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  • El punto de vista cristiano de las costumbres funerarias

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  • El punto de vista cristiano de las costumbres funerarias
  • La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
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  • ¿Qué puede decirse de la “limpieza sexual”?
  • Ceremonias de velatorios que duran toda la noche
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  • Abstengámonos de imitar costumbres antibíblicas
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La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová 1998
w98 15/7 págs. 20-24

El punto de vista cristiano de las costumbres funerarias

LA MUERTE súbita e inesperada de un ser amado es particularmente trágica. A la consternación que provoca le sigue un intenso sufrimiento emocional. Contemplar que una persona amada se duerme en la muerte tras una larga y penosa enfermedad es distinto, pero, de todos modos, la congoja y el sentimiento de profunda pérdida son inevitables.

Al margen de las circunstancias en que muera un ser amado, los dolientes necesitan apoyo y consuelo. Si son cristianos, puede que también tengan que enfrentarse a la oposición de quienes insisten en la observancia de costumbres funerarias que están en pugna con las Escrituras. Este es con frecuencia el caso en muchos países de África y en otras partes de la Tierra.

¿Qué ayudará a un cristiano en esa situación a evitar tales costumbres funerarias antibíblicas? ¿Cómo pueden sus compañeros de creencia apoyarlo en esos momentos de prueba? La respuesta a estas preguntas interesa a cuantos procuran agradar a Jehová, porque “la forma de adoración que es limpia e incontaminada desde el punto de vista de nuestro Dios y Padre es esta: cuidar de los huérfanos y de las viudas en su tribulación, y mantenerse sin mancha del mundo” (Santiago 1:27).

Unidas por una creencia

Un factor común que une a muchas costumbres funerarias es la creencia de que los muertos siguen con vida en el mundo invisible de los antepasados. A fin de apaciguarlos, muchos dolientes se sienten en la obligación de ejecutar ciertos rituales. O temen disgustar a vecinos que piensan que la entera comunidad sufrirá si esas ceremonias no se realizan.

Un cristiano verdadero no debe ceder al temor del hombre y participar en costumbres que desagradan a Dios (Proverbios 29:25; Mateo 10:28). La Biblia enseña que los muertos están inconscientes, pues dice: “Los vivos tienen conciencia de que morirán; pero en cuanto a los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto [...;] no hay trabajo ni formación de proyectos ni conocimiento ni sabiduría en el Seol, el lugar adonde vas” (Eclesiastés 9:5, 10). Por esta razón, Jehová Dios advirtió a su pueblo de la antigüedad que no intentara apaciguar a los muertos o comunicarse con ellos (Deuteronomio 14:1; 18:10-12; Isaías 8:19, 20). Estas verdades bíblicas están en conflicto con muchas costumbres funerarias populares.

¿Qué puede decirse de la “limpieza sexual”?

En algunos países de África central se espera que la viuda tenga relaciones sexuales con un pariente cercano del difunto. La gente cree que, en caso contrario, el que ha muerto perjudicará a la familia. Este ritual se denomina limpieza sexual. Sin embargo, la Biblia define como “fornicación” cualquier relación sexual fuera del matrimonio. Puesto que los cristianos han de ‘huir de la fornicación’, se oponen con valor a esta costumbre antibíblica (1 Corintios 6:18).

Considere el caso de una viuda llamada Mercy.a Cuando su esposo murió en 1989, los familiares quisieron que efectuara la limpieza sexual con un pariente. Ella se negó y les explicó que el ritual iba en contra de la ley divina. Frustrados, la insultaron y se fueron. Un mes después saquearon su casa y arrancaron las planchas metálicas del techo. “Que te cuide tu religión”, dijeron.

La congregación consoló a Mercy y hasta le construyó una casa nueva. Los vecinos estaban tan impresionados que algunos decidieron colaborar en la construcción, y la esposa del jefe, que era católica, fue la primera en llevar follaje para rehacer el techo. El fiel proceder de Mercy estimuló a sus hijos. Desde entonces, cuatro de ellos se han dedicado a Jehová Dios, y uno ha asistido recientemente a la Escuela de Entrenamiento Ministerial.

