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¿Qué es diferente en cuanto a las crisis actuales?¡Despertad! 1975 | 22 de mayo
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¿Qué es diferente en cuanto a las crisis actuales?
EL 25 de agosto de 1974, el Bulletin of the Atomic Scientists adelantó el “reloj del día del juicio” en su portada tres minutos más hacia la medianoche. Estos científicos indicaron de este modo su temor de que la amenaza de un holocausto nuclear recientemente había acrecentado todo eso, adelantando la hora a nueve minutos antes de la medianoche.
Sin embargo, los que están conscientes de la historia de este reloj saben que, desde 1947 cuando los científicos atómicos lo pusieron en marcha, el reloj se ha movido ocho veces, pero en ambas direcciones.
Muchas personas piensan que el derrotero de la historia es muy similar al del “reloj del día del juicio.” Dicen que las crisis vienen y van pero de algún modo la humanidad siempre sale del paso. El punto de vista de ellos es tal como un profeta con discernimiento dijo hace 1.900 años que sería: “Pues, desde el día en que nuestros antepasados se durmieron en la muerte, todas las cosas continúan exactamente como desde el principio de la creación.”—2 Ped. 3:4.
Estas personas concuerdan en que obviamente los sistemas económicos y políticos globales actualmente están bajo grave tensión, pero, ¿no se están concentrando en los problemas los mejores cerebros del mundo? La sesión especial de recursos naturales de las Naciones Unidas y las recientes conferencias mundiales acerca del mar, población y alimentos demostraron una unidad de esfuerzos sin precedentes, ¿no es cierto? ¿Y no ilumina el cuadro todavía más el creciente détente entre Occidente y Oriente? “Realmente es un détente,” dice el canciller de Alemania Occidental Helmut Schmidt. “Es un mundo mucho menos peligroso . . . La amenaza se ha alejado, al menos ha aminorado.”
Los optimistas también están seguros de que la tecnología, si se le da tiempo suficiente, hallará un modo de restaurar los suministros en merma de alimentos, detener el aumento demográfico y desarrollar nuevos recursos para satisfacer las crecientes demandas de energía. Como dice una publicación que promueve la tecnología: “La ciencia y la tecnología deben solucionar nuestros problemas. Si éstas no lo hacen, nada lo hará.”
El tiempo, la tecnología y la diplomacia otras veces se las han arreglado para evitar que la humanidad entre en la crisis final. ¿Por qué son diferentes las crisis actuales?
Ya hace mucho que los científicos atómicos y los líderes mundiales han temido un día de juicio nuclear, y esa amenaza continúa, especialmente en vista del aumento proporcional de la carrera de armas. Pero ahora se ha agregado algo nuevo. ¿Qué?
El secretario general Waldheim dijo en una sesión especial de la O.N.U. acerca de los recursos naturales:
“Lo que es nuevo es la súbita y sorprendente urgencia de la situación actual y la aguda aceleración del proceso histórico, lo cual nos ha traído cara a cara con una emergencia global.” (Bastardillas nuestras)
¿Qué significa eso? Lo podemos comprender mejor si comparamos los pasados seis mil años de historia registrada con un lapso que sea más fácil de entender para nuestra mente. Piense en este período como si fuera reducido a una escala de 30 años en la vida de su propia familia, y observe la “aceleración” de los problemas.
Imagine que uno comienza con solo un hijo, una casa de ocho habitaciones y un ingreso en constante aumento. Aun en esa escala reducida de tiempo, ¡necesitaría veinte años para que la familia tuviera que proveer para un segundo hijo! Y la familia no volvería a aumentar otra vez sino hasta el año vigésimo noveno —esta vez dos hijos más— a cuatro.
Pero súbitamente, en el año trigésimo y último, su familia y sus necesidades se multiplican. Tan solo durante los siguientes ocho meses, se cuadruplica —a dieciséis— ¡súbitamente llenando al máximo su casa de ocho habitaciones! Imagine su consternación si se le dijera que la cantidad en su casa se duplicaría de nuevo —a treinta y dos— ¡en solo dos meses más! Pero las meras cantidades no son el único problema a los que uno se enfrenta.
La multiplicación repentina de las necesidades de la familia durante los pasados ocho meses ya ha consumido sus ahorros y lo ha endeudado. Además, su casa ha llegado a su capacidad máxima... al mismísimo tiempo en que el crecimiento de la familia realmente está adquiriendo velocidad. No hay tiempo ni dinero para ensanchar la casa. Todo se tiene que invertir sencillamente para mantenerse. Así, su hogar se encuentra en un punto crucial.
