De nuestros lectores
Una bebida salada que salva vidas
Escribo para darles las gracias por el artículo “¡Una bebida salada que salva vidas!” (22 de septiembre de 1985). Le llevé un ejemplar de la revista a una señora con quien había estado considerando la Biblia. Me dijo que unos días después los hijitos de su vecina habían enfermado gravemente. Los dos tenían diarrea y los labios resecos, indicios de deshidratación. El médico le dijo a la madre, por teléfono, que consiguiera de la farmacia la solución preparada; pero la farmacia ya no la tenía. La señora a quien yo había hablado fue a casa de su vecina y le preparó la solución según la receta que se dio en ¡Despertad! Los niños se aliviaron rápidamente.
L. A. C., Estados Unidos
El sábado trágico
Cuando leí el artículo “El sábado trágico que devastó a mi familia” me sentí confundido y me pregunté por qué habían publicado un relato tan horrible (22 de octubre de 1986). ¿Es en verdad un artículo sobre el asesinato de cinco criaturas inocentes por un demente la experiencia más alentadora que pudieran haber impreso? Creo que no.
R. G. M., Estados Unidos
Reconocemos que fue un relato trágico que impresiona muchísimo, pero aun así opinamos que el relato tuvo muchos rasgos positivos. Por ejemplo, aunque la familia de William Cox sufrió mucho, él no se dejó dominar por la amargura y la desesperación. Aunque no podía entender por qué había sucedido aquello, oró por ayuda. Aunque clérigos católicos y protestantes no pudieron darle respuestas satisfactorias a las preguntas que lo atormentaban, siguió buscando. Además, una señora de California que leyó sobre el caso en los periódicos se sintió movida, por bondad, a enviarle el libro “La verdad que lleva a vida eterna” y a suscribirlo a “La Atalaya” y “¡Despertad!”, lo cual le ayudó a conseguir las respuestas a sus preguntas. Sí, la experiencia de aquel sábado fue trágica, pero nos beneficiamos de ver cómo William Cox recibió ayuda para encararse a la situación al obtener un fundamento fuerte para ejercer fe en los propósitos de Dios.—La dirección.
Deseo dar las gracias a ustedes y a William Cox por el artículo “El sábado trágico que devastó a mi familia”. Perdí a una hija a principios de este año en circunstancias similares, y verdaderamente necesitaba leer esta experiencia y acerca de la resurrección.
V. W., Estados Unidos
Acabo de leer el artículo “El sábado trágico que devastó a mi familia”, y me condolí muchísimo de los padres de estos cinco niños asesinados. Hace seis años mi esposo y yo perdimos a nuestro hijo en un accidente automovilístico. Tenía solo 14 años. En ciertas ocasiones todavía sentimos gran dolor. ¿Verdad que es maravilloso tener la esperanza de la resurrección? Es muy consoladora.
G. V., Estados Unidos
Me veo obligada a escribirles después de haber leído el artículo “El sábado trágico que devastó a mi familia”. ¡Si solo pudiera dar a saber a William Cox y a su esposa cuánto me ha dolido lo que les ha pasado a ellos y a sus hijos! Cuando miro las fotos de esos cinco rostros tiernos, sonrientes, llenos del gozo de la vida, me regocijo junto con la familia pensando en la esperanza de la resurrección. Como se declara en Santiago 5:16: “El ruego del hombre justo, cuando está en acción, tiene mucho vigor”. ¡Qué maravilloso privilegio tenemos al poder orar por “toda la asociación de hermanos”! (1 Pedro 2:17.)
D. M. F., Inglaterra