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¡Despertad! 1971
g71 8/6 págs. 12-15

Planos para la vida eterna

EN LA flor de la vida, su cuerpo contiene más de un billón (o un millón de millones) de diminutas células vivas. Algunos científicos creen que estas células contienen instrucciones que podrían revelarse con el resultado de hacer posible la vida eterna. La razón para creer eso es el asombroso plano que tienen las células para reproducirse y repararse.

Todas las muchas clases de células de nuestro cuerpo crecieron de la célula individual que nos representó al tiempo de nuestra concepción. El núcleo de esa célula contenía el plano que había de dirigir nuestro desarrollo. A medida que se formaba cada célula de nuestro cuerpo, recibía una copia exacta del plano. Este plano se llama ácido desoxirribonucleico, al que generalmente se hace referencia como DNA.

El asombroso DNA

El gene es el portador de la herencia. Hay decenas de millares de genes en cada célula. La parte fundamental de cada gene es el compuesto llamado DNA. Siendo una molécula enrollada, semejante a hilo, el DNA se puede comparar a una escala de cuerdas torcida.

Los dos lados de la escala están formados de fosfato y una clase de azúcar que se llama desoxiribosa. Estos dos lados están unidos por los “peldaños” de la escala que están compuestos de millones de pares de bases químicas.

El número de peldaños, o bases, constituye un total que llega a millones. Sin embargo, solo hay dos tipos. Los dos tipos son (1) adenina pareada con timina, y (2) citosina pareada con guanina. El orden en que están arreglados estos pares, enlazando los dos lados de la escala en espiral, constituye el código genético o plano para la vida.

Edificando por el plano

Desde la concepción en adelante, el plano emite instrucciones de duplicar y construir. Se añaden células hasta que se forma un nene. Después de nacer el nene, la duplicación de células continúa hasta que se completa el crecimiento en la edad adulta. Entonces continúa a una proporción más lenta, para reemplazar las células que han muerto.

El DNA se duplica de manera asombrosa. Esto comienza cuando los dos lados entrelazados de la escala comienzan a separarse, o “desligarse,” uno del otro. Cada lado tiene la mitad de cada uno de los millones de pares de bases que están adheridos a él.

Como “partes de repuesto,” más adenina, timina, guanina y citosina, que se fabrican en el núcleo de la célula, son atraídas a ambos lados separados de la escala. La mitad del par de cada base química que queda a cada lado recoge una apropiada base de apareamiento (y ninguna otra) hasta que se forman dos nuevos conjuntos de lados entrelazados, formando dos escalas torcidas. Estos dos conjuntos nuevos son duplicados exactos de su conjunto padre. Llegan a ser los elementos fundamentales en cada núcleo de las dos células que reemplazan a la célula padre original.

El entendimiento que el hombre tiene de este proceso está lejos de ser completo. Por ejemplo, se sabe que cada célula de nuestro cuerpo contiene el mismo plano. Sin embargo, no todas las células son idénticas. En vez de eso, hay una asombrosa variedad de células. Hay células de los huesos, nervios, pulmones, músculos y sangre, para mencionar algunas. ¿Cómo se puede leer un solo plano de tantas maneras diferentes? ¿Por qué no son todas las células idénticas a la célula original? Esas preguntas continúan desconcertando a los científicos.

Además, las células no aparecen en agrupaciones informes. Están organizadas en estructuras que tienen funciones distintas. Algunas forman nuestro esqueleto, otras el sistema nervioso, otras forman los ojos, los oídos, el corazón, los pulmones, el estómago y la piel.

Claramente, el DNA es un asombroso plano para la construcción del cuerpo. Hace posible el nacimiento de nuevas células, tanto para el crecimiento como para reemplazar las que mueren. Sus cualidades son tan grandiosas que un reportero se sintió impulsado a escribir: “La idea [de vida eterna] de ninguna manera es ridícula.”

El proceso del envejecimiento

La duplicación de las células teóricamente debería mantener vivo para siempre al cuerpo. Hasta las células cerebrales, de las cuales se decía que no podían ser reemplazadas después de la niñez, algunos creen ahora que se renuevan casi diariamente por un proceso que se describe como “crecimiento rápido perpetuo.” Una autoridad sobre células cerebrales, Paul A. Weiss, sugiere que aunque no se dividan en el adulto, constantemente fabrican “partes de repuesto” y así siguen renovándose.

De modo que el cuerpo puede fabricar las células y otras sustancias que se necesitan para el continuo rejuvenecimiento de sí mismo. Sin embargo, la carne firme, la piel suave, las coyunturas flexibles y los órganos sanos de la juventud inevitablemente ceden ante la carne fofa, piel coriácea, coyunturas tiesas y órganos en deterioro de la vejez. ¿Por qué?

