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¿Divertido o avergonzado?¡Despertad! 1973 | 8 de mayo
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Desafortunadamente, una de las maneras en que la falta de compasión se manifiesta frecuentemente es chismeando acerca de los errores que otros cometen, hablando de éstos con otros. ¿Es eso provechoso? La Biblia aconseja: “No hablen perjudicialmente de nadie.” Eso no admite el chismear acerca de las imperfecciones de otros. Y el amor removerá hasta el deseo de hacer eso, porque “el amor cubre aun todas las transgresiones.”—Tito 3:2; Pro. 10:12.
Todos necesitamos vigilar nuestra manera de ver las imperfecciones de otros, porque la tendencia de muchos en nuestro día es la de ser menos compasivos, tener menos empatía. ¿Por qué? En algunos casos es porque nos comunicamos con muchas personas. Lo más probable es que mientras más sea la gente con la que tratemos, menos personal será nuestra relación con otros. Es muy posible que el paso de la sociedad moderna también sea un factor. Tal parece que siempre hay tanto que hacer y tan poco tiempo para hacerlo.
Lo que ponemos en nuestra mente también influenciará el modo en que nos sentimos hacia otros. ¿Cómo podemos hacer una práctica de leer literatura, o mirar películas, que describen crímenes violentos sin llegar a endurecernos como consecuencia de ello? ¿Cómo podemos escoger como entretenimiento películas que hacen resaltar la explotación de otros, sin que eso nos haga más insensibles?
¡Cuánto más provechoso es el leer la Palabra de Dios, la Santa Biblia, diariamente! Puede ayudar a uno a expresar compasión cuando se necesite, pues está llena de admoniciones y ejemplos de este mismo asunto. Tal como nos aconseja Romanos 12:15: “Regocíjense con los que se regocijan; lloren con los que lloran.” Para ver un ejemplo de alguien que hizo esto a la perfección, lea los cuatro Evangelios, que cuentan acerca de la vida de Jesucristo, el Hijo de Dios.
Ante la tumba de Lázaro “Jesús cedió a las lágrimas.” Y de la gente humilde y oprimida de su día “se compadeció . . . porque estaban desolladas y desparramadas como ovejas sin pastor.” A ellos les dirigió las consoladoras palabras: “Vengan a mí, todos los que se afanan y están cargados, y yo los refrescaré. Tomen mi yugo sobre ustedes y háganse mis discípulos, porque soy de genio apacible y humilde de corazón, y hallarán refrigerio para sus almas.”—Juan 11:35; Mat. 9:36; 11:28, 29.
¿Y por qué debemos interesarnos en hacer lo que es correcto respecto a esto? Porque es lo correcto. De esta manera reflejamos las cualidades de nuestro Padre celestial y así lo honramos. Lo que es más, al ser sensibles, manifestando empatía y compasión, frecuentemente segaremos gratitud del que súbitamente se siente solo por la burla de otros. En todo esto, nos beneficiaremos, pues “el que refresca a otros, él mismo será refrescado.”—Pro. 11:25, New English Translation; Mar. 12:31; Luc. 6:31, 36.
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Hábitos de comer¡Despertad! 1973 | 8 de mayo
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Hábitos de comer
● Un estudio en los Estados Unidos mostró que muchos de los ciudadanos de la clase media, aunque tienen los medios para comprar buena comida, han adquirido hábitos de comer muy deficientes. Basándose en las cantidades recomendadas de calorías, proteínas y quince otros nutrimentos que se necesitan para mantener la buena salud, el estudio mostró que, de 1955 a 1965, el número de norteamericanos con buenos regímenes alimenticios mermó de 60 a 50 por ciento. Además, la cantidad que se alimenta de regímenes deficientes (los que proveen menos de dos tercios de las cantidades recomendadas en una o más categorías) aumentó de 15 a 21 por ciento.
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