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  • Amigos verdaderos... ¿por qué son tan difíciles de hallar?
    La Atalaya 1985 | 15 de mayo
    • Amigos verdaderos... ¿por qué son tan difíciles de hallar?

      “QUIERO tener un millón de amigos.” Así dice una canción popular brasileña. Pero, exactamente, ¿qué es un amigo? A veces la palabra “amigo” se usa de manera tan general que se aplica casi a toda persona conocida que no sea hostil. Sin embargo, un verdadero amigo es más que un mero conocido. Respecto a la amistad, Francis Bacon escribió: “Duplica los gozos y corta las penas por la mitad”.

      De hecho, un verdadero amigo es alguien que contribuye a la felicidad de la otra persona y que, cuando es necesario, le ayuda a encararse a la tristeza. Por eso la persona que no tenga amigos no puede ser completamente feliz. Pero millones de personas se quejan de que es difícil hallar amigos verdaderos.

      Por qué es difícil hallar amigos verdaderos

      La Biblia predijo que hoy los hombres y las mujeres serían “amadores de sí mismos, [...] presumidos, altivos, [...] desagradecidos, desleales, sin tener cariño natural, no dispuestos a ningún acuerdo, calumniadores, sin gobierno de sí mismos, feroces, sin amor de la bondad, traicioneros, temerarios, hinchados de orgullo” (2 Timoteo 3:1-4). ¡No es de extrañar, entonces, que sea difícil hallar amigos leales! El ambiente en que se crían las personas obra en contra de que desarrollen las cualidades que se necesitan en un amigo.

      Pero existen otros factores. Hay quienes tienen un carácter superficial, en el sentido de que se preocupan solo de los aspectos superficiales de la vida. Hay otros que no están dispuestos a hacer los sacrificios que la amistad exige. “¡No se familiarice mucho!”, es el consejo que se oye muy a menudo hoy día. La importancia que el mundo da al materialismo ha afectado a la amistad también. En muchos casos las personas prefieren las posesiones —hasta los perros y los gatos— a las personas. Cualquier amor que acaso muestren al prójimo tiende a ser superficial. Cierta anciana dijo lo siguiente: “Aman, pero desde lejos”. Aun entre personas en cuya cultura los besos y los abrazos son muestras de cortesía comunes, quizás no exista verdadero apoyo en tiempos de extrema necesidad.

      La falta de tiempo es también un impedimento común en lo que tiene que ver con la amistad. Frecuentemente, en su afán diario, las personas llegan a estar demasiado ocupadas o demasiado agotadas para cultivar amistades. O tal vez algunos crean que a las amistades se las tiene que entretener de manera extravagante, ¡y por eso quizás lleguen a la conclusión de que no pueden darse el lujo de tener amistades!

      Amistades superficiales

      No obstante, muchas personas afirman que sí tienen amigos. Pero ¿cuán profundas son dichas relaciones? En muchos casos hay quienes se interesan en alguien por lo que dicha persona pueda ofrecer, no por lo que ella es. Por eso es probable que dichas amistades duren poco, pues tan pronto el “amigo” deja de ser útil, él o ella queda descartado.

      Aun el tener intereses en común no siempre es suficiente base para una amistad duradera. El Brazil Herald relató en cierta ocasión acerca de dos “amigos” íntimos que durante los fines de semana disfrutaban de recorrer las tabernas y beber mucho. Pero en cierta ocasión se pusieron a discutir en cuanto a cuál de los dos era más hombre. Para probar que lo era, uno de ellos mató al otro a balazos. El asesino luego dijo que había matado a su “mejor amigo”.

      Pero a pesar de todas las dificultades y los obstáculos que interfieren con la amistad, lo cierto es que todos tenemos una necesidad innata de tener amigos. Entonces, ¿dónde y cómo se los puede hallar?

  • Amigos verdaderos... cómo hallarlos
    La Atalaya 1985 | 15 de mayo
    • Amigos verdaderos... cómo hallarlos

      “LA ÚNICA manera de tener un amigo es por medio de ser un amigo”, dijo Ralph Waldo Emerson. Pero muchos han escogido el camino de la soledad. En vez de tomar la iniciativa y ser un amigo, excluyen a otras personas de su vida. ¿Cuál es el resultado? “Las personas que pasan mucho tiempo a solas tienden a sentirse ‘muy pasivas, infelices, excluidas del mundo’”, dijo cierto periódico brasileño, citando las palabras de un investigador. Éste dijo a continuación: “Cuando uno no halla qué hacer, cuando no hay con quién hablar, uno se vuelve introvertido. Es mucho más fácil encerrarse en sus propios problemas”.

