En busca de soluciones
“DISCUTIENDO acerca de la sombra —dijo el escritor inglés John Lyly— nos olvidamos de la realidad.” Para no caer en este yerro, debemos tener presente que las sombras que penden sobre los bosques pluviales son meros reflejos de problemas más profundos, y que la destrucción de la selva persistirá de no atajarse las causas subyacentes. ¿Qué causas? Según un estudio patrocinado por la ONU, las “principales fuerzas contrarias a la conservación de la Amazonia” son “la pobreza y las desigualdades humanas”.
Una revolución que no fue tan verde
Según ciertos investigadores, la destrucción forestal es en parte un efecto secundario de la “revolución verde” iniciada hace decenios en el centro y sur de Brasil. Hasta entonces, miles de familias subsistían en minifundios, pequeñas fincas donde cultivaban arroz, frijoles y papas, y criaban ganado. Pero los latifundios mecanizados de la soja y las obras hidroeléctricas absorbieron sus parcelas y sustituyeron las vacas y los cultivos locales con productos agrícolas destinados al consumo de los países industrializados. Tan solo entre 1966 y 1979, el terreno dedicado a cultivos exportables aumentó en un 182%, lo que conllevó que 11 de cada 12 agricultores tradicionales perdieran la tierra de la que vivían. Para ellos la revolución verde fue bastante árida.
¿A dónde irían los labradores? Los políticos, indispuestos a afrontar la distribución injusta de la tierra en sus propias regiones, señalaron una salida: promocionaron la región amazónica como “tierra sin hombres para hombres sin tierra”. Se abrió la primera autopista de la Amazonia, y al cabo de un decenio ya estaba flanqueada por miles de barracas que cobijaban a más de dos millones de agricultores pobres del sur de Brasil y de las zonas nororientales más deprimidas. Al trazarse nuevas vías, llegaron más aspirantes a labradores, dispuestos a convertir la selva en sembrados. Los investigadores que han estudiado el fenómeno concluyen que “el balance de casi cincuenta años de colonización es negativo”. La pobreza y la injusticia se “exportaron a la Amazonia”, donde además “se crearon nuevos problemas”.
Tres medidas provechosas
Para combatir las causas de la deforestación y elevar el nivel de vida en la selva amazónica, la Comisión para el Desarrollo y el Medio Ambiente de la Amazonia editó un documento en el que aconsejaba, entre otras medidas, que los gobiernos con jurisdicción sobre la cuenca amazónica adoptaran tres medidas iniciales: 1) Afrontar los problemas socioeconómicos en las zonas pobres situadas fuera de la selva amazónica. 2) Utilizar la selva que queda y reutilizar las zonas deforestadas. 3) Paliar las graves injusticias sociales, las auténticas causas de la miseria y la destrucción forestal. Analicemos estas tres medidas.
Inversiones
Afrontar los problemas socioeconómicos. “Una de las medidas más útiles para paliar la deforestación —señala la comisión— consiste en invertir en ciertas zonas depauperadas de los países amazónicos: las que obligan a poblaciones enteras a emigrar a la Amazonia en busca de un futuro mejor.” Pero “esta opción —agregan los comisionados— no suele barajarse ni en la planificación nacional o regional ni en los países industrializados que abogan por reducir drásticamente la tasa de deforestación”. Con todo, señalan, menguaría el flujo de labradores a la Amazonia, y se salvarían hectáreas de selva, si los funcionarios y los gobiernos extranjeros interesados aportaran su pericia y fondos para resolver problemas como el reparto de tierras o la pobreza urbana en las regiones limítrofes con la Amazonia.
¿Qué puede hacerse en favor de los minifundistas de la Amazonia? Su subsistencia depende de terrenos inadecuados.
La explotación forestal
Utilización y reutilización de la selva. “Aunque se esquilman los bosques tropicales, se los infrautiliza. En esta paradoja estriba su salvación”, señala The Disappearing Forests (Los bosques que desaparecen), publicación de la ONU. Recomiendan los entendidos no centrar la explotación en la tala de árboles, sino en la extracción y cosecha de productos selváticos, como frutos, aceites, caucho, esencias y plantas, que, según ellos, constituyen “un 90% del valor económico de la selva”.
