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¡Despertad! 1987
g87 8/7 págs. 7-9

Sin hogar... ¡pero vivos!

Por el corresponsal de “¡Despertad!” en Japón

DURANTE la noche del 21 de noviembre, llegaron a los puertos situados a lo largo de la costa de la península de Izu los primeros barcos cargados de evacuados. Después, se decidió enviar a estas personas a Tokio, pues Oshima está bajo la jurisdicción del gobierno metropolitano de aquella ciudad. Dicho gobierno metropolitano, junto con el gobierno nacional, tomó la iniciativa de organizar la asistencia a los evacuados. Los testigos de Jehová de las zonas de Izu y de Tokio, así como los de la sucursal —situada en Ebina City, a solo unos ochenta kilómetros (cincuenta millas) de distancia del monte Mihara—, también organizaron la ayuda a los damnificados.

A medida que los informes del acontecimiento interrumpían los programas regulares de televisión, los testigos de Jehová que vivían en las inmediaciones se preocuparon por sus hermanos espirituales de la isla. Nobumasa Obata y otros Testigos de la congregación Ito se pusieron en contacto con los Testigos de la zona de Izu y se organizaron para recibir a los evacuados. A las 6.30 de la tarde de ese mismo día ya había Testigos en todos los puertos de la península de Izu y en Atami, listos para recibir a sus hermanos de Oshima.

Cuando Jiro Nishimura y otros cuatro Testigos llegaron a Atami alrededor de las 10.00 de esa noche, los Testigos de Atami los recibieron con las revistas La Atalaya y ¡Despertad! en la mano. En vista de que las autoridades gubernamentales todavía no habían decidido lo que iban a hacer, se permitió que los evacuados se quedaran con quien deseasen. Se dirigieron a Yugawara, donde el hijo de Nishimura es un anciano de la congregación local. El apartamento en el que se establecieron se convirtió en un centro de enlace para los evacuados de la congregación de Oshima.

A las 8.00 de la mañana siguiente, el comité de la sucursal de la Sociedad Watch Tower de Ebina decidió enviar inmediatamente dos representantes a la zona de Izu y otros dos a la zona de Tokio para organizar la asistencia a los evacuados.

Mientras los representantes de la sucursal consideraban con Nishimura cómo atender las labores de socorro, llegó Mitsuo Shiozaki con suministros de parte de su congregación de Numazu. Los evacuados apreciaron mucho la ropa que les distribuyó, pues muchos no tenían más que la que llevaban puesta cuando dejaron la isla. También aceptaron con agradecimiento el alimento que les había traído.

Se designaron comités de socorro en Izu y Tokio para distribuir los fondos que necesitasen los miembros de la congregación de Oshima. Tales comités también velaban por sus necesidades espirituales.

Asistencia a los evacuados que llegaron a Tokio

A las 9.55 de la noche del 21 de noviembre, después que algunos barcos ya habían zarpado con evacuados hacia diferentes ciudades de la península de Izu, el gobernador de Tokio ordenó que todos fueran llevados a dicha ciudad. A Yoshio Nakamura, anciano de la congregación Mita (Tokio) de los testigos de Jehová, se le pidió que organizase allí las labores de socorro. El apartamento de Nakamura se convirtió en el centro para la asistencia a los evacuados.

Nakamura pidió a algunos miembros de su congregación y de la congregación Shinagawa que le acompañasen. Diez de ellos partieron del apartamento de Nakamura alrededor de las 2.00 de la madrugada del sábado y se dirigieron a los muelles donde estaba prevista la llegada de los barcos procedentes de Oshima. Los hermanos llevaban letreros que decían: “Miembros de la congregación de Oshima de los testigos de Jehová, sírvanse ponerse en contacto con nosotros”.

Estuvieron caminando de un lado a otro entre los dos muelles a los que llegaban los barcos hasta que llegó el último. Para entonces eran ya más de las 10.00 de la mañana del sábado. Algunos testigos de Jehová de la congregación Chuo también fueron a otro muelle donde llegaban barcos procedentes de Oshima. Como no sabían a bordo de qué barco irían sus compañeros de creencia, los Testigos de Tokio trataron de recibir a todos los barcos que llegaban a Tokio.

“Los testigos de Jehová —recuerda Kazuyuki Kawashima— fueron los únicos representantes de un grupo religioso que fueron al muelle a recibir a sus compañeros de creencia. Únicamente otro grupo recibió a los evacuados: el gremio de maestros.”

Para la noche del sábado, miembros de las congregaciones Mita y Shinagawa habían reunido voluntariamente ropas y otras provisiones para distribución inmediata entre sus hermanos espirituales de Oshima. Los Testigos cargaron todo ello en una camioneta y fueron a los refugios donde habían sido alojados los Testigos evacuados. Los Testigos de Oshima, así como otros que no eran Testigos, se beneficiaron de dichas provisiones.

Animados por el interés de otros

Un Testigo evacuado relató: “Cuando partimos de Oshima, no sabíamos adónde íbamos. No obstante, al bajar del barco divisamos un letrero que decía: ‘Testigos de Jehová’. ¡Imagínese lo sorprendidos y conmovidos que nos sentimos! A mi esposa se le saltaban las lágrimas al ver que nuestros hermanos habían venido al muelle a recibirnos.

”Apenas acabamos de instalarnos en el Sports Hall de Koto Ward y de telefonear al hermano Nakamura, cuando llegaron los representantes de la sucursal para animarnos. Fue algo que realmente nos conmovió; no podíamos encontrar palabras para expresar nuestro agradecimiento.”

Durante la semana, los miembros del comité de socorro visitaron todos los refugios en los que estaban alojados los Testigos y se preocuparon de que a ninguno de sus compañeros de creencia les faltara nada. Vieron que los Testigos evacuados estaban siendo bien atendidos por las congregaciones locales. Algunos de los estudiantes de la Biblia estaban invitados cada día a comer en casa de los Testigos locales, y agradecieron mucho esas muestras de bondad por parte de Testigos a los que, antes de este desastre, ni siquiera conocían.

Esta evacuación tuvo éxito porque se dieron las advertencias apropiadas y porque la gente les prestó atención. Pero toda la humanidad se encara a un peligro mucho mayor que se aproxima con gran rapidez. Actualmente se está advirtiendo a las personas y se les está mostrando la manera de escapar con vida de este peligro que se avecina. ¿Hará usted caso de dicha advertencia?

[Fotografía en la página 7]

Jiro Nishimura localizando el paradero de compañeros de creenciaa

[Nota a pie de página]

a Este testigo de Jehová, que era muy querido, murió en febrero de 1987.

[Fotografías en la página 8]

Mitsuo Shiozaki distribuye provisiones de socorro

Muchos evacuados durmieron en los fríos suelos de gimnasios

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