Cuando los trastos se acumulan
ECHE un vistazo a su casa. ¿Hay trastos por todas partes? ¿Le daría vergüenza que un amigo viera lo que tiene en el armario? ¿Tiene problemas para encontrar un objeto específico debido a que lo tiene debajo de un montón de cosas que ha ido acumulando? Si su respuesta a estas preguntas es afirmativa, usted no es el único.
“Yo todo lo guardo” confiesa Ralph. Leon añade: “Durante más de quince años había guardado tanta ropa, periódicos y libros que casi no podía ni respirar”. “Con solo pensar en hacer limpieza, ya estoy cansada antes de empezar”, se lamenta otra persona que es víctima de la acumulación de trastos.
Algunos niños crecen entre montones de trastos. Una persona que vivió esa experiencia dice: “De lo que puedo recordar, cuando alguien venía por primera vez a nuestra casa, siempre tenía que advertirle de lo que encontraría. Y le decía que, con toda libertad, podía quitar de en medio todo lo que le estorbase para sentarse”. Y en vista de la condición tan poco presentable en que tienen algunos su casa, hasta los adultos pueden tener reparos de invitar a alguien que no sea de la familia.
Muchas veces la gente no se da cuenta de todo lo que tienen amontonado hasta que han de trasladarse de casa. Si no se han deshecho con regularidad de los trastos inútiles, el traslado supone mucho más trabajo y... dinero.
Pero para muchos, deshacerse de los trastos no es tan sencillo como tan solo tirar cosas. Primero hay que vencer una serie de obstáculos.
¿Por qué no lo tiran y ya está?
Por un tiempo, la psicóloga Lynda W. Warren y la asistenta social de clínica Jonnae C. Ostrom habían dado por sentado que todos los que acumulaban trastos eran personas mayores que habían sobrevivido la Depresión de los años treinta. Pensaban que su costumbre de amontonar cosas era “una excentricidad poco común e inofensiva”. Sin embargo, tras estudiar el tema, informaron: “Nos sorprendió descubrir a una generación joven de urracasa, que nacieron mucho después de los años treinta. [...] Ahora creemos que tal comportamiento es común y que, en particular cuando se trata de un caso extremo, puede crear problemas tanto para ellos mismos como para los que viven cerca”.
¿A qué extremo se puede llegar? “Ostrom ha visto matrimonios que se han roto por culpa del desorden”, comenta la revista Health. Algunas personas hasta piden ayuda a consejeros profesionales. De hecho, la revista Health llama a este asesoramiento sobre organización personal “un campo floreciente cuyos profesionales pueden cobrar hasta 1.000 dólares [E.U.A.] diarios por hacer aquello en lo que tanto nos insistía nuestra madre: ordenar nuestra habitación”.
Es muy probable que su problema con el desorden, si lo tiene, no sea de esa envergadura. Aun así, quizás le resulte difícil superar las cuatro barreras que se alzan entre los objetos en cuestión y el cubo de la basura:
◻ Un posible uso en el futuro. (“Es mejor guardarlo que después lamentarlo.”)
◻ Apego sentimental. (“Esto me lo regaló la tía María.”)
◻ Un valor potencial. (“Quizás algún día sirva para algo.”)
◻ Apenas está usado o estropeado. (“Está muy bien para tirarlo.”)
¿El resultado? Psychology Today dice: “Los trastos siguen amontonándose, y lo mismo sucede con los problemas que estos causan”.
Así que, ¿puede usted evitar que se le acumulen los trastos?
Dónde empezar
Cuando a una mujer se le preguntó cómo se sentiría si un huracán destruyese casi todas sus posesiones, respondió: “La sensación que me embargó al pensar en perderlo todo fue de alivio..., verme libre de mi desorden sin la ansiedad de seleccionar lo que desecho y lo que me quedo”. Esto ilustra muy bien que seleccionar y desechar puede ser muy difícil de llevar a cabo.
“Las personas que acumulan trastos tienen dos problemas —dice la asesora Daralee Schulman—. Las cosas que ya están en la casa y las cosas que entran.” En lugar de ponerse a hacer grandes limpiezas de vez en cuando, ella sugiere que se dediquen ratitos de tan solo quince minutos diarios a organizar una zona a la vez. Esta es una manera mucho más eficaz de tener la casa ordenada. Pero, ¿y “las cosas que entran”?
Antes de comprar algo para su casa, pregúntese: “¿Seguro que lo necesito? ¿Dónde voy a ponerlo? ¿Lo usaré?”. Daralee Schulman afirma que si usted se hace estas preguntas “el 75% de las cosas que iba a meter en la casa, no las llevará”.
