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  • ¿Cómo ve usted el pecado?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1992
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1992
w92 1/11 págs. 3-4

¿Cómo ve usted el pecado?

“¿POR qué pide siempre perdón por nuestros pecados cuando ora? —preguntó en son de queja una señora que estudiaba la Biblia con una testigo de Jehová—. Ni que fuera yo una delincuente.” Al igual que esta señora, hoy hay mucha gente que no es consciente de sus pecados a no ser que haya cometido un delito.

Este hecho es particularmente cierto en los países orientales, donde por tradición la gente no posee el concepto de pecado heredado tal como lo enseñan las religiones judeocristianas. (Génesis 3:1-5, 16-19; Romanos 5:12.) Por ejemplo, para los sintoístas el pecado es inmundicia que el sacerdote puede limpiar fácilmente con un golpecito de su vara, que tiene en la punta un trozo de papel o de lino. No se exige que la persona se arrepienta de lo que haya hecho. ¿Por qué? La Kodansha Encyclopedia of Japan explica: “Se calificaba de tsumi [pecado] no solo los actos malos, sino también las calamidades naturales que están fuera de control”. Se creía que los desastres naturales, tsumi del que el hombre no es responsable, eran pecados que podían desaparecer mediante ritos de purificación.

Esto llevó a pensar que cualquier pecado, incluso los actos malos que se cometen a propósito (con la excepción de delitos punibles por la ley), puede limpiarse mediante ritos de purificación. El periódico The New York Times hace referencia a este tipo de mentalidad en un artículo titulado “Ritual de limpieza en la política de Japón” y explica que los políticos japoneses que se han visto implicados en escándalos se consideran “purificados” cuando se les reelige. De modo que en realidad no se corrige nada y pueden volver a ocurrir escándalos parecidos.

Los budistas que creen en el samsara, o renacimiento, y en la doctrina del karma tienen un punto de vista diferente. The New Encyclopædia Britannica explica lo siguiente: “Según la doctrina del karman, la buena conducta produce resultados agradables y felices, y tiende a hechos buenos de naturaleza similar, mientras que la mala conducta produce resultados nefastos y tiende a repetir esos malos actos”. En otras palabras la conducta pecaminosa produce mal fruto. La enseñanza del karma está muy relacionada con la de volver a nacer, ya que, según se dice, algunos karmas producen su fruto en vidas futuras mucho tiempo después de la vida en la que se cometió el acto.

¿Cómo afecta esta enseñanza a los que la creen? Una budista que creía con sinceridad en el karma dijo lo siguiente: “Pensaba que no tenía sentido sufrir por algo con lo que había nacido pero de lo que no sabía nada. Tenía que aceptarlo como mi destino. El salmodiar sutras y hacer todo lo posible por llevar una vida buena no resolvió mis problemas. Me volví de mal genio y descontenta, y siempre me quejaba”. La enseñanza budista sobre las consecuencias de la mala conducta le causó un sentimiento de inutilidad.

El confucianismo, otra religión oriental, ha enseñado un modo diferente de tratar el mal humano. Según Hsün-tzu, uno de los tres grandes filósofos confucianos, la naturaleza humana es mala y tiende a ser egoísta. A fin de mantener orden social entre hombres pecadores, recalcó la importancia del li, que significa propiedad, cortesía y orden de cosas. Meng-tzu, otro filósofo confuciano, expresó un punto de vista opuesto en cuanto a la naturaleza humana, pero reconoció que existen males sociales y, dado que creía que la naturaleza del hombre es buena, confió en que la solución sería el cultivo de aptitudes personales. En cualquier caso, los filósofos confucianos enseñaron la importancia de la educación y la formación para luchar contra el pecado en el mundo. Aunque sus enseñanzas concuerdan en que se necesita el li, tienen un concepto muy vago del pecado y el mal. (Compárese con Salmo 14:3; 51:5.)

Desaparece el concepto del pecado en Occidente

En el mundo occidental el concepto tradicional del pecado está más definido y la mayor parte de la gente ha estado de acuerdo en que el pecado existe y debe evitarse. No obstante, la actitud occidental hacia el pecado está cambiando. Muchos desechan toda conciencia del pecado y llaman “sentimiento de culpabilidad” a la voz de la conciencia, sentimiento que debe evitarse. Hace más de 40 años, el papa Pío XII se lamentó con estas palabras: “El pecado de este siglo es la pérdida de todo sentido del pecado”. Según una encuesta que se publicó en el semanario católico Le Pèlerin, tantos como el 90% de la población de Francia, donde la mayor parte de la gente afirma que es católica romana, ya no cree en el pecado.

Efectivamente, tanto en el mundo oriental como en el occidental, la mayor parte de la gente parece vivir ahora mismo en un estado de feliz inconsciencia en cuanto al pecado. Pero ¿quiere ese hecho decir que el pecado no existe? ¿Podemos pasarlo por alto sin consecuencias? ¿Dejará de existir alguna vez?

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