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  • Sigan hablando la Palabra
  • Nuestro Servicio del Reino 1976
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Nuestro Servicio del Reino 1976
km 4/76 págs. 1-3

Sigan hablando la Palabra

1 “En cuanto a nosotros, no podemos dejar de hablar de las cosas que hemos visto y oído.” Con esas palabras valerosas los apóstoles Pedro y Juan declararon su posición cuando estuvieron delante de un tribunal que demandaba que cesaran de hablar acerca de Jesús. Satanás desearía que la predicación de las buenas nuevas cesara, pero los cristianos tienen la obligación de seguir hablando la palabra de Dios. Es por eso que los apóstoles rehusaron dejar de hablar. Encarecidamente oraron: “Jehová, fíjate en sus amenazas, y concede a tus esclavos que sigan hablando tu palabra con todo denuedo.” Jehová los apoyó en su hablar.—Hech. 4:20, 29, 31.

2 A medida que los cristianos del primer siglo efectuaron su obra evangelizadora, se hicieron diestros en hablar a otros. Siguiendo el ejemplo de Jesucristo, conversaron con la gente en lugares públicos y en sus hogares a fin de esparcir las buenas nuevas. (Hechos capítulos 3, 10, 17) ¿Recuerda usted cómo comenzó Felipe el evangelizador una conversación con el eunuco etíope? Preguntó: “¿Verdaderamente sabes lo que estás leyendo?” (Hech. 8:30) El resultado de esto fue que el etíope aceptó a Jesús como el Mesías. ¡Qué maravillosa obra se efectuó por medio de conversaciones eficaces! Aunque no tenían libros y revistas como nosotros tenemos ahora, con la ayuda del espíritu de Jehová llevaron las buenas nuevas a todas partes del Imperio Romano. Los cristianos primitivos conocían bien las Sagradas Escrituras. Aludían a la Palabra de Dios y a menudo citaban directamente de ella al hablar con la gente acerca de la verdad. ¡Qué excelente ejemplo pusieron!

LAS CONVERSACIONES NOS IDENTIFICAN

3 ¿Qué hay en cuanto a nosotros hoy en día? Al estar en el servicio del campo y en otras ocasiones apropiadas, ¿sostenemos conversaciones eficaces con la gente acerca de la verdad? ¿Tienden a vernos ciertas personas meramente como distribuidores de literatura? Si seguimos la dirección de Jesús y de los discípulos primitivos se nos debe reconocer como maestros, evangelizadores, ¿no es cierto? Se nos debe conocer como personas con un mensaje de esperanza y consuelo, personas que están dispuestas a compartir información por medio de conversación interesante y eficaz. El pueblo de Jehová en algunos países no tiene publicaciones que colocar; pero sí usan la Biblia y hablan a otros, a menudo en los lugares públicos. Y la obra crece.

4 Aunque muchos publicadores tienen habilidad para comenzar conversaciones sobre temas bíblicos, otros apreciarían sugerencias en cuanto a cómo pueden mejorar su habilidad. Se requiere práctica y experiencia a fin de ser verdaderamente eficaces, pero las siguientes sugerencias pudieran resultar útiles.

5 Primero, debemos interesarnos genuinamente en la gente y en su bienestar. Esa es la razón por la cual esparcimos las buenas nuevas, ¿no es cierto? Deseamos ayudar a otros a aprender la verdad a fin de que puedan adorar a Jehová y disfrutar de las benditas promesas que se encuentran en su Palabra. (Rom. 10:13-15) ¿Refleja su actitud, tono de voz, sus expresiones faciales y palabras amigabilidad genuina e interés en el amo de casa? Esa es la clave de la conversación eficaz.

6 Además, es útil tomar en cuenta las costumbres de la gente, o las cosas que interesan especialmente a las personas de la localidad. Entonces, como Pablo, usted puede incluir éstas con buen tacto en su conversación. (Hech. 17:22, 23, 28) Tome nota de los sucesos locales que se informan en el periódico o en la radio. Las noticias de la actualidad son eficaces para comenzar conversaciones, debido a que la gente está pensando en estas cosas y es posible que expresen su reacción espontáneamente. También es útil aprender a pedir opiniones usando buen tacto para determinar las ideas e intereses de una persona, pero teniendo cuidado de no hacer preguntas embarazosas.

PUEDE COMENZAR CONVERSACIONES AL HACER PREGUNTAS

7 ¿Qué clase de preguntas pudieran usarse para comenzar una conversación? Hay que tomar en cuenta la clase de persona y la zona en que trabajamos. A continuación suministramos algunas preguntas que se han usado con buen éxito en el campo:

¿Cree usted que un libro escrito por los hombres pudiera, sin embargo, ser el mensaje de Dios para la humanidad?

¿Qué piensa usted acerca del origen de nuestra vida? ¿Procede de una fuente más alta que el hombre, a la cual somos responsables?

¿Cuál cree usted que es el mayor problema al que se enfrenta la humanidad?

¿Cree usted que la religión es una verdadera fuerza a favor de la justicia en la vida de la gente hoy día?

8 Estas preguntas quizás le sean eficaces. Por otra parte, puede que usted halle que otras preguntas o comentarios atraen a las personas que viven en su zona. Use lo que produzca resultados para empezar una conversación. Sin embargo, además de seleccionar una pregunta, asegúrese de tener presente unos cuantos hechos interesantes en cuanto al tema así como dos o tres textos bíblicos relacionados. Esto es necesario con el fin de sostener la consideración. Usted puede obtener textos bíblicos sobre muchos temas del “Asegúrense.”

9 Recuerde, la conversación es una ‘vía de dos direcciones.’ Realmente tenemos que ser buenos oidores también. Si pedimos la opinión del amo de casa, entonces en realidad estamos obligados a escuchar su punto de vista, ¿no es cierto? Si escuchamos, entonces sabemos más en cuanto a lo que él piensa y podemos usar esto como una base para atraer al amo de casa. De ese modo estamos en buena situación para compartir ideas de la Palabra de Dios de tal manera que el amo de casa se interese.

10 ¿Qué debemos hacer si el amo de casa nos reconoce como un testigo de Jehová e inmediatamente dice que no desea ninguna literatura? Tal vez los amos de casa crean que nuestra única meta es dejar revistas y libros con la gente. Con buen tacto trate de comenzar una conversación interesante y así plantar algunas semillas de verdad. Trate de suministrar al amo de casa alguna verdad bíblica en la cual pensar.

11 Póngalo a prueba. Comience inmediatamente a entablar conversaciones con las personas a quienes encuentra en la obra de casa en casa y en otros sitios. El dar a la gente algunas palabras animadoras en las cuales pensar le traerá aliento a usted también. Al final de cada día cuando piense en lo que ha hecho, si ha relatado las buenas nuevas a alguien durante ese día, tendrá un sentimiento de satisfacción y placer.—Col. 1:5, 6.

Aprecien las cosas de Dios más que toda otra cosa.

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