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¿Cuán importante le es a usted la buena asociación?La Atalaya 1968 | 1 de febrero
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reunieron en casas particulares, reduciendo al mínimo así la pérdida de asociación edificante.
En algunos países a los cristianos hasta se les prohíbe leer la Biblia y reunirse con otros para estudiarla. ¿Los llena eso de temor al grado de abandonar la asociación con otros de la misma fe? Ni pensarlo. A pesar de las disposiciones humanas a lo contrario, cumplen con el derrotero que aconsejó el inspirado apóstol de Jesucristo: ‘No abandonen el reunirse.’ (Heb. 10:25) Los desenvolvimientos subsecuentes prueban que están emprendiendo el derrotero correcto, porque Jehová los protege y los bendice, y aunque son aprehendidos y castigados injustamente, él les da fortaleza y esperanza para vencer y sobrepujar los sufrimientos mentales y físicos por los que quizás tengan que pasar.
Con tan inspirador conjunto de testimonio acerca del amor duradero de los compañeros cristianos, como se ve en su evaluación de la asociación con regularidad, ¿no es apropiado el que cada uno analice su propio punto de vista del reunirse semanalmente con la congregación cristiana? Hay peligro de dar este asunto por sentado. Hay peligro de que la comodidad de uno pudiera hacernos retraer de las incomodidades, considerando nuestros deseos materiales más bien que nuestro bienestar espiritual. ¿Se necesita el que se nos niegue el derecho de reunirnos con los compañeros cristianos para despertarnos al aprecio más pleno del privilegio? Ciertamente que no.
Es obvio que si deseamos algo con bastante avidez haremos el esfuerzo por alcanzarlo. Pues, hasta personas enfermizas, fatigadas, ancianas, sí, inválidas y ciegas llegan con regularidad a las reuniones de la congregación cristiana. ¿A qué se debe esto, a pesar de sus desventajas? Se debe a que están convencidos de su necesidad de la asociación y de la fuerza espiritual que ha de obtenerse del intercambio de expresión en cuanto a la voluntad de Dios. (Rom. 1:12) Sin falta, entonces, edifique el buen hábito de la asociación sana. Sea una bendición para los compañeros cristianos, y ellos serán una bendición para usted.
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Preguntas de los lectoresLa Atalaya 1968 | 1 de febrero
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Preguntas de los lectores
● Si la Biblia enseña que el cielo está ‘arriba’ (Hech. 1:9), ¿no transmite una ignorancia de la rotación de la Tierra y la estructura del universo?—C. P., EE. UU.
El relato bíblico de la ascensión de Jesús dice que “estando ellos [sus discípulos] mirando, fue elevado y una nube se lo llevó de la vista de ellos.” Continuaron mirando al cielo hasta que los ángeles les notificaron otra cosa, hasta que les informaron que “Jesús que fue recibido de entre ustedes arriba en el cielo vendrá así de la misma manera que lo han contemplado irse al cielo.” (Hech. 1:9-11) Algunos han suscitado objeciones al relato de la ascensión, diciendo que transmite el concepto primitivo de que el cielo está “arriba” de la Tierra. Sin embargo, para satisfacer a tales críticos, en efecto, se requeriría la eliminación virtual de las palabras “arriba,” “encima,” etc., del idioma humano. Aun en esta era espacial, todavía leemos en cuanto a que los astronautas que han estado en órbita alrededor de la Tierra han “ascendido a 739 millas náuticas” por encima de la Tierra (Times de Nueva York del 16 de septiembre de 1966), mientras que sabemos que técnicamente “se movieron hacia afuera o lejos” de la superficie de la Tierra por esa distancia.
Es interesante que el relato de la delegación angelical que coreó el anuncio del nacimiento de Jesús informa que, cuando se terminó su misión, “los ángeles hubieron partido de ellos al cielo.” (Luc. 2:15; compare con Hechos 12:10.) Por eso la ascensión de Jesús, aunque comenzó con un movimiento hacia arriba, relacionado con la localidad terrestre donde estaban sus discípulos, es posible que después haya emprendido alguna dirección requerida para llevarlo a la presencia celestial de su Padre. Fue una ascensión,
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