La pérdida de peso y la mengua en la capacidad al envejecer el cuerpo se atribuyen a la muerte progresiva de las células. Con el transcurso del tiempo, el cuerpo no puede reemplazar todas las células que mueren, como lo hace en la edad más joven. Pero, ¿por qué no? Los biólogos que estudian las células simplemente no lo saben.

Algunos han sugerido que el plano de DNA de la célula es como una calculadora o computadora que tiene un “programa” para la vida, pero que con el tiempo ese programa se acaba. Otros científicos especulan que la duplicación repetida de las células obstruye al DNA con “error de transcripción.” Asemejan esto al volver a grabar continuamente una melodía hermosa, lo cual con el tiempo la convierte en un ruido irreconocible. Algunos creen que la célula se envenena con la edad. Otro dice que el cuerpo olvida lo que debe hacer y se suicida rechazando sus propias células como rechazaría a un órgano trasplantado.

Esta variedad de teorías que causan perplejidad a menudo es el resultado de los muchos experimentos que se han llevado a cabo en cuanto al envejecimiento. Algunos de los más famosos fueron los de Alexis Carrel. Supuestamente Carrel conservó vivas por más de treinta años en cultivos células vivas de embriones de pollos.

Sin embargo Leonard Hayflick, informando en Scientific American de marzo de 1968, muestra que estos experimentos se llevaron a cabo de manera incorrecta. El alimento nutritivo de Carrel evidentemente contenía células vivas de pollo que reemplazaban su colonia original de células en vez de sustentarla. Cultivos de ese tipo invariablemente murieron cuando se ejerció cuidado para impedir que hubiera células vivas en el alimento que se les daba. En todo caso, estos experimentos no suministraron ninguna respuesta a la pregunta de por qué envejece y muere el hombre.

En algunos experimentos se descubrió que ciertas sustancias en las células de animales viejos inhibían la fabricación de proteínas. Pero las células de animales jóvenes no contienen esas sustancias. Puesto que la fabricación de proteínas es esencial para la vida, se opinó que este hallazgo podría contener una pista en cuanto a la causa del envejecimiento. Pero, ¿la tiene? ¿Por qué sucede? ¿Qué se puede hacer acerca de ello? No hay respuestas seguras para esas preguntas.

En otros experimentos piel de ratón fue conservada viva por un período que fue el doble de lo que vive normalmente el ratón. ¿Cómo? Trasplantando la piel de un ratón vivo a otro. Esto parecía mostrar que las células individuales de la piel del ratón podían vivir más tiempo que el ratón del cual procedían. Pero, ¿resuelve el problema del envejecimiento? No; todo lo que muestra es que las células pueden tener una vida potencialmente más larga. Sin embargo, con el tiempo mueren. Y estos experimentos fueron urdidos artificialmente, no representan la vida como es.

Debe tenerse presente que las células no viven en un receptáculo de vidrio. Viven en UNO. Nuestro cuerpo, con todos sus sistemas complejos en interacción y con regulación automática, es muy diferente de un tazón estéril. Por esta razón los experimentos que se llevan a cabo en platillos de cultivo que parecen mostrar una posibilidad u otra no son tan significativos como pudieran parecer. Tampoco lo son los experimentos que se hacen con animales. Dios creó al hombre distinto y separado del reino animal. Por eso puede ser que los resultados de experimentos hechos con animales no necesariamente apliquen a los humanos.

Subsiste el hecho de que ninguna de esas teorías o experimentos se encara de lleno a la verdadera respuesta al problema. Sea que haya “error de transcripción” en el DNA, envenenamiento de la célula o alguna otra causa, todavía envejecemos y morimos. Prescindiendo de cuál sea la teoría o el experimento, la gente todavía está viviendo solo el promedio bíblico de setenta u ochenta años. (Sal. 90:10) Nada que la ciencia o la medicina haya hecho ha alterado esta verdad básica.

Sea cual sea la razón para ello, el asombroso plano de DNA no está programado ahora para sustentar células en equilibrio perfecto. En la vejez las que se gastan y mueren no siempre son reemplazadas por células nuevas por medio de la división de las células. De modo que siguen la degeneración y la muerte.

El que sabe

Se puede cambiar o reprogramar una computadora. El plano de DNA del hombre tiene que ser reprogramado para vida eterna. Si pudiera ser reprogramado para conservar el equilibrio correcto en el reemplazo y renovación de las células, el hombre podría vivir para siempre.

