CULEBRA VELOZ
(heb. qip·póhz).
Culebra a la que se da este nombre debido a la rapidez de sus movimientos cuando salta sobre su presa tal como lo hace la serpiente de cascabel. La raíz hebrea de la que deriva el nombre significa “saltar” o “brincar”. En la profecía de Isaías (34:15) se dice que la culebra veloz es una de las criaturas que habitarían en Edom. Con esta expresión se subraya el hecho de que Edom llegaría a ser una ruina tan desolada que se convertiría en un lugar seguro para que la culebra veloz ‘hiciera su nido, pusiera huevos y los empollara y los recogiera debajo de su sombra’. La mayoría de las culebras ponen huevos, y este texto acaso haga referencia a la práctica que tienen algunas de enroscarse alrededor de ellos. Dice H. W. Parker en su libro Snakes (págs. 105, 106): “Enroscarse alrededor de los huevos —práctica que comparten algunas cobras y otras culebras de esa misma familia, además de algunas serpientes venenosas de la familia de los crótalos— ayuda a la incubación al interponer una capa térmica aislante que permite mantener una temperatura más uniforme; pero su ventaja mayor, indudablemente, está en que protege a los huevos de los merodeadores”.
Samuel Bochart (1599-1667), en su obra titulada Hierozoicon (Leipzig, 1796, vol. 3, Parte II, Libro III, cap. XI, págs. 194-204), hizo un estudio detallado sobre la palabra qip·póhz y llegó a la conclusión de que se refiere a la serpiente denominada en griego acontias y en latín iaculus: la culebra veloz. Sin embargo, las opiniones de los lexicógrafos modernos respecto al significado de esta palabra hebrea no concuerdan.