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‘El pequeño ha llegado a ser mil’ en ItaliaLa Atalaya 1984 | 15 de febrero
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la obra de construcción viajó unos 100 kilómetros (62 mi) cada semana por varios meses para poder dedicar algún tiempo a su familia también.
Muchos hermanos dejaron su casa y su trabajo, o tomaron sus vacaciones anuales para ir a trabajar por períodos prolongados. Hay que atribuir gran parte del mérito a las familias que quedaron atrás por los sacrificios que hicieron para permitir que un miembro de la familia pudiera ir a trabajar en ese proyecto especial.
El hecho de que la mayoría de los hermanos pudieron quedarse por solo un tiempo limitado significó que casi todas las semanas variaba la cantidad de la plantilla de obreros. Esto presentó un gran desafío a los hermanos que superentendían la obra. Sin embargo, todos los voluntarios estaban dispuestos a adaptarse y seguir las instrucciones que se daban. Su buena voluntad de cooperar fue una verdadera manifestación del “fruto del espíritu”. (Gálatas 5:22, 23.)
Muchos hermanos contribuyeron al poner a la disposición de la Sociedad sus negocios privados. Por ejemplo, una empresa que pertenece a unos hermanos hizo 300 puertas para el nuevo edificio residencial de la familia Betel. Los que no pudieron ayudar en el trabajo ofrecieron dinero, materiales y equipo. Hasta los niños estuvieron deseosos de ayudar. Un pequeñín donó sus ahorros de cinco años... todo el contenido de su alcancía.
Al reflexionar sobre el excelente espíritu que desplegaron los voluntarios, un superintendente de la obra dijo: “Fue animador y conmovedor el tiempo de decir adiós a estos hermanos. Nos daban las gracias por el privilegio de contribuir mediante su labor al adelantamiento de la adoración pura”. Al respecto, el coordinador del comité de la sucursal comentó: “La construcción de este edificio no se ha llevado a cabo por el esfuerzo de una sola persona ni de un grupo de personas. Se ha construido debido al esfuerzo combinado de todo el pueblo de Dios en Italia. Es prueba de la bendición de Jehová”.
Inauguración y dedicación
La conclusión de la construcción de la nueva sucursal fue motivo de gran gozo para los hermanos. ¡Qué claramente se demostró ese gozo en una ocasión especial... la inauguración de los nuevos edificios y la dedicación de éstos a Jehová! Esto tuvo lugar el 24 de abril de 1982. Pero ¿cómo podía participar del gozo de este acontecimiento animador una mayor cantidad de testigos de Jehová? Para lograr que fuera posible, el programa especial, que se estaba llevando a cabo en el Salón del Reino del nuevo edificio, se transmitió por hilo telefónico a lugares de reunión en Roma, Novara, Ascoli Piceno, Nápoles, Siracusa y Cagliari.
El día señalado resultó ser ventoso, frío y lluvioso. A pesar de eso, y aunque la mayoría de los grupos se reunieron en estadios al aire libre, una entusiástica muchedumbre de 27.372 personas disfrutó del programa. Respecto a los que se reunieron en Novara, Corriere della Sera informó:
“La lluvia caía a cántaros en las frías calles barridas por el viento. La mayoría de la gente estaba resguardada en su hogar o en el bar, pero ellos [los testigos de Jehová] eran la excepción. Habían viajado en tren, autobuses y pequeños automóviles desde Trieste, Gorizia, Verona y Alejandría. Los niños estaban envueltos en trajes de esquiar; las damas de mayor edad, acojinadas como colchones; y las parejas de edad avanzada se refugiaban bajo mantas a medida que se acomodaban en la pequeña tribuna del estadio. [...] No hubo ninguna señal de indisciplina, murmuración o impaciencia”.
Un canal de televisión nacional transmitió en el noticiero de la noche parte del acontecimiento. El reportaje abarcó algunas porciones de la reunión y mostró escenas de los nuevos edificios de la sucursal.
En la reunión que hubo en la sucursal misma estuvo presente M. G. Henschel, el orador principal de la ocasión y miembro del Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová. También estuvieron allí varios misioneros que habían servido más de 30 años en Italia. También estuvieron presentes los miembros de la familia Betel, algunos de los cuales han servido por más de 35 años en la sucursal.
En la apertura de su discurso de dedicación, el hermano Henschel citó la declaración: “El pequeño mismo llegará a ser mil”. Esas palabras trajeron recuerdos especiales a la memoria de los que llevaban muchos años como testigos de Jehová. Pero también produjeron en todos los presentes un sentimiento de gratitud sincera a Jehová Dios, quien, de hecho, lo ha ‘acelerado a su propio tiempo’. (Isaías 60:22.)
Expansión adicional
Aunque “el pequeño” en Italia ya ha ‘llegado a ser mil’, es patente que los testigos de Jehová todavía tienen mucho trabajo que hacer allí. Por contar con los nuevos y ampliados edificios de la sucursal, se sienten bien equipados para la obra que hay por delante. Esperan confiadamente en que Jehová dé el aumento.
En efecto, Jehová ha seguido dando aumento. En marzo del año pasado un total de 233.042 personas —más del doble de la cantidad de publicadores del Reino que hay en Italia— asistieron a la Conmemoración de la muerte de Jesucristo. Los hermanos están alegres de haber tenido el privilegio de ayudar a progresar en sentido espiritual a estas personas que tienen interés en la Biblia. Muchas de ellas han respondido favorablemente a la verdad. En mayo de 1983 se alcanzó un nuevo máximo de 105.463 personas que participaron en la proclamación de las buenas nuevas del Reino en el campo italiano.
A los testigos de Jehová de Italia les parece que Dios verdaderamente ha hecho que “toda su bondad inmerecida abunde para con” ellos. Además de los aumentos numéricos, han disfrutado de abundantes riquezas espirituales. Agradecen la generosidad de Jehová, y están resueltos a seguir sembrando de modo mucho más abundante en los años por venir. (2 Corintios 9:8-10.)
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‘Dios la hace crecer’La Atalaya 1984 | 15 de febrero
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‘Dios la hace crecer’
Un agricultor pudiera sembrar una semilla, regarla y cultivarla, pero tiene que esperar pacientemente a que Dios la haga crecer hasta llegar a la madurez. Lo mismo sucede con los ministros cristianos. Como dijo el apóstol Pablo: “Yo planté, Apolos regó, pero Dios siguió haciéndolo crecer” (1 Corintios 3:6). Aunque pudiéramos proclamar las “buenas nuevas” y enseñar la Palabra de Dios a las personas que tienen interés en ella, Dios es quien hace que la “semilla”, o palabra sembrada, llegue al pleno crecimiento cristiano, tal como lo ilustra la siguiente experiencia. (Mateo 24:14; Lucas 8:11-15.)
“En 1953 comencé a estudiar la Biblia con Mable y su madre. Celebramos tres estudios. Pero el esposo de Mable estaba tan opuesto al estudio bíblico que vendió la casa y se mudó a otro lugar con su familia. Ella tenía tanto amor a la Biblia que a menudo me preguntaba qué había sucedido con ella.
El mes pasado recibí esta carta, la cual me ayudó a darme cuenta de que Jehová es quien hace crecer la ‘semilla’.
’Querida Virginia:
Por fin somos hermanas, después de todos estos años. Espero que no hayas pensado que había dejado definitivamente la verdad. Simplemente se requirieron todos esos años y, finalmente, el espíritu de Jehová para fortalecerme lo suficiente como para adoptar una actitud firme.
Muchas veces he pensado en las “semillas” que sembraste hace muchos años, y solo quería que supieras que finalmente lo logré.’”
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