El asombroso delfín
Por el corresponsal de “¡Despertad!” en la Costa de Marfil
IBA a ser su primer bebé. Al igual que otras miles de madres futuras, buscó con ansias a su propia madre al acercársele el tiempo del parto. ¡Qué beneficioso sería tener a “mamá” en la escena para ayudar con el recién llegado!
En familias por todo el mundo, las generaciones sucesivas de madres han abrigado esos mismos sentimientos. Pero la familia de que estamos tratando aquí realmente es muy diferente... ¡todos sus miembros son delfines!
Bien puede ser que para muchos este comportamiento entre los delfines sea una novedad a pesar de que el hombre ha conocido estas criaturas desde tiempos antiguos. De hecho, el delfín figuraba prominentemente en las leyendas griegas. Al famoso oráculo de Delfos le dieron el nombre de un delfín (griego, delfis), la forma que se decía que Apolo había tomado. Hubo tiempo en que los delfines hasta estaban asociados con la dignidad real, pues al príncipe heredero de Francia se le conocía por el título de delfín.
Indudablemente se debe a los relatos acerca de la naturaleza juguetona del delfín y la espontaneidad con que salva a seres humanos en peligro de ahogarse que muchas personas se han interesado en esta criatura. Sin embargo, a ciertos aviadores estadounidenses, cuyo avión fue derribado en el Pacífico, no les agradó mucho la ayuda que algunos delfines les dieron. Para su consternación, los delfines rescatadores empujaron su balsa salvavidas hacia una isla que estaba en posesión de los japoneses.
No obstante, hasta una fecha bastante reciente se sabía comparativamente poco acerca de estas asombrosas criaturas acuáticas. De modo que sería bueno darles una mirada más detenida y ver lo que podemos aprender.
Descripción y vida de familia
Aunque por su apariencia externa los delfines se parecen a peces, son mamíferos. Amamantan a sus hijuelos, respiran aire y mantienen una temperatura corporal constante muy parecida a la de los seres humanos. ¿Le sorprende eso? También sorprendió a los católicos del siglo XIII cuando se les mandó que dejaran de comer delfines en los viernes en que se les prohibía comer carne. ¡No cabe duda de que estas criaturas no son exactamente lo que parecen ser!
Un examen minucioso del delfín revela algunas diferencias interesantes entre esta criatura y los peces. Por más que busque no hallará branquias. Pero si observa cuidadosamente, notará un pequeño agujero alto en el lomo del delfín, justamente detrás de la cabeza. Esta es la única abertura nasal que el animal tiene; no usa su hocico prominente para respirar. En los agujeros localizados precisamente detrás de los ojos hay un par de orejas tan sensibles que se describe la perfección con que oye el delfín como sin igual en el reino animal. ¿Nota usted algo diferente acerca de su cola? Tiene razón, es horizontal más bien que vertical, como en el caso de los peces.
La familia de los delfines es grande desde todo aspecto e incluye tales primos gigantes como la orca de 9,5 metros. ¡Pues hasta los delfines más pequeños de la variedad “bottlenose” pueden tener entre 3 y 4 metros de longitud y pesar casi 410 kilos!
Las relaciones entre los miembros de la familia no son exactamente ideales. ¡Por ejemplo, es posible que la orca considere que otros parientes constituyen un bocado sabroso! Sin embargo, en sus grupos separados, los miembros de la familia del delfín disfrutan de una excelente vida de comunidad en la cual los adultos grandes desempeñan un papel dominante.
En el mundo acuoso de los delfines, esta vida en familia tiene muchas ventajas. Por ejemplo, cuando nace un bebé, es preciso que suba rápidamente a la superficie para conseguir su primer aliento. Puesto que la longitud del “bebé” es igual a la tercera parte de la longitud de su madre, conviene que estén presentes las parteras delfines para prestar ayuda. Sí, hasta la “abuela” puede tomar parte.
Pero el cuidado posnatal no termina con eso. Al tiempo del parto, otros miembros de la comunidad están presentes para cercar tanto la madre como la nueva criatura. Las protegen contra los tiburones predatorios que pudieran ser atraídos por el olor de la sangre. Si acaso se presentara un tiburón, tendría mucha más posibilidad de vivir hasta alcanzar una edad avanzada si se pusiera a nadar rápidamente y se retirara sin molestar a nadie. En cosa de minutos, los delfines centinelas pueden matar a un tiburón dándole topetazos en el hígado al intruso molesto.
Cada delfín de cría también tiene a su “niñera.” Junto con la madre, esta “niñera” asegura que la criaturita reciba constante cuidado y supervisión. Dicho cuidado puede incluir la disciplina, si la obediencia no es del todo instantánea. Se ha sabido de madres delfines que le hacen frente a un jovencito revoltoso tomándolo entre las mandíbulas y luego o sumergiéndolo o sosteniéndolo fuera del agua por unos 30 segundos. ¡Casi siempre basta con una de estas “zurras” para restaurar la calma!