Pero suponga que cinco miembros de la familia insisten en tener más de las dos terceras partes de los alimentos y otras provisiones. Los once restantes, entonces, tienen que limitarse a dividir lo que queda lo mejor que pueden. Así es que las exigencias de unos pocos abruman a su hogar y sus ingresos hasta sus límites aun más rápidamente de lo que pasaría normalmente. Sus problemas son completamente diferentes de lo que eran hace pocos meses.
¿Es la ilustración anterior solo una ficción exagerada? No según un creciente número de autoridades.
Un poco más del 2 por ciento de la historia registrada súbitamente ha presenciado aproximadamente 75 por ciento del aumento de la población del mundo. De hecho, Waldheim asegura que aproximadamente una cuarta parte de la gente que jamás ha vivido está viva actualmente! El constante crecimiento aun a la proporción actual pondría en menos de 700 años a unas diez personas en cada metro cuadrado de la Tierra... océanos y todo.
Así es que tan solo las cantidades hacen rápidamente inevitable un punto crucial. “Sin duda,” dice la revista Scientific American, “este período de crecimiento será un episodio transitorio en la historia de la población.” (Las bastardillas son añadidas) Pero el problema ahora mismo no es solo las cantidades, sino la repentina rapidez con la que éstas han venido sobre las ya tambaleantes instituciones mundiales.
De súbito las crecientes cantidades han producido necesidades crecientes de alimentos, ropa, vivienda y educación. Pero por primera vez, la habilidad de la ciencia y la tecnología para mantenerse al paso con estas demandas está en tela de juicio: “La tecnología, por mucho tiempo la esperanza de los que creen en milagros,” declara The Wall Street Journal, “está siendo sobrepasada tan rápidamente por el crecimiento de la población que hasta los mejores científicos del mundo alzan sus manos en desesperación.”
Pero los límites artificiales impuestos por las egoístas y divisivas barreras económicas, políticas y religiosas son aun más restrictivos para la capacidad de la Tierra que los fracasos tecnológicos. Como resultado de esto, por ejemplo, menos de una tercera parte de la población de la Tierra usa aproximadamente dos terceras partes del alimento, energía y recursos de la Tierra. Las otras dos terceras partes de la humanidad tienen que dividirse (por lo general desigualmente) lo poco que queda.
Estas presiones están convergiendo sobre el mundo en el mismísimo período de la historia en que la capacidad de la Tierra, bajo la actual administración, está llegando al mismo límite. ¿Es de asombrarse que las instituciones anteriormente estables estén tambaleándose bajo la carga? Esta “aguda aceleración del proceso histórico” repentinamente ha llevado al mundo a un punto crucial. Dice George Wald, ganador del premio Nobel de la paz:
“Actualmente la vida humana está más amenazada que nunca antes, no por uno sino por muchos peligros, cada uno capaz por sí solo de destruirnos, pero todos están interrelacionados, y todos nos han sobrevenido al mismo tiempo.”
La naturaleza “interrelacionada” de los peligros actuales es de por sí una evidencia convincente de que éstos verdaderamente son diferentes. Veamos ahora cómo estas nuevas crisis afectan al mundo.
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Cómo la diferencia está sacudiendo al mundo¡Despertad! 1975 | 22 de mayo
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Cómo la diferencia está sacudiendo al mundo
“EL SUELO sobre el cual estamos parados está temblando. Han desaparecido las señales familiares,” se quejó el funcionario gubernamental Walter Scheel de Alemania Occidental en la sesión especial de la O.N.U. Anteriormente, las naciones individuales parecían poder tratar con sus propios problemas. “Pero las cosas han cambiado,” declaró el secretario de estado Kissinger de los Estados Unidos en una conferencia reciente a la Asamblea General de la O.N.U.
Un mundo que ahora funciona al mismísimo límite de su capacidad ha resultado en equilibrios nuevos y frágiles entre las naciones. Los golpes económicos y políticos que afectaban al mundo tanto como afecta una pulga a un elefante ahora parecen azotar con la fuerza con la que un león ataca a un ratón.
“Si no obtenemos un reconocimiento de nuestra interdependencia,” advierte Kissinger, “es casi seguro que la Civilización Occidental que conocemos se desintegrará” como resultado de las rivalidades nacionalistas egoístas.
¿Por qué? Unos pocos detalles ilustrarán cómo las diferencias fundamentales en el modo en que funciona nuestro mundo ahora intensifican los problemas hasta convertirlos en crisis aparentemente insolubles. Comencemos con . . .