Doug Daly, del Jardín Botánico de Nueva York, explica por qué considera viable el cambio de la destrucción a la extracción. “Aplaca al gobierno, que no ve excluidos del mercado grandes sectores de la Amazonia. [...] Permite crear empleos para el sostenimiento de la gente, y conserva la selva. Cuesta ver algo negativo en este planteamiento.” (Wildlife Conservation.)
Al conservar la selva para utilizar los árboles, mejora el nivel de vida de los pobladores. Por ejemplo, en Belém, localidad septentrional de Brasil, un grupo de investigadores calculó que transformando 1 hectárea en pastizal solo se ganan 25 dólares anuales. Así, para obtener el salario mínimo brasileño, uno necesitaría 48 hectáreas y dieciséis reses. Pero el aspirante a granjero —señala la revista Veja—, ganaría mucho más extrayendo los productos selváticos. Y la cifra de productos recolectables es asombrosa, indica el biólogo Charles Clement. “Hay decenas de verduras, centenares de frutos, resinas y aceites que pueden explotarse y cosecharse —agregó el doctor Clement—. El quid de la cuestión es aprender a ver el bosque como fuente de riquezas, y no como un obstáculo para obtenerlas.”
Nueva vida para el terreno perdido
El desarrollo económico y la ecología son compatibles, señala el investigador brasileño João Ferraz. “Fíjese en cuánta selva se ha destruido ya. En vez de talar más selva virgen, basta con recuperar para el uso las zonas deforestadas y degradadas.” Y en la Amazonia hay mucha tierra recuperable.
Desde finales de los sesenta, el gobierno concedió cuantiosas subvenciones para animar a los grandes inversionistas a convertir el bosque en pastizal. Y así lo hicieron, aunque, como explica el doctor Ferraz, “al cabo de seis años los pastizales estaban degradados. Más tarde, al comprender todos que había sido un error garrafal, los grandes terratenientes dijeron: ‘Pues muy bien; ya recibimos bastante dinero del gobierno’, y se fueron”. ¿Cuál fue el resultado? “Unos 200.000 kilómetros cuadrados de pastizales abandonados están echándose a perder.”
Sin embargo, los investigadores como Ferraz hallan nuevos usos para los terrenos degradados. ¿Cuáles? Hace años sembraron en una granja abandonada 320.000 plantones del árbol de la nuez de la Amazonia, y hoy ya dan fruto. Como crecen rápido y tienen buena madera, se plantan en terrenos deforestados de la cuenca amazónica. Estas son varias opciones que dan los especialistas para conservar la selva: extraer productos, enseñar al labrador a cultivar plantas perennes, adoptar métodos de explotación maderera que no dañen la selva y revivificar las tierras degradadas. (Véase el recuadro “Labores de conservación”.)
A juicio de los entendidos, salvar el bosque no solo exige transformar los terrenos degradados, sino la naturaleza humana.
Cómo enderezar lo que está torcido
Paliar las injusticias. La actuación injusta de quien atenta contra los derechos ajenos suele deberse a la avaricia. Y como dijo el antiguo filósofo Séneca, “para los avaros toda la Naturaleza es poca”, incluida la extensa selva amazónica.
A diferencia del esforzado labrador, el industrial y el gran terrateniente se llenan los bolsillos arrasando el bosque, con la complicidad —según las autoridades— de las naciones occidentales, que ayudan a utilizar la gran motosierra que tala la Amazonia. “Las prósperas naciones industrializadas —concluyó un grupo de investigadores alemanes— han acarreado en gran parte el deterioro ambiental existente.” La Comisión para el Desarrollo y el Medio Ambiente de la Amazonia dice que la conservación de la Amazonia exige nada menos que “una nueva ética mundial, una ética que origine un mejor estilo de desarrollo, fundado en la solidaridad humana y la justicia”.
Sin embargo, las constantes humaredas que se alzan desde la Amazonia nos recuerdan que, pese al afán de los ecologistas del mundo, la realización de sus brillantes ideas es tan difícil como atrapar humo con las manos. ¿Por qué?
