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¿Se debe utilizar el Nombre?La Atalaya 1984 | 15 de marzo
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¿Hay algo en todo esto que nos dé a entender que este poderoso nombre se debía ocultar?, ¿que no se debía usar?, ¿que debía ser reemplazado con alguna otra palabra? Los traductores que omiten de Su propio libro el nombre de Jehová obviamente no aprecian este nombre al mismo grado que lo apreciaban personas piadosas como Abrahán, Sara, Jacob, Moisés, Aarón, Samuel, David e Isaías.
Los profetas posteriores no ocultaron ese nombre tampoco, ni consideraron que fuera demasiado sagrado para usarlo, ni opinaron que los primeros escritores de la Biblia habían estado equivocados y que este nombre debía ser reemplazado por alguna otra palabra. Los mensajes de ellos estaban llenos de expresiones como las siguientes: “Oigan la palabra de Jehová.” “Esto es lo que ha dicho Jehová de los ejércitos, el Dios de Israel.” “Esto es lo que ha dicho el Señor Soberano Jehová”. (Jeremías 2:4; 19:15; Ezequiel 21:28.)
Además, el uso de ese nombre no se limitaba a asuntos religiosos. No solo lo usaban los maestros, sino que la gente común también usaba el nombre de Dios en sus conversaciones corrientes. La Biblia dice que Booz decía a sus segadores: “Jehová esté con ustedes”. Y ellos solían responder: “Jehová te bendiga”. (Rut 2:4.)
Los arqueólogos han hallado pruebas que confirman las declaraciones bíblicas de que la gente usaba ese nombre. En la década de los treinta descubrieron las Cartas de Laquis, fragmentos de cerámica que, según se cree, datan de la conquista babilónica del siglo VII a. de la E.C. En éstas se usan repetidas veces expresiones como: “¡Que YHWH [Yahweh, o Jehová] haga que mi señor oiga este mismísimo día noticias de bien!”.
Hasta personas no israelitas conocían y usaban el nombre de Dios. Los gabaonitas dijeron a Josué: “Han venido tus siervos respecto del nombre de Jehová tu Dios, porque hemos oído de su fama y de todo lo que hizo en Egipto” (Josué 9:9). En el siglo X antes de la Era común, Mesa, rey de Moab y enemigo de Israel, hizo que se escribiera el nombre sobre la Estela Moabita, que se volvió a descubrir en 1868 y que ahora se exhibe en el museo del Louvre, de París.
Esos hechos no deberían sorprendernos. En vez de dar a entender que se trataba de un nombre privado y secreto que no debía usarse, Moisés había dicho al pueblo: “Y todos los pueblos de la tierra tendrán que ver que el nombre de Jehová ha sido llamado sobre ti” (Deuteronomio 28:10). ¿Cómo hubiera sido posible realizar esto, si ni siquiera los adoradores hubieran usado Su nombre?
En vez de ser un nombre que no debía pronunciarse, era uno que se honraba, amaba y respetaba. Se usaba al dar nombres a los lugares y hasta a las personas. Abrahán llamó el lugar adonde él fue a sacrificar a Isaac “Jehová-yiré” (Génesis 22:14). Además, hay nombres bíblicos bien conocidos, cuyo significado tiene que ver con Jehová, o Jah, forma poética abreviada del nombre Jehová: Ezequías, Isaías, Josías, Nehemías, Abdías, Zacarías y Sofonías. Las personas hasta usan el nombre de Dios al dar nombres a sus hijos hoy. De hecho, ¡el maravilloso nombre de Dios tal vez esté incluido en el propio nombre de usted! ¿Conoce usted a alguien que se llame Joel? Ese nombre significa “Jehová es Dios”. ¿Qué hay del nombre Jonatán? Éste significa “Jehová ha dado”. Josué significa “Jehová es salvación”. Y cualquiera que tenga el nombre común de Juan tiene un nombre que significa “Jehová ha sido bondadoso”.
Así, a pesar de que algunas personas crean que el nombre de Dios es demasiado sagrado para que se pronuncie, y que otras personas crean que ese nombre se debería pasar por alto, no hay manera de omitirlo en la Biblia. Está incorporado en todos esos nombres bíblicos, que se usaron durante los muchos siglos en los que las personas no solo conocían el nombre sagrado de Dios, JEHOVÁ, sino que también lo usaban al orar, al adorar y al conversar.
Pero ¿qué hay de las Escrituras Cristianas, a las que frecuentemente se llama el Nuevo Testamento? El nombre de Jehová está incorporado en el nombre de Jesús y de Juan, y en la palabra “Aleluya”, pero ¿por qué no aparece más a menudo? La respuesta a esta pregunta importante se considera en el artículo que sigue.
