Ayudando a los publicadores nuevos
1 ¿Se acuerda usted de las primeras veces en que se asoció con el pueblo de Jehová? Hoy en día ciertamente nos regocijamos al ver a tantas personas nuevas afluyendo a la organización de Jehová y sin embargo, a la vez queremos preguntarnos: ¿Qué podemos hacer para ayudar a todas estas personas nuevas a aprender todo lo que puedan y, a la vez, a ser útiles en ayudar aún a otras personas a seguir en el camino de Jehová?
2 Algunos publicadores nuevos han dicho que se han sentido cohibidos en cuanto a contestar preguntas en el estudio de libro porque algunos de los hermanos no saben sus nombres. Así es que si los publicadores aprendieran los nombres de los nuevos esto facilitaría las cosas para los nuevos y haría que se sintieran más cómodos para contestar y pedir consejo, según sea necesario. Además, cosas sencillas como llenar un informe del servicio del campo o una hoja de suscripción, que son tan fáciles para nosotros que hemos estado por algún tiempo en la verdad, pueden explicarse a los publicadores nuevos. El anciano a cargo de la Escuela del Ministerio puede dirigirse a personas recientemente asociadas y explicarles en detalle los beneficios de la escuela, asegurándose de que obtengan el programa y aprendan en cuanto a algunos instrumentos útiles para el estudio personal, tal como “Toda Escritura es inspirada,” Bosquejos para sermones, y así por el estilo. Muchas de las cosas que damos por sentado son cosas en las que los nuevos necesitan ayuda para poderlas aprender.
3 Los publicadores nuevos pueden contribuir a que les ayudemos por medio de familiarizarse con los ancianos, presentarse a sí mismos, aun en más de una ocasión, si es necesario. Si los nuevos se presentan al que conduce la reunión, tomando la iniciativa en esto, ciertamente eso sería muy útil. No vacile en pedir la ayuda de los de más edad con relación a cualquiera de los servicios susodichos. Si algunos de los de más edad están ocupados en una ocasión en particular, no tome esto como una evidencia de que no están interesados en usted, sino trate de hablar con ellos otra vez. Este valioso intercambio de estímulo nos unirá como una familia feliz, ayudándonos los unos a los otros a progresar en la verdad y a seguir en el camino de Dios.