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Problemas en el “paraíso”¡Despertad! 1984 | 8 de noviembre
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En 1967 llegó a estas islas la primera pareja de misioneros de los testigos de Jehová. No sabían el lenguaje local y encontraron muy pocas personas que hablaran inglés. Sin embargo, habían aprendido en poco tiempo lo suficiente del idioma nativo, aunque todavía lo chapurreaban, como para decir a sus vecinos que el Reino de Dios ha sido establecido, y que ese Reino resolverá finalmente el problema de la carrera de armamentos nucleares, el problema de la contaminación y todos los demás problemas aparentemente insolubles del siglo XX que perturban la tranquilidad de ellos. (Revelación 11:18.)
Ahora en Belau hay una congregación de 30 testigos de Jehová que dicen a sus vecinos: “¡Jehová mismo ha llegado a ser rey! Esté gozosa la tierra. Regocíjense las muchas islas”. (Salmo 97:1.)
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Se oye la alabanza a Jehová en las islas¡Despertad! 1984 | 8 de noviembre
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Se oye la alabanza a Jehová en las islas
EN 1969 una misionera de los testigos de Jehová se puso en contacto con Obasan, un ama de casa de mediana edad que era diaconisa de la Iglesia Adventista del Séptimo Día en Belau, un hermoso grupo de islas tropicales en el Pacífico occidental. Se comenzó un estudio bíblico semanal en el hogar de ella, a pesar de que la misionera todavía estaba luchando con el idioma nativo.
Un texto bíblico que impresionó a Obasan fue Salmo 37:10, 11, en el que leyó que es el propósito de Jehová que los mansos posean la Tierra y vivan en paz abundante. Pronto descubrió que Jehová resucitará aun a los injustos y les dará la oportunidad de obtener vida eterna durante el reinado de mil años de Cristo. (Hechos 24:15.)
Quedó muy impresionada al aprender acerca del amor, la justicia y la imparcialidad de Dios. Los líderes de su iglesia visitaban su hogar día y noche para tratar de convencerla de que dejara de estudiar con los testigos de Jehová. Ella les planteó preguntas sobre temas bíblicos pero no recibió respuestas satisfactorias. Un día se le pidió que dirigiera la congregación en oración. Ella sabía que si oraba a Jehová, los demás miembros de su iglesia la criticarían muchísimo. Pero si no oraba a Jehová, su oración estaría en contra de lo que creía en el corazón. Así que se puso de pie y dirigió su oración a Jehová, y esto pronto resultó en que abandonara la iglesia. Rápidamente se unió a los misioneros en la obra de predicar de casa en casa.
Su esposo se opuso a la “nueva” religión de ella. Se emborrachaba y amenazaba con ir al hogar de los misioneros y lanzar un arpón contra ellos. Obasan recuerda lo sucedido y dice: “Mis parientes se avergonzaban de verme predicar de casa en casa. La mayoría de mis amistades me abandonaron, y ahora, al mirar en retrospección, me doy cuenta de que nunca pudiera haber continuado sin la ayuda de Jehová”. Los misioneros la ayudaron a entender el principio cristiano de la sujeción de la esposa, y ella informa que después de poner en práctica este principio y de evitar envolverse en argumentos prolongados con su esposo, “él dejó de oponerse y con el tiempo comenzó a estudiar”. (Efesios 5:22.)
Obasan se bautizó en 1971 y ha estado participando en la obra de predicar de tiempo completo desde 1975. Cuatro personas con quienes ella ha conducido estudios han progresado hasta el punto de dedicar su vida a Dios y simbolizar dicha dedicación mediante bautismo en agua. También ha ayudado en la obra de traducir del inglés al idioma nativo de Belau la revista La Atalaya y otras publicaciones. Mediante personas como Obasan, se cumple la escritura que dice: “Atribuyan ellos gloria a Jehová, y en las islas anuncien aun su alabanza”. (Isaías 42:12.)
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