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El papel de la mujer en las EscriturasLa Atalaya 1991 | 1 de julio
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Mujeres sobresalientes
15. a) ¿Cómo ilustra la conducta de Sara una relación apropiada entre el hombre y su esposa? b) ¿Por qué es notable el caso de Rahab?
15 Las Escrituras Hebreas contienen muchos ejemplos de mujeres que fueron sobresalientes como siervas de Jehová Dios. El de Sara ilustra excelentemente cómo puede una mujer piadosa ser sumisa a su esposo y, al mismo tiempo, una ayuda para él al tomar decisiones. (Génesis 21:9-13; 1 Pedro 3:5, 6.) El caso de Rahab es notable. Prueba que es falsa la acusación de que Jehová manifiesta prejuicio racial y es severo con las mujeres. Rahab era una ramera no israelita. Jehová no solo la aceptó como adoradora, sino que, debido a su gran fe —apoyada por obras que incluían el cambio de su modo de vivir— la declaró justa. Además, la recompensó con el privilegio extraordinario de ser antepasada del Mesías. (Mateo 1:1, 5; Hebreos 11:31; Santiago 2:25.)
16. ¿Qué ilustra el ejemplo de Abigail, y por qué estuvo justificado su proceder?
16 Un hecho que ilustra que Jehová no requiere que la esposa sea ciegamente sumisa a su esposo se ve en el caso de Abigail. Su esposo era un hombre acaudalado y tenía grandes rebaños de ovejas y cabras. Pero era “áspero y malo en sus prácticas”. Abigail rehusó seguir el mal proceder de su esposo. Por manifestar discreción, sensatez, humildad y perspicacia, previno una situación que pudo haber sido desastrosa para su familia, y fue muy bendecida por Jehová. (1 Samuel 25:2-42.)
17. a) ¿Qué privilegio sobresaliente tuvieron algunas mujeres en Israel? b) ¿Qué lección contiene el ejemplo de Míriam para las cristianas que quizás reciban ciertos privilegios de servicio?
17 Algunas mujeres hasta fueron profetisas. Débora, que vivió durante el tiempo de los Jueces, fue una de estas. (Jueces, capítulos 4 y 5.) Huldá fue profetisa en Judá poco antes de la destrucción de Jerusalén. (2 Reyes 22:14-20.) El caso de Míriam merece consideración. Aunque se dice que ella era profetisa, enviada por Jehová, parece que en cierta ocasión este privilegio se le subió a la cabeza. No reconoció la autoridad que Jehová había otorgado a su hermano menor Moisés para que dirigiera a Israel, y fue castigada por ello, aunque parece que se arrepintió y fue restablecida. (Éxodo 15:20, 21; Números 12:1-15; Miqueas 6:4.)
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El papel de la mujer en las EscriturasLa Atalaya 1991 | 1 de julio
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Mujeres fieles que esperaban al Mesías
20, 21. a) A pesar de la actitud desdeñosa de los líderes religiosos judíos hacia las mujeres, ¿quiénes se hallaron entre los que estaban alerta al acercarse el tiempo en que aparecería el Mesías? b) ¿Qué indica que Elisabet y María eran mujeres de profunda devoción piadosa?
20 Esa actitud de desdén hacia las mujeres se hallaba entre las maneras como los rabinos judíos ‘invalidaban la palabra de Dios mediante su tradición’. (Marcos 7:13.) Pese a tal desdén, a medida que se acercaba el tiempo de la venida del Mesías algunas mujeres piadosas estaban alerta, a la espera. Una de ellas fue Elisabet, esposa del sacerdote levita Zacarías. Ella y su esposo eran “justos delante de Dios porque andaban exentos de culpa de acuerdo con todos los mandamientos y requisitos legales de Jehová”. (Lucas 1:5, 6.) Elisabet fue favorecida por Jehová en el sentido de que, aunque era estéril y de edad avanzada, llegó a ser la madre de Juan el Bautizante. (Lucas 1:7, 13.)
