MANTEQUILLA
Producto lácteo diferente, en tiempos bíblicos, del conocido en el mundo moderno occidental, puesto que era semifluido en vez de sólido. (Job 20:17.) Por lo tanto, la palabra hebrea se define como “mantequilla nueva fresca, todavía blanda”. (Lexicon in Veteris Testamenti Libros, de Koehler-Baumgartner, pág. 308.) La misma palabra hebrea se vierte “cuajada” en Jueces 5:25.
“El batir [literalmente, exprimir] la leche es lo que produce mantequilla”. (Pro. 30:33.) Para hacer esto se ponía la leche en un odre y se mecía enérgicamente sobre las rodillas, o se suspendía entre unos postes y se balanceaba con fuerza hasta que adquiría la consistencia deseada.
Aunque se ha comido y disfrutado de la mantequilla desde los tiempos de los patriarcas, siempre se ha considerado un manjar exquisito. Abrahán la incluyó en el banquete que preparó para los visitantes angélicos (Gén. 18:8); los amigos de David le llevaron mantequilla y otros regalos para su sustento. (2 Sam. 17:29.) El valor intrínseco de la mantequilla la convirtió en un medio de cambio; las leyes hititas establecieron su precio. En Ur de los caldeos, la mantequilla formaba parte de las ofrendas religiosas que hacían a sus dioses.
Una palabra relacionada que se traduce “mantequilla” en el Salmo 55:21 tiene sentido figurado y representa las palabras agradables, suaves y zalameras de un traidor.