De maravilloso diseño
Algo que por mucho tiempo ha fascinado a los investigadores es la velocidad con que pueden nadar los delfines. Allá en 1938 se hicieron ciertos cálculos que indicaban que la forma del delfín solo debería permitirle alcanzar velocidades de 19 kilómetros por hora. ¡Pero se sabe que estas criaturas nadan a más del triple de esa velocidad! ¿Cómo es posible que logren un movimiento tan rápido que parece desafiar las leyes hidrodinámicas? ¿Es una cuestión principalmente de fuerza?
Según algunos informes, kilo por kilo, los delfines son seis veces más fuertes que el hombre. Pero no parece que la fuerza de por sí sea el factor principal en la velocidad natatoria del delfín. La clave está en la gran suavidad con que la criatura puede pasar por el agua, lo cual resulta en muy poca resistencia al avance. Esto se atribuye no solo a su modo de nadar, que elimina toda estela, sino también a la extraordinaria piel del delfín. Puesto que la piel descansa sobre una multitud de pequeños apoyos elásticos, funciona como un amortiguador de choques. Además, un procedimiento que se llama “auto-obliteración” reduce la fricción superficial. Cuando se rasga o corta la piel, ésta produce una grasa que fluye en la herida y restaura la superficie aerodinámica del animal y también evita más sangría. Según una teoría que se basa en la rapidez con que el delfín puede reemplazar las células de la piel superficial, cuando esta criatura tiene prisa, se “despoja” de la piel... ¡no, no literalmente, sino mudando o deshaciéndose de las células de la piel para reducir el efecto de la resistencia hidrodinámica!
Puesto que son criaturas marinas, los delfines frecuentemente tienen que lanzarse a grandes profundidades para pescar su alimento. Pueden pasar más de cinco minutos a profundidades de 200 metros y luego volver rápidamente a la superficie para respirar. A los seres humanos les es imposible ejecutar semejante hazaña. Esto no solo se debe a la tremenda presión que se encuentra a dichas profundidades, sino también debido al peligro de que tal buceo les cause cierta enfermedad de los buzos, un temido tipo de embolia a menudo fatal que resulta cuando la presión circundante introduce por fuerza el gas nitrógeno en la sangre del buzo, haciendo que ésta “hierva” si él vuelve con excesiva rapidez a la superficie. ¿Qué hace que lo humanamente imposible le sea posible al delfín?
Varios factores contribuyen a ello. Al zambullirse el delfín, el latido del corazón puede disminuir por tanto como el 50 por ciento, debido a lo cual solo el cerebro, corazón y otros órganos vitales reciben su surtido de oxígeno. Esto, a su vez, reduce la necesidad de aire. Es especialmente interesante el hecho de que el delfín puede vaciar a voluntad el 90 por ciento del contenido de los pulmones, cosa que les es imposible a las criaturas humanas. Entonces el nitrógeno restante es absorbido por una emulsión que se produce en los pulmones y se elimina inocuamente cuando el cetáceo sube a la superficie para respirar. En cuanto a la presión aplastante, la caja torácica del delfín es muy elástica y, por lo tanto, puede comprimirse sin sufrir daño a grandes profundidades.
En contraste con los seres humanos que no pueden depender del agua de mar para sostener la necesidad que su cuerpo tiene de fluidos, los delfines sí pueden hacerlo. ¿Por qué? El agua de mar contiene 35 gramos de sal por litro. Los riñones humanos no pueden encargarse de tan grande cantidad de sal; solo pueden deshacerse de 22 gramos. Por eso, en el caso de los seres humanos, el beber agua de mar solo aumenta la sed y apresura la muerte por deshidratación. Pero los delfines no experimentan tal dificultad. Sus riñones, diseñados para un ambiente oceánico, remueven tanta sal del agua de mar que pueden beber ésta con impunidad.
Otro rasgo notable acerca del delfín es que puede mantenerse caliente en aguas heladas que, en cosa de minutos, matarían hasta a hombres fuertes. ¿A qué se debe esto? El delfín puede mantenerse en moción casi constantemente, aun cuando descansa. En una postura lánguida cerca de la superficie, y mientras está aparentemente dormido, este animal de vez en cuando propulsa la cabeza fuera del agua por medio de un poderoso coletazo. La acción no solo le permite respirar, sino también ayuda a generar el calor que necesita. Sin embargo, este valioso calor se disiparía rápidamente si no fuera por otras dos propiedades inherentes... una capa de dos centímetros de grasa aislante y la habilidad del delfín de restringir el flujo de sangre a la superficie de la piel.