Los recursos
El que los precios del petróleo se cuadruplicaran repentinamente, más que ningún otro factor singular, conmocionó al mundo haciéndolo reconocer su nueva condición precaria. El Instituto Internacional para los Estudios Estratégicos con su sede en Londres declaró que los aumentos de precios son “de todos los acontecimientos de los últimos años la más grande sacudida, la más potente impresión de una era nueva.” Esta acción de por sí ha producido una reacción en cadena en la estructura económica del mundo industrial que amenaza con hacerla añicos.
Pero el petróleo solo es un síntoma de las diferencias subyacentes en el mercado mundial para recursos naturales. Lo que en un tiempo, antes del punto crucial, era “mercado para el comprador,” súbitamente se ha convertido en un “mercado para el vendedor” en el cual los que suministran las materias primas pueden cobrar casi todo lo que quieren.
Puesto que gran parte de la prosperidad de estas naciones se ha edificado sobre una abundante existencia de materias primas baratas de ciertas naciones en desarrollo, este solo cambio amenaza su entero modo de vivir. “La Europa que ahora tenemos que construir es una Europa de penuria [pobreza extrema],” se lamenta el presidente de Francia Giscard d’Estaing.
Economía
Estrechamente relacionada con la crisis de los recursos está la crisis económica. De súbito, la peor inflación mundial de la historia nos afecta a todos. Uno siente los efectos cada vez que sale de compras. ¡La inflación entre las naciones industriales como un todo recientemente aumentó de súbito al cuádruplo del paso de la inflación de los años 1960! Al mismo tiempo esas naciones “acaban de pasar la desaceleración del crecimiento [económico] más excepcional que se haya experimentado jamás,” señala un informe reciente de la Organización Internacional para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.
La lucha para tan solo mantenerse al paso con los precios y las demandas rápidamente en ascenso de súbito ha endeudado profundamente a muchas naciones. “Nosotros los bancos hemos llegado al límite en lo que respecta a financiar a Italia, Francia, Gran Bretaña y otras naciones,” advierte el anterior director gerente del Fondo Monetario Internacional (IMF) Pierre-Paul Schweitzer.
La economía de los Estados Unidos no es inmune. La deuda total pública y privada de los Estados Unidos es ahora seis veces mayor de lo que lo fue al finalizar la II Guerra Mundial, “y las ganancias más elevadas han ocurrido desde 1960,” hace notar Business Week.
La economía mundial ahora funciona tan diferentemente que la mayoría de los economistas reconocen prontamente que sus muy alardeadas fórmulas para “afinar” las economías nacionales súbitamente se han hecho obsoletas. Así es que Business Week predice que aunque el mundo escape del “desastre [económico], . . . no hay modo de que se escape del cambio.” ¿Qué clase de “cambio”?
Muchas autoridades predicen que las economías que se desmoronan del “mundo libre” aumentan las probabilidades de las soluciones dictatoriales o comunistas, y la pérdida de las libertades personales.
Alimentos
Algo más que también está relacionado con la explosión de los problemas de los recursos y los problemas económicos es la crisis de alimentos. “La historia registra peores escaseces [de alimentos] en países individuales,” dice un informe preparado por la Conferencia Mundial de Alimentos de la O.N.U., “pero es dudoso el que una situación tan crítica de alimentos jamás haya sido tan global.” Y el economista del Departamento de Agricultura de los Estados Unidos (USDA) Don Paarlberg asegura que “es evidente que estamos en alguna clase de punto de viraje” para la agricultura. ¿Por qué ahora?
Diferentes métodos agrícolas. La agricultura moderna depende de la energía... para abonos, tractores, bombas de agua, insecticidas, transporte, y así por el estilo. En muchas zonas una tonelada de abono puede producir hasta diez toneladas de cereales. La repentina escasez de energía y los precios que se han puesto por las nubes han azotado con más fuerza a los lugares donde estos métodos son más necesarios y donde están menos al alcance de los granjeros. Por ejemplo, las recientes pérdidas colosales de las cosechas en el norte de la India, se podrían haber reducido si hubiera habido un constante suministro de energía para las bombas de riego.
Diferente nivel de reservas de cereales. La súbita desaparición de las anteriormente colosales reservas ha elevado los precios de los productos agrícolas a varias veces sus niveles anteriores. Ahora el pronóstico mundial de USDA para los cereales es una reducción en la producción mundial que “probablemente resultará en más disminución de los niveles mundiales de trigo” en 1975. Muchos expertos creen que sencillamente no hay suficiente margen para el error. “Por primera vez en 50 años, no hay ni un solo país en el mundo con suficientes alimentos para salvar a las hordas hambrientas,” si una sequía llegara a azotar, dice preocupado un funcionario del gabinete de los Estados Unidos. ¡Y ahora por lo menos hay dos mil millones más bocas que alimentar, el doble de las que había hace cincuenta años!
