Un fruto con un nuevo nombre
POR EL CORRESPONSAL DE ¡DESPERTAD! EN BOLIVIA
DE LAS densas pluviselvas amazónicas llega un fruto sabroso y nutritivo. Su antiguo nombre, “nuez del Brasil”, ya no es apropiado, pues casi la mitad de la producción total de este fruto proviene de selvas situadas más allá de la frontera brasileña, en especial de Bolivia.
En consecuencia, el 18 de mayo de 1992 el Consejo Internacional de la Nuez y Frutos Afines decidió cambiar los nombres con que había sido conocido, entre ellos nuez del Brasil, nuez de crema, almendra, castaña del Brasil, juvia del Brasil, castaña del Pará y nuez americana, para pasar a denominarlo nuez de la Amazonia.
El relato de un recolector
Cornelio, recolector de la nuez de la Amazonia desde los 6 años, nos cuenta cómo se recoge este exótico fruto selvático:
“La mayoría de las nueces de la Amazonia se recogen en la selva. Tenemos que penetrar en la profundidad de la jungla para encontrarlas, y la única vía de acceso son los serpenteantes ríos. Mi hijo de 19 años y yo viajamos durante varios días en una embarcación de doble cubierta hasta un campamento, donde se nos asigna una sección de la jungla.
”Para aprovechar al máximo la luz diurna, nos levantamos a las 4.30 de la mañana y al amanecer ya estamos de camino. Los senderos nos adentran unos cuantos kilómetros en dirección a los puntos de recolección; de ahí en adelante debemos abrirnos paso cortando a machetazos la densa vegetación. No hay indicadores. Es necesario saber guiarse por el Sol, de otro modo nunca hallaríamos el camino de vuelta.
”Cualquiera que penetre en la jungla en busca de sus tesoros tropezará con muchos peligros: enfermedades, como el paludismo, y la amenaza constante de las serpientes. No nos preocupa la gigantesca boa constrictor —no se mete con nosotros—, pero sí las pequeñas serpientes ocultas entre las hojas muertas del suelo, cuyo veneno es mortal. Sus colores y dibujos las camuflan a la perfección. Al principio la mordedura no es dolorosa, pero el veneno va paralizando a la víctima poco a poco. Las pequeñas serpientes verdes que se esconden entre las ramas de los árboles son igual de peligrosas.
”No resulta difícil encontrar los bellos árboles productores de las nueces, llamadas aquí almendros, pues miden entre 30 y 50 metros de altura y sobresalen mucho más que la mayoría de los demás árboles de la selva. El tronco no suele tener ramas hasta que sobresale de la capa de follaje superior. En el extremo de las ramas crecen los cocos, cápsulas leñosas globoides de 10 a 15 centímetros de diámetro. En su interior, dispuestas de manera similar a los gajos de una naranja, hay entre diez y veinticinco nueces en cáscaras individuales.
”Los cocos caen al suelo durante la temporada lluviosa, que se extiende de noviembre a febrero. Se deben recoger de inmediato o se echarán a perder. Como caen de una altura equivalente a quince pisos, los cocos representan otro peligro mortal. Debemos trabajar deprisa, apilándolos lejos del almendro para reducir el peligro al mínimo. No obstante, hay que tener cuidado con las serpientes. Mientras duermen, enrollan la cabeza por encima de la cola, por lo que son iguales que un coco.
”Abrir un coco requiere habilidad. Son necesarios varios golpes fuertes de machete en el punto correcto para sacar las nueces sin que sufran daño. Al poco tiempo regresamos con sacos cargados de nueces. No utilizamos ni vehículos ni bestias de carga. Un recolector debe ser fuerte y atlético, sobre todo porque la cosecha se recoge durante la época más calurosa y húmeda del año.”
Después de la recolección
Las nueces se recolectan verdes, y son perecederas debido a su alto contenido de agua (aproximadamente el 35%). Con el fin de evitar que se estropeen, es necesario moverlas con una pala todos los días para permitir que las del fondo del montón también se sequen. La mayoría de las nueces de Bolivia se preparan para su exportación. Se tarda seis meses en procesar una cosecha.
El procesado comienza calentando las nueces en una olla de presión inmensa. El calor separa la nuez de la cáscara. Una vez hecho esto, la mayoría de las nueces se conservan enteras.
Después se clasifican por tamaños, se colocan en bandejas hechas de alambre y se calientan en hornos para reducir su contenido de agua hasta situarlo entre el 4 y el 8%. Las cáscaras se utilizan como combustible para los hornos. La reducción de su contenido de agua permite almacenarlas durante un año, o hasta varios años si se congelan. Para conservar su calidad y sabor, las nueces que se exportan se envasan al vacío en envoltorios de aluminio.
Millones de personas de todo el mundo disfrutan de la nuez de la Amazonia de muchas maneras. Algunos las toman con cereales en el desayuno. A otros les encantan recubiertas de chocolate o mezcladas con otros frutos secos. La próxima vez que deguste este apetitoso fruto recuerde que tiene un nuevo nombre: nuez de la Amazonia.
[Fotografías en la página 15]
Nueces de la Amazonia y el árbol que las produce