Pero, ¿quién podría hacer tal cosa? Obviamente, ningún humano, prescindiendo de lo inteligente que sea, sabe todo eso acerca de los planos del hombre. Y es una esperanza vana pensar que el hombre moribundo, imperfecto, algún día encontrará un modo de eliminar la muerte. Solo Aquel que creó la vida, que dio a la humanidad el plano de DNA, sabe lo suficiente en cuanto a reprogramarlo para vida eterna.

El Creador del hombre, Jehová Dios, conoce todo detalle de nuestro maravilloso plano de DNA. Debe saberlo. Él lo diseñó y lo puso en funcionamiento. Escribiendo bajo la inspiración del poderoso espíritu santo de Dios, el salmista dijo del Creador: “Te elogiaré porque de manera que inspira temor estoy hecho maravillosamente. . . . Mis huesos no estuvieron escondidos de ti cuando fui hecho en secreto, . . . Tus ojos vieron hasta mi embrión, y en tu libro todas sus partes estaban escritas, respecto a los días cuando fueron formadas.”—Sal. 139:14-16.

El Creador no asume una actitud negativa para con la posibilidad de vivir para siempre. Docenas de veces en su propia Palabra expresa con certeza que la vida eterna será una realidad, sin falta. Por ejemplo, Romanos 6:23 dice: “El don que Dios da es vida eterna.” El Salmo 37:29 dice: “Los justos mismos poseerán la tierra, y residirán para siempre sobre ella.”

De modo que el Hacedor del DNA ha prometido que el hombre vivirá para siempre en la Tierra algún día. Ese fue el propósito de Dios cuando creó al hombre. Equipó el cuerpo del hombre para vida eterna. Si el hombre hubiera permanecido fiel a su Creador, podría vivir para siempre ahora mismo.

Pero no fue así. La primera pareja humana desobedeció la ley de Dios y así perdió la oportunidad de vivir para siempre. Se hicieron defectuosos, imperfectos. (Deu. 32:5) Sus cuerpos perdieron la capacidad de sustentar el reemplazo de las células en perfección. Exactamente cómo sucedió eso, precisamente cuáles fueron los asuntos técnicos envueltos, la Biblia no dice. Pero después de su rebelión en adelante, sus cuerpos estuvieron “programados” para muerte, no para vida eterna.

Todos los descendientes de Adán heredaron ese mismo “programa” en sus cuerpos. Todos somos prole de Adán. Es por eso que todos morimos. Como dice Romanos 5:12: “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y la muerte por medio del pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres.” Heredamos la muerte tal como heredamos ciertas características físicas.

Otro plano para vida

Jehová ha hecho arreglos para que las personas recobren la oportunidad de tener vida eterna. Usted puede, también, si eso es lo que verdaderamente quiere.

¿Qué está envuelto en ello? Primero, un estudio de la Palabra de Dios, la Biblia. Se pueden considerar las Santas Escrituras como otro plano para la vida. En ellas encontramos las instrucciones específicas escritas de Dios que llevan a la vida eterna. Si cuidadosamente examinamos estas instrucciones, y luego las seguimos, podemos confiar en que Jehová nos concederá la vida eterna en su nuevo orden.

Ciertamente esa confianza no está mal cifrada. Jehová ha establecido los límites sobre cuánto tiempo podemos vivir ahora, y él puede quitar esos límites. Los científicos no saben cómo hacer que las partes de nuestro cuerpo sigan viviendo para siempre. Pero Jehová sí. Todas las partes de nuestro cuerpo están escritas en su “libro.” La muerte no es misterio alguno para el Creador del asombroso DNA. Sabe exactamente lo que causa el envejecimiento y la muerte y cómo detener acertadamente ese proceso. Sabe poner el reemplazo de las células en equilibrio perfecto.

Jehová nos ha dado su garantía de que habrá un tiempo en que personas de corazón sincero y honrado vivirán para siempre en la Tierra. Por eso, la expectativa de vida eterna no es una esperanza vana. No es una mentira, porque Dios mismo ha dado la promesa, y Dios no puede mentir.—Tito 1:2; Heb. 6:18.

Ahora la Biblia puede llegar a ser su plano personal para vida eterna. Estúdiela. Cifre su confianza en las promesas y el poder de Dios acerca de los cuales le habla. (Juan 17:3; Pro. 2:1-5, 21, 22) Siempre tenga presente que los hombres solo pueden ser estudiantes de la célula viva. Pero Jehová es el hacedor de ella. Solo él puede dirigirla para que podamos disfrutar de vida eterna en su nuevo orden.

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