Cambios atmosféricos. Los reveses climáticos han sido un factor clave de las recientes menguas en las reservas de alimentos. ¿Qué esperanza hay de un retorno a un tiempo agrícolamente más favorable? “Hay que recordar que el tiempo para producir cosechas durante los 15 años o más que precedieron a 1972 fue el mejor en el pasado siglo y medio,” menciona el meteorólogo Reid A. Bryson. “La probabilidad de que se repita es de una en 10.000.”
Después de considerar lo anterior, surge la siguiente pregunta: ¿Cómo puede un mundo que ha tenido miles de años para alimentar y cuidar de su población y no lo ha hecho —salvo para unos pocos privilegiados— esperar hacer eso cuando, según sus propios cálculos, solo cuenta con treinta y cinco años para proveer para el doble de su población actual?
Aun ahora por primera vez las autoridades están considerando una solución escalofriante —tría nacional— la política de brindar ayuda primero a las naciones con las mayores probabilidades de sobrevivir. Así es que si llegara a azotar un hambre mundial, los proveedores de alimentos ‘dejarían a la deriva’ a naciones enteras a favor de las que consideren mejor capacitadas para sobrevivir. Muchos expertos advierten que las naciones productoras quizás se enfrenten a esta difícil decisión moral dentro de un año.
Reaccionan los líderes mundiales
Estas crisis, junto con la pobreza, la contaminación y otras cosas sin precedentes, están sacudiendo a la mayoría de los líderes nacionales, haciéndolos reconocer que se enfrentan a algo diferente de lo que se enfrentaban hace pocos años. Sus propias reacciones son la evidencia más notable del cambio. Por primera vez, los cabezas de estado nacionales están haciendo propuestas para una cooperación internacional sin paralelos en un intento desesperado por salvarse.
Enfatizando este punto, el presidente Ford de los Estados Unidos dijo recientemente en una Asamblea General de la O.N.U. que las “naciones están obligadas a escoger entre conflicto o cooperación” y que ahora, “más que en cualquier otro tiempo de la historia, las naciones . . . deben dirigirse a la cooperación internacional” para administrar sus recursos.
Pero, ¿están motivados estos movimientos por un nuevo amor que las naciones se tienen una por otra? No. Solo es “la mismísima gravedad de la situación,” contesta el secretario general de la O.N.U. Waldheim, lo que “quizás logre esos desarrollos en las relaciones internacionales que hasta ahora no han podido lograr los llamados a la razón y a la buena voluntad.”
Se reconoce, pues, que cualquier acción unificada entre las naciones se funda sobre un cimiento inestable de interés propio y autopreservación, no en un interés genuino en el prójimo y en los principios justos. ¿Tendrán buen éxito los esfuerzos fundados sobre esta base?
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Cómo la diferencia afecta nuestro futuro¡Despertad! 1975 | 22 de mayo
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Cómo la diferencia afecta nuestro futuro
LA SITUACIÓN mundial que acabamos de reseñar se pronosticó con asombrosa exactitud en la Biblia. Esta predijo que en el período de tan solo una “generación” la humanidad vería acontecimientos que ocasionarían “sobre la tierra angustia de naciones, no conociendo la salida” y que los hombres desmayarían “por el temor y la expectativa de las cosas que tienen sobre la tierra habitada.” (Luc. 21:25, 26, 32; vea también Mateo 24:3-8.) En un esfuerzo por hacer frente a estos nuevos desafíos globales, las naciones le confieren creciente autoridad a las Naciones Unidas.
Previendo con precisión este desenvolvimiento, la profecía bíblica revela que esta organización internacional es “un octavo rey” que surge de los siete “reyes” anteriores o potencias mundiales que dominaron sucesivamente la historia bíblica. (Rev. 17:10, 11) La Biblia a menudo usa a animales o sus “cuernos” para representar a gobiernos. (Dan. 7:17, 23, 24; 8:20-22) Así es que esta potencia política compuesta se representa aquí por medio de una “bestia,” que cuenta con “siete cabezas,” para representar a los siete “reyes” anteriores que dominaron el mundo, de entre los cuales ella surgió. Pero también tiene “diez cuernos.” (Rev. 17:3, 7) Lo que éstos representan y hacen es muy significativo.