21 Impelida por el espíritu santo, Elisabet manifestó profundo amor a otra mujer piadosa de sus días, una parienta suya llamada María. A fines del año 3 a.E.C., cuando el ángel Gabriel informó a María que concebiría milagrosamente un hijo (Jesús), la llamó “altamente favorecida”, y añadió: “Jehová está contigo”. Poco después María visitó a Elisabet, quien bendijo tanto a María como a su hijo no nacido, y llamó a Jesús su “Señor” aun antes de que naciera. Entonces María prorrumpió en una expresión de alabanza a Jehová que da testimonio elocuente de su profunda devoción piadosa. (Lucas 1:28, 31, 36-55.)
22. Después de nacer Jesús, ¿qué mujer temerosa de Dios mostró que había estado entre los que esperaban al Mesías?
22 Cuando Jesús nació y María lo llevó al templo en Jerusalén para presentarlo a Jehová, otra mujer temerosa de Dios —la anciana profetisa Ana— expresó su gozo. Dio gracias a Jehová y habló de Jesús a todos los que esperaban ansiosamente al Mesías prometido. (Lucas 2:36-38.)
23. ¿Qué dice el apóstol Pedro sobre mujeres fieles de tiempos precristianos, y qué preguntas examinaremos en el artículo que sigue?
23 Así, mientras se acercaba el tiempo del ministerio terrestre de Jesús, todavía había “mujeres santas que esperaban en Dios”. (1 Pedro 3:5.) Algunas de aquellas mujeres se hicieron discípulas de Cristo.
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‘Mujeres que trabajan con ahínco en el Señor’La Atalaya 1991 | 1 de julio
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En aquella ocasión María “escogió la buena porción”, pues puso los asuntos espirituales en primer lugar. (Lucas 10:38-42.) Pero unos meses más tarde, después que el hermano de ellas había muerto, fue Marta, no María, la que manifestó mayores ansias de encontrarse con el Amo. ¡Cuánto nos emociona aun hoy el leer aquella conversación espiritual tan profunda entre Jesús y Marta sobre la esperanza de la resurrección! (Juan 11:20-27.) ¡Qué privilegio tuvo Marta!
Mujeres que ministraron a Jesús
4, 5. Además de los apóstoles, ¿quiénes siguieron a Jesús durante su ministerio en Galilea, y cómo le ministraron?
4 Jesús también aceptó que mujeres le ministraran mientras viajaba por el país. Marcos, en su Evangelio, menciona a “mujeres [...], las cuales acostumbraban acompañarlo [a Jesús] y ministrarle cuando estaba en Galilea”. (Marcos 15:40, 41.) ¿Quiénes eran aquellas mujeres, y cómo servían a Jesús? Aunque no sabemos cómo se llamaban todas, Lucas suministra unos cuantos nombres y explica cómo ministraban a Jesús.
5 Lucas escribe: “Poco después iba viajando de ciudad en ciudad y de aldea en aldea, predicando y declarando las buenas nuevas del reino de Dios. Y con él iban los doce, y ciertas mujeres que habían sido curadas de espíritus inicuos y de enfermedades, María la llamada Magdalena, de quien habían salido siete demonios, y Juana la esposa de Cuza, el intendente de Herodes, y Susana y muchas otras mujeres, que les ministraban de sus bienes”. (Lucas 8:1-3.) Jesús permitió de buena gana que aquellas mujeres lo siguieran y usaran sus bienes para ministrar tanto a él como a sus apóstoles con relación a sus necesidades materiales.
6. a) ¿Quiénes acompañaron a Jesús en su último viaje a Jerusalén? b) ¿Quiénes estuvieron cerca de Jesús al tiempo de su muerte, y qué recompensa recibieron algunas de ellas? c) Desde el punto de vista de las tradiciones del judaísmo, ¿por qué es notable el relato de Juan 20:11-18?
6 Cuando Jesús fue ejecutado, “estaban allí, mirando desde lejos, muchas mujeres que habían acompañado a Jesús desde Galilea para ministrarle; entre las cuales estaba María Magdalena, también María la madre de Santiago y de Josés”. (Mateo 27:55, 56.) De modo que hubo muchas mujeres fieles cerca de Jesús cuando él murió. También merece mencionarse que los primeros testigos de su resurrección fueron mujeres. (Mateo 28:1-10.) Esto en sí mismo era un revés para la tradición judía, pues en el judaísmo no se veía a las mujeres como dignas de ser testigos legales. Con esto presente, ¡lea Juan 20:11-18 y trate de imaginarse la profunda emoción que debe haber sentido María Magdalena cuando el Amo resucitado se le apareció, la llamó por nombre y la utilizó como testigo para informar a sus discípulos que en realidad estaba vivo!