Debido a la costumbre de la limpieza sexual, algunos cristianos han cedido a la presión y se han casado con un incrédulo. Por ejemplo, un viudo septuagenario se apresuró a casarse con una joven que era pariente de su difunta esposa. De ese modo pudo afirmar que había realizado la limpieza sexual. Sin embargo, ese proceder está en conflicto con el consejo bíblico de que los cristianos se casen “solo en el Señor” (1 Corintios 7:39).

Ceremonias de velatorios que duran toda la noche

En muchos países los dolientes se reúnen en el hogar del difunto y se quedan despiertos toda la noche. Es frecuente que en esas veladas haya un banquete y se ponga música a un volumen alto. La gente cree que así se apacigua a los muertos y se protege de maleficios a la familia del difunto. A fin de granjearse el favor de la persona fallecida, puede que se pronuncien discursos halagadores. Después de cada intervención, los dolientes quizá entonen un cántico religioso antes de que otro de los presentes se ponga en pie para hablar. Así pueden continuar hasta el amanecer.b

Puesto que la Biblia enseña que los muertos no pueden ni ayudar ni hacer daño a los vivos, el cristiano verdadero no participa en esas ceremonias de velatorios que duran toda la noche (Génesis 3:19; Salmo 146:3, 4; Juan 11:11-14). Las Escrituras condenan el espiritismo (Revelación [Apocalipsis] 9:21; 22:15). No obstante, puede que a una viuda cristiana le resulte difícil impedir que otras personas realicen prácticas espiritistas. Es posible que insistan en que se celebre un velatorio que dure toda la noche en su hogar. ¿Qué pueden hacer los hermanos en la fe para ayudar a los dolientes que son cristianos y se enfrentan a esta dificultad añadida?

Los ancianos de la congregación a menudo han apoyado a la familia cristiana del difunto razonando con los parientes y vecinos. Puede que con ello se logre que estas personas se avengan a marcharse de buen grado del hogar y a volver a reunirse otro día para celebrar el funeral. ¿Y si, por el contrario, se ponen a discutir? Si se insiste en razonar puede que reaccionen violentamente. ‘El esclavo del Señor no tiene necesidad de pelear, sino que debe mantenerse reprimido bajo lo malo.’ (2 Timoteo 2:24.) Por lo tanto, si los parientes se oponen y asumen el control, posiblemente ni la viuda cristiana ni sus hijos puedan impedirlo. Sin embargo, ellos no participan en ninguna ceremonia religiosa falsa que se celebre en su casa, pues obedecen el mandato bíblico: “No lleguen a estar unidos bajo yugo desigual con los incrédulos” (2 Corintios 6:14).

Este principio también es aplicable al entierro. Los testigos de Jehová no toman parte en los cantos, oraciones o rituales que dirija un ministro de la religión falsa. Si los miembros de la familia cercana que son cristianos piensan que es necesaria su asistencia a un servicio de ese tipo, no participan en él (2 Corintios 6:17; Revelación 18:4).

Servicios de funeral dignos

Los servicios de funeral que los testigos de Jehová dirigen no incluyen rituales para apaciguar a los muertos. Se pronuncia un discurso —en el Salón del Reino, la funeraria, el hogar del fallecido o el cementerio—, cuyo objetivo es el de consolar a los dolientes y en el que se explican las enseñanzas de la Biblia en cuanto a la muerte y la esperanza de una resurrección (Juan 11:25; Romanos 5:12; 2 Pedro 3:13). Puede entonarse una canción basada en las Escrituras, y el servicio se concluye con una oración consoladora.

Recientemente se dirigió un funeral de ese tipo cuando murió una testigo de Jehová, hermana menor de Nelson Mandela, el presidente de Sudáfrica. Una vez concluido el acto, este expresó su sincero agradecimiento al orador. Muchos dignatarios y personalidades estuvieron presentes. Una ministra del gabinete comentó: “Ha sido el funeral más digno al que he asistido”.

¿Es admisible vestir de luto?

Los testigos de Jehová lloran la muerte de sus seres queridos. Puede que derramen lágrimas, igual que hizo Jesús (Juan 11:35, 36). Pero no consideran necesario exhibir públicamente su dolor con algún símbolo externo (compárese con Mateo 6:16-18). En algunos países la costumbre establece que las viudas se pongan prendas de luto especiales con el fin de apaciguar a los muertos. Se visten así durante un período de varios meses o hasta un año después del funeral, y al expirar ese plazo se celebra otro banquete.