Considere además la asombrosa manera que el delfín tiene, a pesar de su tamaño y gran velocidad, de evitar obstáculos subacuáticos. Esto se atribuye en parte a la buena vista de la criatura. Sin embargo, su vista aguda no basta para explicar cómo logra navegar y hallar alimento a grandes profundidades en aguas oscuras.
Hay prueba de que el sistema de sonar inherente en el delfín que le permite localizar objetos por medio del eco también ayuda a este mamífero a evitar los obstáculos. Por medio de emitir una serie de silbidos o chasquidos de alta frecuencia y luego analizar los ecos que se producen a medida que las señales rebotan de algún objeto, el delfín puede determinar tanto la distancia a que está el objeto responsable de los ecos como la naturaleza de éste. Puesto que esta criatura no tiene un órgano olfativo y por lo tanto no puede localizar alimento por medio del olor, su sistema de sonar le es vital para la vida. Aun cuando ciegan temporalmente a los delfines durante experimentos, estas criaturas pueden diferenciar infaliblemente entre dos variedades de peces del mismo tamaño y coger el que prefieren comer. La habilidad del delfín para analizar las señales de regreso está afinada con tal exactitud que puede discernir la diferencia entre objetos de metal de dimensiones idénticas pero de diferente densidad. ¡Todo esto con los ojos cerrados!
Durante experimentos como los que acabamos de mencionar, la habilidad del delfín para aprender a obedecer con rapidez los mandatos humanos ha asombrado a los investigadores. Puesto que este mamífero tiene buena habilidad para aprender y emite una variedad de sonidos, algunos han preguntado si los delfines hablan.
¿Pueden hablar los delfines?
Los científicos varían en sus respuestas a esta pregunta. Aunque los delfines no tienen cuerdas vocales, pueden producir una variedad de sonidos, a tal grado que, según el Dr. John Lilly, imitan el habla humana. Algunas personas le han dado gran importancia a este hallazgo considerándolo como indicio de que en el futuro el hombre podrá comunicarse con estos animales. Sin embargo, es bueno seguir viendo este descubrimiento tal como verdaderamente es. En su libro Notre ami le dauphin (Nuestro amigo el delfín), los doctores J.-J. Barloy y J.-P. Ehrhardt hacen notar que las imitaciones de los delfines son muy inferiores a las del loro.
Entonces, ¿qué hay acerca de los diferentes sonidos que produce el delfín? ¿Indican éstos que el animal puede comunicarse inteligentemente, por lo menos con otros de su propio género? Muchos investigadores opinan que puede hacerlo. Pero, en un tiempo en que las teorías se presentan y desaparecen con gran rapidez, vale la pena evaluar de modo equilibrado los informes más optimistas. Se ha dado mucha publicidad a las 15 señales que los científicos nos dicen que los delfines emiten. Sin embargo, pocas personas se dan cuenta de que esta cantidad de señales es muy inferior a la que producen otras criaturas. Por ejemplo, a los cerdos se les atribuyen 32 sonidos y a las zorras 38. En cuanto al significado de las 15 señales del delfín, los autores Barloy y Ehrhardt admiten francamente que “están lejos de entender su significado con exactitud.” ¿Por qué? “No ha sido posible establecer la relación entre las señales y el comportamiento específico.” A pesar de toda la investigación que se ha hecho en la comunicación de los delfines, estos investigadores declaran además: “No existe prueba de que el delfín pueda formar una oración verdadera de dos palabras.”
Recientemente, en una entrevista presentada por el Servicio Mundial de la BBC, el curador de los mamíferos marinos del Museo Británico presentó un argumento fuerte para refutar la idea de que los delfines pueden comunicarse inteligentemente. Al considerar la tremenda matanza de delfines durante las operaciones comerciales de la pesca del atún (según algunos cálculos matan un delfín por cada 10 atunes atrapados), observó: “No se atraparían estas cosas en tan grandes cantidades si un delfín pudiera decirle a otro: ‘No te acerques a nada que suene a la hélice de un barco . . . manténte bien alejado de ello.’”
¿Qué se puede decir acerca del delfín en el futuro? Hace más de 19 siglos el discípulo cristiano Santiago hizo notar que “toda especie de . . . criaturas marinas ha de ser domada y ha sido domada por el género humano.” (Sant. 3:7) Esto ciertamente puede aplicarse al delfín. Posiblemente el lector ha leído acerca de cómo se han usado estas criaturas para recobrar del fondo del mar objetos valiosos como la parte delantera de cohetes. Se ha propuesto el uso de delfines para vigilar las playas y proteger a los nadadores contra los ataques de tiburones. Queda por ver si esto llega a ser realidad algún día. Sin embargo, puesto que la Biblia señala al tiempo en que se respetará universalmente la vida animal, podemos estar seguros de que nosotros los humanos aprenderemos mucho más acerca de la maravillosa creación que nos rodea, incluso el asombroso delfín.