Se espera que todos los residentes en la central de la Sociedad Watch Tower, así como en sus sucursales, mantengan su habitación ordenada y que no tengan más de dos o tres objetos de decoración sobre cada mueble. Esto simplifica la limpieza y da un aspecto más agradable a la habitación. No deben dejarse por en medio periódicos, revistas, libros, carteras, instrumentos musicales, equipo deportivo, ropa, platos y demás. En realidad, aparte de los muebles, no debe dejarse nada en el suelo. Sin duda son buenas pautas para cualquiera que desee mantener ordenado su entorno.
Fuera de la vista, pero dentro del armario
“Si lo sabía el día anterior, ordenaba rápidamente mi apartamento —dice Joan—, pero los armarios siempre estaban hechos un desastre.” Algunas personas utilizan el armario para meter todo lo que les molesta, y lo único que hacen es mover las cosas a un lugar donde no se vean. El problema no hace más que empeorar a medida que se meten más y más cosas en un espacio que siempre tiene las mismas dimensiones.
¿Necesita su armario un poco de orden? La revista Good Housekeeping recomienda: “Existen en el mercado varios sistemas —de diferentes materiales— para organizar el armario, y accesorios que pueden adaptarse y encajar en cualquier espacio. Utilice alguno de esos sistemas para evitar que se le amontonen las cosas en su casa”. No convierta su armario en un rincón para guardar lo que no sirve. Manténgalo despejado y organizado.
Un punto de vista equilibrado de las posesiones
“Mis bienes son un reflejo de mi persona, son parte de mí”, dijo cierta mujer. “Mis joyas me producen una gran sensación de bienestar —añadió otra mujer—. Me encantan los anillos y las cadenas.” Y otra mujer dijo en tono desafiante: “Esto forma parte de mí, de mi modo de ser, y no me lo van a tirar”.
En contraste, Jesucristo dijo: “Aunque uno ande sobrado, la vida no depende de los bienes”. (Lucas 12:15, Nueva Biblia Española.)
La Biblia anima a cultivar un punto de vista equilibrado de las posesiones. También exhorta a ser ordenado, hasta el grado de considerarlo un requisito para servir de anciano en la congregación. (1 Timoteo 3:2.)
¿Por qué no empieza a aplicar algunas de las sugerencias que se señalan aquí en alguna zona de su casa que se le esté llenando de trastos? Con esfuerzo diario y un punto de vista equilibrado de sus posesiones, podrá evitar que las cosas se le acumulen.
[Nota a pie de página]
a Término que se aplica en sentido figurado a la persona aficionada a recoger y guardar cosas innecesarias. No debe confundirse con el coleccionista, que se especializa en uno o varios tipos de objetos concretos.
[Recuadro en la página 22]
Cómo seleccionar y desechar
A continuación se anotan algunas sugerencias útiles sobre artículos específicos que con facilidad se le pueden amontonar en casa si no tiene cuidado.
Lectura: ¿Le cuesta deshacerse de revistas y periódicos viejos? ¿Le sucede a veces que algún titular le llama la atención y se dice: ‘Un día de estos me pondré a leerlo’? En lugar de guardar toda la revista o todo el periódico, recorte el artículo que le parece interesante y archívelo en una carpeta con el rótulo “Para leer”. Si en un tiempo razonable, digamos unas cuantas semanas, no lo ha leído, tírelo.
Ropa: ¿Tiene usted cada año más ropa, y sin embargo no lleva ni la mitad de las prendas que tiene? Algunas personas piensan: “Esta prenda me quedará bien... cuando pierda cinco kilos”. Eso se convierte en la excusa para quedarse con todo lo que hay en el armario. Pero, para evitar que se le amontone la ropa, si algo no lo ha llevado en un año, póngalo en una caja para cosas sobre las que todavía no se ha decidido. Luego, si en un período breve de tiempo sigue sin utilizar esa prenda, désela a alguien o tírela.
Correspondencia: Clasifique la correspondencia todos los días. Las cartas personales y otras que quiere guardar deben archivarse en un lugar concreto. Podría tener una carpeta con un apartado para cada mes, y al empezar un nuevo año, ir tirando el contenido del mes del año anterior para guardar lo del mes del año en curso. El principio es archivar, no apilar. Si usted recibe mucha propaganda, decida en seguida si va a necesitarla o no. En caso negativo, tírela. Si no está decidido, guárdela durante una semana en una caja para cartas sobre las que todavía no se ha decidido. Si para entonces no ha hecho nada con ellas, tírelas.