      Pero no es necesario que usted llegue a tal etapa. Casi cualquier persona puede aprender a ser un amigo, y así ganar amigos. Pero ¿cómo se empieza? Nuestra propia personalidad es un factor importante en lo relacionado con la habilidad de hacer amigos. Es veraz el proverbio antiguo que dice: “La bondad hace atractivo al hombre” (Proverbios 19:22, La Biblia al Día). Por eso la amistad verdadera llega a los que expresan bondad. Por ejemplo, cuando damos a conocer a otros que los apreciamos, es más probable que se interesen en nosotros.

      También, la persona bondadosa escucha a los demás. El que domine la conversación o hable excesivamente de sí mismo hallará que se le hace difícil encontrar a alguien que se interese en los sentimientos y las aspiraciones de él. La bondad también significa que tenemos que tener cuidado de lo que decimos a otros. “Existe el que habla irreflexivamente como con las estocadas de una espada, pero la lengua de los sabios es una curación” (Proverbios 12:18). Esto se puede ilustrar como sigue: Quizás usted note que alguien está deprimido o consumido por la preocupación. Cierto proverbio dice: “La angustia deprime al hombre; la palabra amable lo alegra” (Proverbios 12:25, Versión Popular). En una ocasión como ésta, la lengua de usted, si es sanadora, puede ganarle un amigo leal.

      El valor de la lealtad

      El escritor de Proverbios 18:24 mostró que tenía un entendimiento profundo de las relaciones humanas, al escribir: “Algunos amigos nos traen la ruina, pero el amigo verdadero es más leal que un hermano” (The New American Bible). Sí, ¿quién quiere tener un amigo por interés? Pero considere el ejemplo de David y Jonatán. Jonatán pudiera haberle tenido mala voluntad a David, puesto que Jonatán era el heredero del trono de Israel, pero sabía que David de hecho llegaría a ser rey. No obstante, Jonatán mostró lealtad, no celos, para con David, y hasta arriesgó su propia vida por David. (1 Samuel 18:1-3; 20:17, 31, 32; 2 Samuel 1:26.)

      Rut también fue una amiga leal. En vez de abandonar a su suegra, Noemí, Rut permaneció con ella. De hecho, los que la observaban declaraban con razón que Rut era ‘mejor que siete hijos’ para Noemí. (Rut 1:16, 17; 4:15.)

      ¿Muestra usted dicha lealtad? Por ejemplo, cuando usted observa faltas en sus asociados, ¿las revela irreflexivamente a otros?

      Pero ¿qué hay si un buen amigo suyo tiene una falta grave que requiere atención inmediata? El amigo leal no se retrae de decir la verdad por temor a cómo reaccionará la otra persona. “Las heridas infligidas por uno que ama son fieles”, dice la Biblia (Proverbios 27:6). Esto, por supuesto, no significa que usted debería ser áspero o brusco. En cierta ocasión los cristianos de la antigua Galacia necesitaron que se les corrigiera de manera franca. Pero note lo hábilmente que el apóstol Pablo trató la situación, y entonces preguntó: “Pues, entonces, ¿me he hecho su enemigo porque les digo la verdad?” (Gálatas 4:16). El verdadero amigo lo amará a usted porque usted ‘dice la verdad’, aunque se trate de un consejo que se dé a manera de corrección. (Proverbios 9:8.)

      La felicidad de dar

      La amistad genuina y duradera sí cuesta algo. Las personas que siempre están esforzándose por conseguir algo sin dar nada a cambio nunca llegarán a conocer la felicidad de la que habló Jesús cuando dijo: “Hay más felicidad en dar que la que hay en recibir” (Hechos 20:35; Lucas 6:31, 38). Por eso, aprenda a considerar a las personas desde el punto de vista de lo que usted puede hacer para ellas, no de lo que usted puede sacar de ellas.

      La Biblia insta a los cristianos a ser ‘generosos’, “liberales, listos para compartir” (Proverbios 11:25; 1 Timoteo 6:18). Tal vez sus recursos materiales sean muy limitados, pero ¿qué hay de su tiempo? ¿Acostumbra usted siempre a estar de prisa? La amistad requiere tiempo, y a menos que una persona esté dispuesta a apartar tiempo para otros, las relaciones no prosperan. Por ejemplo, puede que usted recurra al bien conocido saludo: “¿Cómo está usted?”. Pero ¿es usted lo suficientemente generoso con su tiempo como para detenerse y estar dispuesto a escuchar la respuesta a esta pregunta? Recuerde que aunque Jesucristo era una persona muy ocupada, siempre hallaba tiempo para atender a los que lo buscaban. (Marcos 6:31-34.)