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El nombre de Dios en las Escrituras CristianasLa Atalaya 1984 | 15 de marzo
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El nombre de Dios en las Escrituras Cristianas
CUANDO Jesús se refirió a Dios como su Padre, sus oyentes judíos conocían a Aquel de quien él hablaba. Veían el nombre de Dios en los rollos hebreos de la Biblia, que estaban disponibles en sus sinagogas. Jesús recibió uno de estos rollos en la sinagoga del pueblo donde él se crió, Nazaret. Leyó un pasaje de Isaías en el que se menciona el nombre de Jehová dos veces. (Lucas 4:16-21.)
Los primeros discípulos de Jesús también veían el nombre de Dios en la Septuaginta o Versión de los Setenta... traducción de la Biblia en griego que los cristianos primitivos usaban al enseñar y escribir. Es cierto que en un tiempo se creía que el nombre de Dios no aparecía en la Septuaginta, pero ahora se sabe definitivamente que este nombre se respetaba tanto que el Tetragrámaton (término que los escriturarios emplean para referirse a las cuatro letras con las que se escribe el nombre de Dios en hebreo) se copiaba en letras hebreas, directamente en el texto griego.
Hasta en el siglo segundo Aquila escribió el nombre de Dios en letras hebreas en su texto griego. En el siglo tercero, Orígenes escribió que “en los manuscritos más fieles el nombre se escribe en caracteres hebreos”. En el siglo cuarto, Jerónimo, traductor de la Biblia, escribió: “Aun hasta el día de hoy hallamos el nombre de Dios, que consiste en cuatro letras (es decir, יהוה), expresado en las letras antiguas en ciertos volúmenes griegos”.
El Dr. Paul E. Kahle escribe: “Ahora sabemos que en el texto griego de la Biblia [la Septuaginta], puesto que fue escrito por judíos para judíos, no se usó la palabra kyrios [Señor] para traducir el nombre Divino, sino que en dichos Mss. [manuscritos] se conservó el Tetragrámaton, escrito en letras hebreas o griegas”. (The Cairo Geniza, páginas 222, 224.)
¿Qué significa esto? Significa que, sea que hablaran hebreo o griego, los oyentes de Jesús, al leer las Escrituras, veían el nombre de Dios en ellas. Por eso, es solo razonable que al citar estos textos siguieran la costumbre que habían observado... poner las cuatro letras hebreas del nombre de Jehová en el texto de sus escritos de las Escrituras Griegas Cristianas.
En el Journal of Biblical Literature, George Howard, profesor asociado de religión de la Universidad de Georgia, escribió: “Puesto que el Tetragrámaton todavía se escribía en los ejemplares de la Biblia en griego que componen las Escrituras de la iglesia primitiva, es razonable creer que los escritores del N[uevo] T[estamento], al citar las Escrituras, hayan conservado el Tetragrámaton en el texto bíblico”. (1977, tomo 96, núm. 1, página 77.)
Se reemplaza el nombre de Dios
Parece que más tarde se fue omitiendo el nombre divino tanto en la Septuaginta como en el “Nuevo Testamento” cuando los cristianos no judíos ya no podían entender ni comprender las letras hebreas. Así, el Dr. Kahle escribe: “Los cristianos fueron quienes reemplazaron el Tetragrámaton por kyrios [Señor], cuando ya no se entendía el nombre divino escrito en letras hebreas”. (The Cairo Geniza, página 224.)
¿Cuán seria fue esa pérdida? El profesor Howard dice: “La supresión del Tetragrámaton, según nuestro parecer, creó confusión en la mente de los cristianos gentiles primitivos respecto a la relación entre el ‘Señor Dios’ y el ‘Señor Cristo’”. (Página 63 del artículo supracitado.)
Por ejemplo, Salmo 110:1 dice: “La expresión de Jehová a mi Señor es”. Esto se cita en Mateo 22:44, donde la mayor parte de las traducciones modernas, después de eliminar el nombre de Jehová, vierten el texto como sigue: “El Señor dijo a mi Señor”. Así, la mayoría de los miembros de las iglesias de la cristiandad perdieron de vista la distinción clara entre Jehová (”el Señor”) y Jesús (”mi Señor”).
El seguir el ejemplo bíblico de usar el nombre de Dios ofrece grandes ventajas: 1) Nos ayuda a considerar a Dios como una persona, y no simplemente como una fuerza. 2) Nos ayuda a acercarnos más a él. 3) Elimina la confusión, a la vez que aclara nuestros pensamientos acerca de él, y hace que éstos estén en mayor armonía con lo que la Biblia realmente enseña.
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