Se considera que si no se llevan señales de luto se ofende al difunto. Por esa razón, los jefes de tribu de algunas zonas de Suazilandia han echado de sus casas y de sus tierras a algunos testigos de Jehová. Sin embargo, esos cristianos fieles siempre han recibido el cuidado de sus hermanos espirituales de otras zonas.

El Tribunal Supremo de Suazilandia ha dictado sentencia a favor de los testigos de Jehová y ha declarado que se les debe permitir que regresen a sus hogares y tierras. En otro caso, una viuda cristiana pudo quedarse en su propiedad después de presentar una carta y una grabación en las que su difunto esposo había dejado dicho que su esposa no debía llevar prendas de luto. De ese modo, ella pudo demostrar que en realidad estaba respetando a su marido.

Resulta muy útil disponer de instrucciones claras que el difunto haya dejado antes de morir, sobre todo en lugares donde las prácticas antibíblicas son comunes. Considere el ejemplo de Víctor, quien vivía en Camerún. Puso por escrito el programa que se había de seguir en su funeral. En su familia había muchas personas influyentes que pertenecían a una cultura con firmes tradiciones respecto a los muertos, entre ellas el culto a calaveras humanas. Puesto que Víctor era un miembro respetado de la familia, sabía que probablemente utilizarían su calavera con ese propósito. Por lo tanto, dio instrucciones claras en cuanto a la manera en que los testigos de Jehová oficiarían su funeral. Esta medida hizo la situación más llevadera para su viuda e hijos, y se dio un buen testimonio en la comunidad.

Abstengámonos de imitar costumbres antibíblicas

Algunas personas con conocimiento bíblico han temido diferenciarse de los demás. A fin de evitar la persecución, han tratado de complacer a los vecinos aparentando un velatorio al estilo tradicional. Aunque las visitas para consolar en persona a los dolientes son encomiables, eso no significa que deba efectuarse un breve servicio de funeral todas las noches previas al funeral propiamente dicho. Quienes lo observaran podrían tropezar, pues quizá recibieran la impresión de que los participantes no creen realmente lo que la Biblia dice sobre la condición de los muertos (1 Corintios 10:32).

Las Escrituras instan a los cristianos a poner la adoración a Dios en primer lugar en la vida y a usar sabiamente el tiempo (Mateo 6:33; Efesios 5:15, 16). Sin embargo, en algunos lugares la actividad de la congregación se ha paralizado durante una semana o más a causa de un funeral. Este problema no se da exclusivamente en África. Un informe procedente de Sudamérica dice en cuanto a un sepelio: “La asistencia a tres reuniones cristianas fue extremadamente baja. Durante unos diez días no se apoyó el servicio del campo. Incluso hubo personas ajenas a la congregación y estudiantes bíblicos que se sorprendieron y decepcionaron al ver que algunos hermanos tomaban parte en las celebraciones”.

En algunas comunidades puede que la familia del difunto invite a unos pocos amigos íntimos a su casa para que tomen un ligero refrigerio tras el funeral. Sin embargo, en muchas zonas de África, centenares de asistentes invaden el hogar del fallecido a la espera de un festín para el que a menudo se sacrifican animales. Algunos miembros de la congregación cristiana han imitado esta costumbre y han dado la impresión de que celebraban banquetes tradicionales para apaciguar a los muertos.

Los funerales que ofician los testigos de Jehová no imponen una carga económica pesada a los dolientes, así que no se debería recaudar dinero de los presentes con el fin de costear unos funerales lujosos. Si las viudas pobres no pueden cubrir los gastos precisos, no hay duda de que otros hermanos de la congregación se alegrarán de dar ayuda. En caso de que esta resulte insuficiente, los ancianos pueden tomar medidas para asistir en sentido material a quienes lo merezcan (1 Timoteo 5:3, 4).