      Cómo mantener vivas las amistades

      Una vez que se ha establecido una amistad, debería hacerse todo esfuerzo para que se mantenga viva. Es cierto que a medida que las personas llegan a conocerse unas a otras se manifiestan ciertas debilidades y faltas. No obstante, es bueno reconocer y pasar por alto las debilidades de menor importancia. Además, cuando tenga dudas, lo noble es dar a su amigo un margen de confianza, y así evitará ser indebidamente sospechoso. ‘Sopórtense los unos a los otros en amor’, aconseja Pablo. Y Pedro agrega: “Ante todo, tengan amor intenso los unos para los otros, porque el amor cubre una multitud de pecados”. (Efesios 4:2; 1 Pedro 4:8.)

      Además, ¡cuán sabio es nunca dar por sentado a los amigos! Aun los amigos más íntimos necesitan un poco de vida privada. Las visitas largas, frecuentes e inoportunas pueden con el tiempo hacerse fatigosas e indeseables. El discernimiento y el respeto deberían impulsarnos a hacer arreglos de antemano siempre que sea posible. Proverbios 25:17 aconseja: “Haz cosa rara tu pie en la casa de tu semejante, para que no tenga lo suficiente de ti y ciertamente te odie”.

      También es prudente evitar ser demasiado curioso o preguntón, meterse en los asuntos personales o tener una actitud posesiva. La modestia nos impulsará a no ser dogmáticos. La amistad ciertamente no nos da el derecho de imponer nuestras opiniones o gustos personales en otros. De hecho, si somos gobernados por “la sabiduría de arriba”, seremos razonables. (Santiago 3:17.)

      Dé apoyo a sus amigos, siguiendo el consejo que Pablo da en Romanos 12:15: “Regocíjense con los que se regocijan; lloren con los que lloran”. Sí, esté dispuesto a compartir las tristezas, las desilusiones, los gozos y los éxitos de sus amigos. Despliegue sentido del humor, también, por medio de estar dispuesto a reírse de sus propios errores, no solo de los de la otra persona. Los comentarios bondadosos hasta pueden ayudar a relajar la tensión en momentos incómodos. Sí, la amistad requiere trabajo. Pero ¿no es cierto que vale la pena?

      Cómo hallar verdaderos amigos

      Pero ¿dónde se pueden hallar verdaderos amigos? Sería bueno empezar con la congregación de los testigos de Jehová de su localidad. Estos cristianos genuinos disfrutan de relaciones tan buenas entre sí que frecuentemente se refieren unos a otros como “los amigos”, tal como lo hicieron sus compañeros de creencia del primer siglo (3 Juan 14). Dichas personas han desechado el nacionalismo y el orgullo racial, factores que apartan a las personas entre sí. Se esfuerzan por vestirse de lo que la Biblia llama “la nueva personalidad”. Esto significa cultivar cualidades atractivas como “los tiernos cariños de compasión, bondad, humildad de mente, apacibilidad y gran paciencia” (Colosenses 3:10-12). ¡Usted ciertamente podrá hallar amigos deseables entre las personas que hacen esto!

      Por medio de asociarse con los testigos de Jehová, usted también aprenderá a hacerse amigo de Jehová Dios y su Hijo Jesucristo. Jesús dijo: “Ustedes son mis amigos si hacen lo que les mando” (Juan 15:14). Además, en la antigüedad, Abrahán fue llamado “amigo de Jehová”. Abrahán alcanzó aquella relación tan deseable debido a su fe y sus obras justas, y usted puede hacer lo mismo. (Santiago 2:23.)

      Por eso aunque es bueno hacer el esfuerzo por cultivar amistades aquí en la Tierra, esté aun más resuelto a establecer relaciones amigables con nuestro Amigo celestial, Jehová Dios. Dentro de poco él restaurará el Paraíso a la Tierra, de modo que todos sus siervos terrestres vivirán en paz y seguridad. Sí, entonces los habitantes de la Tierra estarán rodeados de millones de personas que eternamente resultarán ser verdaderos amigos. (Lucas 23:43; Revelación 21:3, 4; Salmo 37:10, 11.)

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