cristiana primitiva— ahora participen en la gobernación del Reino y enriquezcan ese gobierno mediante su comprensión profunda de los sentimientos de las mujeres y de lo que ellas experimentan! ¡Qué amorosa previsión y sabiduría por parte de Jehová! (Romanos 11:33-36.)

21. ¿Qué opinión y sentir tenemos hoy respecto a las ‘mujeres que trabajan con ahínco en el Señor’?

21 Hoy nosotros podemos compartir la opinión y el sentir del apóstol Pablo cuando habló con amor y aprecio de “estas mujeres que se han esforzado lado a lado conmigo en las buenas nuevas”. (Filipenses 4:3.) Todos los testigos de Jehová, hombres y mujeres, consideran que es un gozo y un privilegio trabajar lado a lado con el ‘ejército grande de mujeres que anuncian las buenas nuevas’, sí, ‘mujeres que trabajan con ahínco en el Señor’. (Salmo 68:11; Romanos 16:12.)

Preguntas de repaso

◻ ¿Cómo mostró Jesús que no compartía los prejuicios de los líderes religiosos judíos contra las mujeres?

◻ ¿Cómo ministraron a Jesús mujeres que temían a Dios, y qué gran privilegio tuvieron algunas?

◻ ¿Qué aconsejó Pablo respecto a las mujeres en las reuniones de la congregación?

◻ ¿Qué grupos de hermanas merecen especialmente nuestro cariño y apoyo, y por qué?

◻ ¿Cuál debe ser nuestra opinión y sentir respecto a todas las que hoy son ‘mujeres que trabajan con ahínco en el Señor’?

[Fotografías en la página 18]

Las abnegadas esposas de los superintendentes viajantes y de otros ancianos hacen una valiosa contribución a la obra de Dios

[Ilustración en las páginas 16, 17]

Mujeres ministraron a Jesús y sus apóstoles

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