Cristianas fieles después del Pentecostés
7, 8. a) ¿Cómo sabemos que había mujeres presentes al derramarse el espíritu en el Pentecostés? b) ¿Cómo participaron las cristianas en la expansión temprana del cristianismo?
7 Después que Jesús ascendió al cielo, hubo mujeres piadosas presentes con los apóstoles fieles en el aposento de arriba en Jerusalén. (Hechos 1:12-14.) Es patente que entre las personas sobre quienes se derramó espíritu santo en el Pentecostés había mujeres. ¿Por qué? Porque cuando Pedro explicó lo que había acontecido citó de Joel 2:28-30, que menciona específicamente a “hijas” y “siervas” o “esclavas”. (Hechos 2:1, 4, 14-18.) Así que cristianas engendradas por espíritu y ungidas fueron parte de la congregación cristiana desde que se fundó.
8 Las mujeres desempeñaron un papel importante, aunque no dominante, en la diseminación del cristianismo. María, la madre de Marcos y tía de Bernabé, puso su casa, que al parecer era grande, a la disposición de la congregación de Jerusalén. (Hechos 12:12.) Y estuvo dispuesta a hacerlo aunque poco antes se había desatado una ola de persecución contra los cristianos. (Hechos 12:1-5.) Las cuatro hijas del evangelizador Felipe tuvieron el privilegio de ser profetisas cristianas. (Hechos 21:9; 1 Corintios 12:4, 10.)
La actitud de Pablo hacia las mujeres
9. ¿Qué aconsejó Pablo respecto a las cristianas en su primera carta a los corintios, y qué principio divino exhortaba él a las mujeres a respetar?
9 A veces se acusa al apóstol Pablo de misoginia, es decir, aversión u odio a las mujeres, o repulsión por la sociabilidad con ellas. Es cierto que fue Pablo quien insistió en que las mujeres se mantuvieran en su debido lugar en la congregación cristiana. Normalmente no habían de enseñar en las reuniones de la congregación. (1 Corintios 14:33-35.) Si una cristiana hablaba en una reunión porque no había un varón cristiano presente o porque profetizaba impelida por el espíritu santo, se requería que ella se cubriera la cabeza. La cubierta que usaba era “una señal de autoridad”, una prueba visible de que la mujer reconocía el arreglo divino de la jefatura. (1 Corintios 11:3-6, 10.)
10. ¿De qué han acusado algunos al apóstol Pablo, pero qué demuestra que esa acusación es falsa?
10 Parece que a Pablo se le hizo necesario recordar a los cristianos primitivos aquellos principios teocráticos para que ‘todas las cosas se efectuaran decentemente’ en las reuniones de la congregación. (1 Corintios 14:40.) Pero ¿quiere decir eso que Pablo estaba en contra de las mujeres, como alegan algunos? De ningún modo. ¿No fue Pablo quien en el último capítulo de su carta a los romanos envió saludos afectuosos a nueve cristianas? ¿No mostró su aprecio profundo a Febe, Prisca (Priscila), Trifena y Trifosa, y dijo que estas últimas dos eran “mujeres que están trabajando con ahínco en el Señor”? (Romanos 16:1-4, 6, 12, 13, 15.) Y fue Pablo quien bajo inspiración escribió: “Todos ustedes los que fueron bautizados en Cristo se han vestido de Cristo. No hay ni judío ni griego, no hay ni esclavo ni libre, no hay ni varón ni hembra; porque todos ustedes son una persona en unión con Cristo Jesús”. (Gálatas 3:27, 28.) Está claro que Pablo amaba y apreciaba a sus hermanas cristianas, entre ellas Lidia, quien mostró hospitalidad ejemplar durante un período difícil. (Hechos 16:12-15, 40; Filipenses 4:2, 3.)
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