Las costumbres funerarias no siempre van en contra de los principios bíblicos, pero cuando sí lo hacen, los cristianos deben estar decididos a actuar en armonía con las Escrituras (Hechos 5:29).c Aunque es posible que ese proceder les cause más tribulación, muchos siervos de Dios pueden atestiguar que han salido airosos de tales pruebas. Lo han logrado con la fuerza que proviene de Jehová, “el Dios de todo consuelo”, y con la ayuda amorosa de los hermanos espirituales que los han consolado en su tribulación (2 Corintios 1:3, 4).

[Notas]

a En este artículo se han empleado nombres sustitutivos.

b Entre algunos grupos lingüísticos y culturales, el término “velatorio” designa una visita breve para consolar a los dolientes, y puede que no entrañe nada que sea contrario a las Escrituras. Véase ¡Despertad! del 22 de septiembre de 1979, págs. 27, 28.

c En lugares donde las costumbres funerarias probablemente sometan al cristiano a pruebas difíciles, los ancianos pueden preparar a los aspirantes al bautismo para lo que pudiera suceder. Cuando se reúnan con ellos para abarcar las preguntas del libro Organizados para efectuar nuestro ministerio, deben analizar detenidamente las secciones: “El alma, el pecado y la muerte” y “Unión de fes”. Ambas contienen preguntas opcionales que los ancianos pueden utilizar para suministrar información respecto a las costumbres funerarias antibíblicas, a fin de que la persona que piensa bautizarse conozca lo que la Palabra de Dios requiere de ella si se enfrenta a una situación de ese tipo.

[Recuadro de la página 23]

Su firme postura les trajo bendiciones

Sibongili es una valerosa viuda cristiana que vive en Suazilandia. Tras el reciente fallecimiento de su esposo, se negó a seguir las costumbres populares que se supone apaciguan a los muertos. Por ejemplo, no se afeitó la cabeza (Deuteronomio 14:1). Ocho familiares se enfurecieron por ello y se la afeitaron a la fuerza. También advirtieron a los testigos de Jehová que no fueran al hogar de Sibongili para consolarla. Sin embargo, otras personas interesadas en el mensaje del Reino se alegraron de visitarla y le llevaron cartas animadoras de los ancianos. El día que se esperaba que Sibongili se pusiera la ropa especial de luto, algo sorprendente ocurrió. Un influyente familiar convocó una reunión para hablar de por qué ella se negaba a cumplir con las costumbres tradicionales del luto.

Sibongili informa: “Me preguntaron si mis convicciones religiosas me permitían expresar el dolor llevando vestidos negros. Tras explicar mi postura, me dijeron que no iban a obligarme. Para mi sorpresa, todos ellos expresaron su pesar por haberme maltratado y afeitado la cabeza en contra de mi voluntad y me pidieron perdón”. Más tarde, la hermana de Sibongili dijo que estaba convencida de que los testigos de Jehová tienen la religión verdadera y solicitó un estudio bíblico.

Otro ejemplo: Un hombre sudafricano llamado Benjamín tenía 29 años cuando se enteró de la súbita muerte de su padre. Para aquel tiempo, Benjamín era el único Testigo de su familia. En el entierro, la costumbre dictaba que los presentes desfilaran ante la fosa y arrojaran un puñado de tierra sobre el féretro.d Después del funeral, todos los miembros de la familia inmediata se afeitaron la cabeza. Puesto que Benjamín no participó en esos ritos, los vecinos vaticinaron que el espíritu de su padre muerto lo castigaría.

“Gracias a que confié en Jehová, no me ocurrió nada”, dice Benjamín. Los familiares advirtieron que no le sobrevino ninguna desgracia. Con el tiempo, algunos de ellos empezaron a estudiar la Biblia con los testigos de Jehová y se bautizaron en símbolo de su dedicación a Dios. ¿Y Benjamín? Emprendió la obra de evangelización a tiempo completo. En los últimos años ha tenido el magnífico privilegio de servir a las congregaciones de los testigos de Jehová en calidad de superintendente viajante.

[Nota]

d Es posible que algunas personas no consideren censurable arrojar flores o un puñado de tierra en la tumba. El cristiano, sin embargo, evitaría esa práctica si en la comunidad se considera un medio de apaciguar a los muertos o si es parte de una ceremonia presidida por un ministro de la religión falsa (véase ¡Despertad! del 22 de agosto de 1977, pág. 15).

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