Los “diez cuernos,” continúa la profecía, son “diez reyes, que todavía no han recibido un reino [en los días del profeta], pero sí reciben autoridad como reyes por una hora con la bestia salvaje.” (Rev. 17:12) La cantidad proféticamente completa de “diez reyes” representa a todos los gobiernos políticos actuales que gobiernan por un corto tiempo junto con la O.N.U.
Durante este período breve, que se parece a “una hora” en comparación con la historia pasada, las condiciones serían de tal índole que, por primera vez, aunque en desacuerdo en casi toda otra cosa, finalmente llegarían a “un solo pensamiento, y así es que dan su poder y autoridad a la bestia [la O.N.U.]” en un programa humano para establecer la paz y seguridad global.—Rev. 17:13.
Reconociendo que las crisis a las cuales se enfrentan son diferentes de cualquier crisis a la cual se hubieran enfrentado antes, las naciones finalmente se agrupan en un intento supremo de salvar sus soberanías nacionales. Desesperadamente esperan que esa acción unida rescate a la “civilización” sobre la que están fundadas esas soberanías. Reconoce Kissinger:
“Como historiador, uno tiene que estar consciente del hecho de que toda civilización que ha existido finalmente se ha derrumbado. . . . uno tiene que vivir con una sensación de lo inevitable de la tragedia. Como estadista, uno tiene que actuar bajo la suposición de que los problemas se tienen que solucionar.”
¿Se solucionarán? La profecía bíblica sí indica que las naciones aplicarán un remiendo temporal, superficial a su “civilización” en decadencia, solo lo suficiente para provocar un grito de “¡paz y seguridad!” Pero en ese punto, dice la Biblia, “destrucción repentina ha de sobrevenirles instantáneamente, como el dolor de angustia a la mujer encinta.” (1 Tes. 5:3) ¿Por qué? Por dos razones:
Primero, nada fundamental ha cambiado en realidad. ¿Puede cualquier cantidad de acuerdos entre las naciones restaurar los cimientos de la sociedad humana que ya están podridos debido a la codicia, el crimen, la violencia, la inmoralidad, el derrumbe de la familia, los odios raciales y religiosos? La situación se parece mucho a lo que el famoso explorador noruego Thor Heyerdahl dijo de una reciente conferencia de la O.N.U. sobre la Ley del Mar:
“Tengo la sensación de que los delegados . . . están considerando cómo dividir y hacer el mejor uso de una manzana que está por podrirse, y dejan que se pudra al tratar de hallar un modo de repartirla.”
Segundo, al pasar su “poder y autoridad a la bestia [la O.N.U.]” en un intento abortivo para salvar sus propias soberanías terrenales, las naciones están rechazando el modo de Dios para traer verdadera paz y seguridad. Están despreciando Su reino prometido, fundado sobre principios duraderos y justos. (Dan. 2:44; 7:13, 14; Mat. 6:10) Es por eso que, después que los “diez reyes” le dan “poder y autoridad” a la O.N.U., la profecía pasa a decir: “Estos combatirán con el Cordero [el gobernante del Reino, Jesucristo], . . . el Cordero los vencerá.”—Rev. 17:14.
Así es que el escenario está preparado. Los que creen que los esfuerzos diplomáticos y tecnológicos humanos solucionarán las crisis que se multiplican en el mundo están destinados a un despertar brusco. “Intencionadamente quieren desconocer cómo desde el principio,” advierte la Biblia, “el mundo de entonces pereció” en los días de Noé por medio del mandato de Dios. Las actuales crisis proveen abundante prueba de que “los cielos y la tierra actuales están reservados por la misma palabra . . . para . . . la perdición de los impíos.”—2 Ped. 3:3-7, Versiones Paulinas.
Si las diferencias en aumento tan obvias en las crisis actuales no convencen a esas personas, entonces pronto se despertarán a lo que está sucediendo. Su exclamación de corta vida de “¡paz y seguridad!” súbitamente será interrumpida por una “grande tribulación como la cual no ha sucedido una desde el principio del mundo hasta ahora, no, ni volverá a suceder.” (1 Tes. 5:2, 3; Mat. 24:21) Ciertamente ese no es el tiempo para enfrentarnos al hecho de que las crisis actuales son diferentes.
Más bien, los que con aprecio aceptan este hecho como una prueba de la proximidad del justo gobierno del prometido reino de Dios están en posición de actuar sabiamente ahora. Puesto que el actual sistema mundial será destruido, la Biblia insta: “¡Qué clase de personas deben ser ustedes en actos santos de conducta y hechos
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