Ponderando las noticias
Siegan lo que siembran
Un informe que apareció en la publicación New York Times Magazine dice que “los homosexuales que llevan una vida sexual activa son propensos a un montón de enfermedades: sífilis, gonorrea, herpe genital, hepatitis, amebiasis (una de las enfermedades más comunes en lo que los médicos llaman el ‘síndrome intestinal homosexual’) e infecciones causadas por hongos y protozoos que generalmente se ven solamente en los trópicos”. La razón por la cual estas “extrañas infecciones son tan comunes en la comunidad homosexual” ha desconcertado a los médicos desde hace mucho tiempo. A la lista susodicha se ha sumado hace poco AIDS (siglas en inglés para síndrome de inmunodeficiencia adquirida)... que deja el cuerpo imposibilitado para luchar contra el cáncer u otras infecciones. “AIDS es mortal”, declara la publicación Times. “Los varones homosexuales todavía componen 75 por 100 de las víctimas de la enfermedad, y el espectro de AIDS atormenta a todo miembro de la comunidad homosexual.” “El realizar cambios de comportamiento [i.e., restricción sexual] es actualmente el único consejo prudente que los médicos pueden ofrecer.”
“Recomiendo firmemente a mis pacientes que sean muy circunspectos y cautelosos en sus futuras relaciones sexuales”, dice el Dr. Dan William, que atiende principalmente como pacientes a varones homosexuales. “Comunico a mis pacientes lo que conocen los especialistas en epidemias... que no es mucho. Estamos más o menos seguros de que se trata de un agente que se transmite mediante las relaciones sexuales.”
El aumento drástico que ha habido de las enfermedades que se transmiten mediante las relaciones sexuales ilustra bien el principio bíblico de que “cualquier cosa que el hombre esté sembrando, esto también segará”. Por trágico que parezca, el violar las normas de Dios con relación a la moralidad sexual lleva a que ‘reciban en sí mismos la recompensa completa, que se les debía por su error’. (Gálatas 6:7, 8; Romanos 1:26, 27.)
“Fraude sagrado”
“Parece que se están ocultando rápidamente bajo la alfombra los verdaderos principios cristianos, a medida que ministros modernos cobran contribuciones exhorbitantes por ritos habituales que en el pasado se efectuaban sin costo alguno”, declara Echo, suplemento del periódico The Natal Witness, de África del Sur. En Lesotho hay sacerdotes que “’venden’ la santa comunión” y cobran un alto precio por “unas cuantas gotas de agua que se usan en el bautismo”, informa el periódico al mencionar que el obispo anglicano está preocupado por el “fraude sagrado”, pero no puede detener la práctica.
También se citó el ejemplo de “un muy conocido líder de una enorme iglesia independiente” que cobraba R10 (más de $9,00 E.U.A.) por solo un apretón de manos, y el de su hijo, que ahora cobra “como mínimo R5 sólo por untar con Vaselina Sello Azul la señal de la cruz en el rostro de un seguidor”.
¿Por qué hay seguidores que apoyan esos ardides para ganar dinero? “El motivo general tras el síndrome de ‘orar y pagar’ es que si la persona contribuye generosamente a la Iglesia, él o ella recibirá un servicio de funeral decente”, dice Echo. Sin embargo, Cristo, quien dejó a los que lo representan ‘un dechado para que sigan sus pasos con sumo cuidado y atención’, no cobró nada por los servicios y milagros que efectuó (1 Pedro 2:21). Y, al instruir a sus discípulos en el ministerio como sus representantes, mandó: “Recibieron gratis, den gratis”. (Mateo 10:8.)
Ningún cambio
“Si Cristo volviera —pregunta Sydney J. Harris, periodista— ¿no habría pronto una segunda crucifixión?” Siguió diciendo: “¿Y esta vez, no a manos de los romanos ni los judíos, sino a manos de los que orgullosamente se llaman a sí mismos cristianos?”.
Luego él hizo la observación de que Jesús sin duda sería ‘asaltado, atacado, castigado, despedido, denunciado, rechazado, despreciado, insultado y objeto de mofa’ por las diversas facciones en que se divide hoy la humanidad. Dijo además: “Me pregunto cómo consideraríamos y trataríamos hoy día a ese hombre de extrañas y temerosas e ‘imprácticas’ doctrinas de conducta humana y relaciones sociales. ¿Creeríamos en él y lo seguiríamos a un grado mayor que el de las masas del pueblo que en sus días creyeron en él y lo siguieron?”.
Preguntas como ésas nos ayudan a entender la razón por la cual la “revelación del Señor Jesús desde el cielo con sus poderosos ángeles” tiene que venir ‘a traer venganza sobre los que no conocen a Dios y sobre los que no obedecen las buenas nuevas acerca de Jesús’. (2 Tesalonicenses 1:7-9.)