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  • El tormento eterno, ¿por qué es una doctrina perturbadora?

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  • El tormento eterno, ¿por qué es una doctrina perturbadora?
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
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  • Justificación de la doctrina
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1993
w93 15/4 págs. 4-6

El tormento eterno, ¿por qué es una doctrina perturbadora?

—Me enteré de que destituyeron a su pastor. ¿Qué sucedió?

—Bueno, siempre nos decía que todos iríamos al infierno.

—¿Y qué les dice el nuevo pastor?

—También dice que iremos al infierno.

—Entonces, ¿cuál es la diferencia?

—Bueno, la diferencia consiste en que el anterior parecía que disfrutaba al decirlo; pero cuando este nuevo lo expresa, parece que se le parte el corazón.

ESTA anécdota, que aparece en un libro de ilustraciones, muestra a su manera que tanto muchos maestros de la Biblia como sus feligreses no se sienten cómodos con la doctrina del infierno. Confirma también, en un contexto más amplio, lo que expresó el teólogo canadiense Clark H. Pinnock: “Creo que de todos los artículos de la teología que han perturbado la conciencia humana a través de los siglos, pocos han causado más desasosiego que la interpretación del infierno como un castigo eterno y consciente del cuerpo y el alma”.

Implicaciones morales

¿Por qué razón perturban a algunas personas las escenas del infierno que pinta la cristiandad? (Véase el recuadro.) El profesor Pinnock explica: “La idea de que una criatura consciente tenga que soportar tortura mental y física por toda la eternidad es sumamente perturbadora, y el concepto de que esta se inflija por sentencia divina ofende mi convicción del amor de Dios”.

Sí, la enseñanza del tormento eterno implica un problema moral. Por ejemplo, los cristianos sinceros reflexionan sobre las preguntas que planteó el teólogo católico Hans Küng: “Una ilimitada tortura psico-física de sus criaturas, tan despiadada y desesperante, tan insensible y cruel, ¿va a poder contemplarla por toda una eternidad un Dios de amor [...]?”. Küng prosigue: “¿Es Dios un acreedor tan sin entrañas? [...] ¿Qué cabría pensar de un hombre que satisficiese su deseo de venganza con tal intransigencia y avidez?”.a Efectivamente, ¿cómo podría Dios, quien en la Biblia nos manda amar a nuestros enemigos, torturar eternamente a sus enemigos? (1 Juan 4:8-10.) No sorprende, pues, que tantas personas coincidan en señalar que un infierno de semejante naturaleza es, sencilla y llanamente, incompatible con la personalidad de Dios, que dicha doctrina va en contra del sentido común y de la moral.

Muchos otros creyentes procuran calmar su conciencia eludiendo estas cuestiones. Sin embargo, las inquietudes no desaparecen por el solo hecho de eludirlas. Así que afrontemos el problema. ¿Cuáles son las implicaciones morales relacionadas con esta doctrina? En el Criswell Theological Review, el profesor Pinnock afirma: “El tormento eterno es intolerable desde el punto de vista moral porque convierte a Dios en un monstruo sediento de sangre que mantiene un eterno Auschwitz para víctimas a las que ni siquiera permite morir”. Enseguida pregunta: “¿Cómo puede alguien que posea un mínimo de compasión mostrarse impasible ante semejante visión [la doctrina tradicional del infierno]? [...] ¿Cómo pueden los cristianos aceptar el concepto de una deidad tan cruel y vengativa?”.

Indicando la mala influencia que esta doctrina ha ejercido en el comportamiento del hombre, el profesor Pinnock comenta: “Me pregunto cuántas atrocidades habrán cometido los que han sostenido que Dios tortura a sus enemigos”. Y concluye diciendo: “¿Acaso no merece un examen este concepto perturbador?”. Claro que sí. No sorprende, pues, que muchos feligreses sensibles estén reconsiderando la doctrina del infierno de fuego. ¿Y qué han hallado? Otro problema que pugna con la idea del tormento eterno.

El infierno y la justicia

Muchas personas que han reflexionado sobre la doctrina tradicional del infierno han hallado que esta ofende su concepto natural de la justicia porque atribuye a Dios actos injustos. ¿De qué manera?

Para responder a esta pregunta, midamos la doctrina del tormento eterno con la norma de justicia que Dios fijó: “Ojo por ojo, diente por diente”. (Éxodo 21:24.) Si aplicamos a la doctrina del infierno de fuego esa ley divina que se dio al antiguo Israel, la ley de la retribución exacta, ¿a qué conclusión llegamos? A la de que únicamente los pecadores que infligieran tormento eterno a su prójimo merecerían un tormento igualmente eterno: tormento eterno por tormento eterno. Pero puesto que el hombre (por malo que sea) solo puede infligir tormento finito, el condenarlo a un tormento eterno crea una desproporción entre su delito y el castigo infinito del infierno de fuego.

En pocas palabras, la sentencia sería demasiado severa. Excedería los límites de “ojo por ojo, diente por diente”. Teniendo en cuenta que las enseñanzas de Jesús atemperaron el concepto de retribución, tenemos que admitir que los cristianos verdaderos difícilmente considerarían justo el tormento eterno. (Mateo 5:38, 39; Romanos 12:17.)

Justificación de la doctrina

No obstante, muchos creyentes intentan justificar la doctrina. ¿De qué manera? El autor inglés Clive S. Lewis, hablando en nombre de muchos de sus defensores, dice en el libro The Problem of Pain: “Esa es la doctrina que más desearía eliminar del cristianismo, si estuviese a mi alcance. Pero tiene pleno fundamento en las Escrituras, especialmente en las palabras de nuestro Señor”. De esta manera, los defensores de la doctrina confiesan que el tormento eterno es horroroso, pero a la vez sostienen que es obligatorio aceptarlo, porque creen que la Biblia lo enseña. El teólogo Pinnock señala al respecto: “Creen que admitiendo su inconformidad, demuestran su inquebrantable lealtad a la Biblia y cierto heroísmo en creer una verdad tan horrible solo porque las Escrituras la enseñan. Hacen que parezca que la infalibilidad de la Biblia estuviera en juego; pero ¿lo está realmente?”.

Es probable que usted también se pregunte si la lealtad a la Biblia no le deja más alternativa que aceptar esa doctrina. ¿Qué dice la Biblia en realidad?

[Nota a pie de página]

a ¿Vida eterna? Respuesta al gran interrogante de la vida humana, Ediciones Cristiandad, 1983, páginas 227, 228.

[Recuadro en la página 5]

TRES IMÁGENES PARECIDAS

La confesión de fe de Westminster, adoptada por muchos protestantes, afirma que los no elegidos “serán arrojados al tormento eterno y castigados con destrucción perpetua”. (Comentario de la confesión de fe de Westminster, de Archibal A. Hodge, versión española de Plutarco Arellano, 33:2.) “En el cristianismo católico romano —dice The Encyclopedia of Religion— se considera el infierno un lugar de castigo interminable [...] que se distingue [...] por el sufrimiento causado por el fuego y las diversas torturas.” La enciclopedia añade que “el cristianismo ortodoxo oriental [comparte] la enseñanza de que el infierno es el destino de fuego eterno que les espera a los condenados” (volumen 6, páginas 238, 239).

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