La forma más generalizada de abuso de menores
La mujer rodea el cuello del bebé con sus manos y empieza a apretar, estrangulándolo lentamente. El bebé lucha indefenso hasta que la mujer afloja las manos justo a tiempo. Respira con dificultad pero sobrevive al asalto. Al poco rato, la mujer agarra otra vez el diminuto cuello y la tortura vuelve a empezar. Una vez más, suelta al bebé y lo deja jadeando.
LO QUE acaba de leer describe el sufrimiento experimentado por un feto que está siendo víctima de una madre que fuma.
Daño perdurable
¿Es esta una descripción exagerada? De ningún modo. Según un artículo del New York Times, una cantidad creciente de estudios científicos demuestran que una madre que fuma con regularidad puede causar daño físico y mental perdurable a su bebé. El artículo señala que a veces el daño “se manifiesta en seguida, mientras que otras se desarrolla más lentamente”.
¿Cómo afecta este hábito de la madre al feto? El doctor William G. Cahan, cirujano en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Estados Unidos y autor del artículo del Times explica: “En cuestión de minutos, cada chupada de cigarrillo introduce monóxido de carbono y nicotina en la sangre materna”. Puesto que el monóxido de carbono disminuye la capacidad de la sangre para transportar oxígeno y la nicotina estrangula los vasos sanguíneos de la placenta, “el feto se ve privado por algún tiempo de su suministro normal de oxígeno. Si esta privación se repite con suficiente frecuencia —dice el cirujano Cahan—, puede causar daño irreparable al cerebro del feto, órgano extraordinariamente sensible a la falta de oxígeno”.
Por ejemplo, un estudio realizado con mujeres embarazadas reveló que, cinco minutos después de que estas fumaran tan solo dos cigarrillos, los fetos manifestaron síntomas de angustia: ritmo cardiaco acelerado y respiración anormal.
Fumadores de un paquete diario
¿Cómo repercute en el feto el que su madre fume veinte cigarrillos, o hasta un paquete entero al día? El doctor Cahan calcula que un fumador de término medio hace cinco inhalaciones por cigarrillo, así pues, el fumar un paquete al día equivale a cien inhalaciones diarias. Por consiguiente, durante los aproximadamente doscientos setenta días de embarazo, la madre somete al feto “a un mínimo de veintisiete mil traumas físico-químicos”.
Los bebés que han sido objeto de tal abuso quizás sufran durante toda la vida las consecuencias del hábito de fumar de su madre. El doctor Cahan afirma que además de problemas físicos, los niños pueden padecer “problemas de personalidad, deterioro de la facultad de leer, hiperactividad y atraso mental”. No extraña, pues, su pregunta: “¿Qué mujer responsable persistiría en un hábito tan perjudicial para su hijo?”.
Debe añadirse que los padres fumadores también son una amenaza para los niños en crecimiento. ¿Por qué? El folleto Facts and Figures on Smoking (Datos y cifras sobre el fumar), publicado por la American Cancer Society, contesta: “Los hijos de fumadores contraen más enfermedades respiratorias que los de no fumadores, lo cual incluye un aumento en la frecuencia de bronquitis y neumonía en los primeros años de vida”.
Por lo tanto, el doctor Cahan concluye diciendo que “de todas las formas de abuso de menores quizás esta sea la más generalizada”. ¿La evitará usted?