La corrupción impregna toda la sociedad y tiene raíces mucho más hondas que los árboles de la Amazonia. Aunque uno haga cuanto pueda para preservar la selva, no es realista esperar que los hombres, por sinceros que sean, erradiquen las profundas y enmarañadas causas de la destrucción forestal. Aún son muy ciertas las palabras que escribió hace tres milenios el rey Salomón, sagaz observador de la naturaleza humana. Si se recurre únicamente a las gestiones humanas, “lo que se hace torcido no se puede enderezar”. (Eclesiastés 1:15.) Muy parecido al refrán portugués “O pau que nasce torto, morre torto” (Árbol que nace torcido, muere torcido). Con todo, los bosques pluviales del mundo tienen futuro. ¿Por qué?
Un futuro esplendoroso
Hace un siglo, el escritor brasileño Euclides da Cunha, extasiado por la profusión de criaturas de la Amazonia, llamó a la selva “página inédita y contemporánea del Génesis”. Y aunque el hombre se ha afanado por ensuciar y romper esta “página”, los restos aún son, como indica el libro Amazonia Without Myths (La Amazonia sin mitos), “un símbolo nostálgico de la Tierra cuando fue creada”. ¿Por cuánto tiempo lo serán?
Examinemos un hecho: La pluviselva amazónica, como las demás del mundo, demuestra la existencia de lo que Da Cunha llamó “intelecto singular”. De la raíz a la copa, los árboles selváticos declaran que son obra de un arquitecto magistral. ¿Permitirá, por lo tanto, el Sumo Arquitecto que los codiciosos aniquilen los bosques pluviales, y hasta la Tierra entera? Esta pregunta se contesta con un rotundo no en la siguiente profecía bíblica: “Las naciones se airaron, y vino tu propia ira [divina], y el tiempo señalado [...] para causar la ruina de los que están arruinando la tierra”. (Revelación [Apocalipsis] 11:18.)
Observe que la profecía indica que el Creador no solo suprimirá de raíz el problema eliminando a los codiciosos, sino que lo hará en nuestro tiempo. ¿Por qué hacemos esta afirmación? Porque la profecía dice que Dios obrará cuando el hombre esté “arruinando” la Tierra. Al tiempo de escribirse esas palabras, hace casi dos mil años, no había ni la población ni los medios para realizar tal destrucción. Pero hoy es diferente. “Por vez primera en la historia —señala el libro Protecting the Tropical Forests—A High-Priority International Task (La protección de las selvas tropicales: Urgente labor internacional)— el hombre no solo es capaz de destruir las bases de su supervivencia a nivel regional o sectorial, sino a escala mundial.”
Así pues, está cerca “el tiempo señalado” de que el Creador actúe contra “los que están arruinando la tierra”. La selva amazónica y otros ecosistemas amenazados tienen futuro. El Creador se encargará de ello; y esto no es un mito, sino una realidad.
[Ilustración de la página 10]
Carretera selvática para la explotación maderera
[Ilustraciones de la página 11]
Productos de la selva pluvial: frutos, aceites, caucho y mucho más
[Reconocimiento]
J. van Leeuwen, INPA-CPCA, Manaus (Brasil)
[Recuadro de la página 13]
Labores de conservación
En una extensión de 400.000 metros cuadrados de selva repoblada, en la ciudad centroamazónica de Manaus, se hallan las oficinas del Instituto Nacional de Investigaciones Amazónicas de Brasil (INPA, por sus siglas en portugués). Este organismo, que lleva en existencia cuarenta y dos años, tiene trece departamentos que se ocupan de asuntos tan diversos como la ecología, la silvicultura y la salud humana. Es el mayor centro de investigaciones de la región y además alberga una de las colecciones de especies amazónicas (plantas, peces, reptiles, anfibios, mamíferos, insectos y aves) más ricas del mundo. Las labores de los 280 investigadores del instituto contribuyen a que se comprenda mejor la compleja interacción existente en los ecosistemas de la Amazonia. Quienes visitan el instituto salen de allí con cierto optimismo. Pese a las restricciones burocráticas y políticas, los científicos de Brasil y del extranjero han puesto manos a la obra para trabajar en pro de la conservación de la joya más preciada de las pluviselvas del mundo: la Amazonia.