Aproveche bien el tiempo que dedica al ministerio
1 Es cierto que hay mucho por hacer y es muy poco el tiempo que queda para lograrlo (Juan 4:35; 1 Cor. 7:29). Pero con buena organización y buenos planes, se puede aprovechar bien el tiempo que se aparta para el ministerio.
2 Prepárese. Antes de dirigirse a la reunión para el servicio del campo, consiga las publicaciones que necesitará y apréndase bien su presentación. En cuanto termine la reunión con oración, diríjase al territorio. Así, tanto usted como los que vayan con usted podrán aprovechar al máximo el tiempo disponible para el servicio del campo.
3 Si usted es el encargado de dirigir la reunión para el servicio, comience a tiempo y sea breve: no tome más de diez a quince minutos. Antes de despedir al grupo, asegúrese de que todos sepan con quién les toca y cuál es su territorio.
4 Durante el ministerio. No se entretenga sin necesidad al terminar la reunión para el servicio del campo; más bien, póngase en marcha hacia el territorio. Si sabe desde antes que tendrá que retirarse temprano del servicio, podría conseguir su propio medio de transporte para que el resto del grupo no tenga que irse también. Cuando vaya en un grupo, piense en sus hermanos que quizás están esperando a que usted termine una conversación. Tal vez sería mejor, por consideración, hacer planes para volver a visitar a quien muestre interés o despedirse con tacto de alguien que solo quiera discutir (Mat. 10:11).
5 Al hacer revisitas, se ahorran viajes innecesarios si se atienden varias en el mismo vecindario antes de irse a otro. A veces conviene llamar por teléfono para saber si la persona estará en casa (Pro. 21:5). Cuando la visita vaya a tomar algo de tiempo, los demás del grupo pueden hacer planes para predicar en los alrededores o para hacer otras revisitas.
6 Vivimos en un tiempo de abundante cosecha espiritual (Mat. 9:37, 38). Pronto nuestra labor habrá acabado. Por eso queremos aprovechar bien el tiempo mientras estamos en el ministerio.