No es cosa fácil ser buen padre
NO ES cosa fácil ser buen padre, especialmente en estos días. De hecho, es probable que esto presente mayor desafío ahora que en cualquier otro período de la historia humana.
El padre por lo general no está en casa todo el día, no lo ven sus hijos. Algunos tienen dos empleos. Cuando llegan a casa, a menudo después de viajar largas distancias, están cansados. Pero los niños necesitan que su padre se interese en ellos, que les hable y que haga cosas con ellos.
La madre, también, está ocupada tratando de atender la casa y hacer que rinda dinero en estos días de inflación y precios elevados. Algunas madres hasta adquieren un trabajo seglar para ganar más dinero para satisfacer las necesidades de la familia. Además de esto, una parte importante de la tarea de criar a los hijos —preparar sus comidas, lavar y planchar su ropa, atender su salud y proveerles dirección— recae en la madre.
Además de las presiones emocionales que se ejercen sobre los padres y las madres, también sobre los jovencitos se ejercen presiones en esta era difícil. Se encaran a la inmoralidad entre los de su propia edad, a medida que se exhibe mayor consentimiento en cuanto a la conducta sexual relajada. Están rodeados de jovencitos que son adictos a drogas, que muestran falta de respeto a los padres, y que desdeñan la autoridad. Las presiones que se ejercen en ellos para que se amolden a las modas raras y sugerentes también son fuertes. Los bombardean las sugerencias de las revistas, los periódicos, las películas y la televisión que despliegan prominentemente el sexo, la violencia y un punto de vista materialista. Con desesperación necesitan la ayuda amorosa de sus padres para enfrentarse a estas presiones.
¿Cómo, en este ambiente de ‘olla de presión,’ pueden los padres y las madres que quieren ser buenos padres enfrentarse a esa tarea?
Dirigiéndose a la mejor fuente
Jehová Dios es el Creador del hombre y la mujer. Hizo el cuerpo y la mente humanos. Él también dio origen al matrimonio. (Gén. 2:18-24) E inició la producción de hijos dando a los hombres y las mujeres la facultad de tener prole.—Gén. 1:27, 28.
¿Quién, entonces, sabe más acerca de cómo encargarse de la tarea de ser buen padre? ¿Verdad que tiene sentido el ir directamente al Originador de la familia para obtener el mejor consejo? Ese consejo se encuentra en su Palabra inspirada, la Biblia.—2 Tim. 3:16.