25 DAVID
Fue valiente y escuchó su conciencia
¡QUÉ cambio! David había sido el escudero del rey. Saúl lo quería mucho, confiaba en él y hasta lo puso como su general. Pero ahora David corría por su vida. Aunque Dios le había prometido que sería rey, estaba escondido en el desierto junto con sus 600 hombres para que Saúl no los matara.
Saúl se había vuelto un rey malvado. Dejó que los celos que le tenía a David se convirtieran en un odio asesino. Y, aunque David ya le había perdonado la vida una vez, Saúl seguía empeñado en matarlo. David se escondió cerca de una ciudad llamada Zif. Pero los hombres de allí se lo dijeron a Saúl, y él fue a perseguirlo con su ejército. Era la segunda vez que los hombres de Zif traicionaban a David.
David se enteró de que Saúl estaba en el desierto y mandó a algunos hombres para comprobarlo. El ejército de Saúl contaba con 3.000 hombres, pero David no se dejó intimidar. De hecho, fue en esta ocasión cuando escribió: “¡Miren! Dios es quien me ayuda; Jehová está con quienes me apoyan” (Sal. 54:4; vea también el encabezamiento). Entonces David decidió adentrarse en el campamento de Saúl por la noche y pidió que lo acompañara un voluntario.
¿Quién se ofreció? Abisái, un sobrino de David que no le tenía miedo a nada y que a veces hasta era impulsivo y violento. Cuando David y Abisái se infiltraron en el campamento, vieron que todos estaban durmiendo. Y es que Jehová había hecho que todos esos hombres se quedaran profundamente dormidos. Y ahí estaba Saúl... ¡Tan dormido y desprotegido! Y su lanza estaba clavada en la tierra junto a su cabeza.
¿Qué haría David? ¡Habría sido tan fácil matar a Saúl! Si lo hacía, se libraría por fin de su enemigo y quizá hasta ocuparía el trono. Abisái no entendía qué pasaba con David... ¡¿Por qué no mataba a Saúl de una vez por todas?! Le susurró: “Hoy Dios te está entregando a tu enemigo en tus manos. Por favor, déjame clavarlo al suelo con la lanza. Un solo golpe bastará, no tendré que darle otro”.
A David se le había quedado muy grabado el día en que le pasó algo parecido. Resulta que estuvo muy cerca de Saúl en una cueva del desierto de En-Guedí. Como Saúl ni siquiera lo vio, David fácilmente pudo haberlo matado. Pero lo único que hizo fue cortarle un pedacito de su túnica. Aun así, a David le molestó la conciencia. Se sintió muy avergonzado por haber tratado con falta de respeto al rey que Jehová había ungido.
¡Qué difícil sería ahora para David convencer a Abisái de no matar al rey! Abisái también era un fugitivo, y es obvio que todos los hombres de David querían que Saúl los dejara en paz. Pero David tenía claro que no iba a vengarse. Por eso corrigió a Abisái —que se moría de ganas por acabar con Saúl— y le pidió que fuera paciente. Es más, le aseguró: “Jehová mismo lo matará o algún día morirá como morimos todos o irá a luchar y perderá la vida en la batalla”. Luego le dijo con convicción: “Sabiendo cómo ve Jehová las cosas, ¡jamás se me ocurriría ponerle la mano encima al ungido de Jehová!”.
¿Qué hizo David cuando Abisái lo presionó para que acabara con un poderoso enemigo?
David sabía que, a su debido tiempo, Dios le daría su merecido a Saúl. En el salmo ya citado, dijo sobre Jehová: “Él les pagará a mis opositores con su propia maldad” (Sal. 54:5). David y Abisái salieron del campamento de Saúl y subieron a la cima de una montaña. Desde ahí, David les gritó a Saúl y sus hombres. Reprendió a esos soldados por no haber protegido a su rey. Y a Saúl le dijo que no perdiera el tiempo persiguiéndolo, que no era ninguna amenaza para él. Y hasta se comparó a “una simple pulga”. Saúl se sintió muy avergonzado y reconoció: “Yo me he portado como un tonto. He cometido un grave error”.
¿Cambió Saúl después de eso? Probablemente David sabía que no podía esperar algo así. Con todo y eso, nunca se arrepintió de haber tenido el valor de escuchar su conciencia. Y, con el tiempo, Jehová lo recompensó por su lealtad y valentía de formas que él nunca había imaginado.
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor David durante esta etapa de su vida?
Investigue un poco más
1. Abisái tendía a ser impulsivo y despiadado. Aun así, ¿qué hizo para defender con valor al pueblo de Dios y ayudar a David? (it “Abisai” párrs. 3-5).
2. ¿Por qué dijo David que era como “una perdiz por las montañas”? (1 Sam. 26:20; it “Perdiz” párr. 4). A
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3. ¿Por qué necesitó paciencia David? (w17.08 6, 7 párrs. 14, 15).
4. ¿Cómo siguió mostrando David muchos años después que era modesto? (w21.09 10 párr. 8). B
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Piense en las lecciones
Aunque Saúl cometió muchos errores, David respetaba su autoridad. ¿Cómo podemos imitar a David en nuestra forma de ver...
... a nuestros padres? C
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... a las autoridades del gobierno? D
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... a los ancianos de la congregación? E
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David tuvo el valor de escuchar su conciencia. ¿En qué situaciones podríamos necesitar valor para hacerle caso a nuestra conciencia?
¿De qué otras maneras puede usted imitar el valor que David demostró en este relato?
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¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
Cuando David resucite, ¿qué me gustaría preguntarle sobre esta etapa de su vida?
Para saber más
Vea cómo este relato cobra vida.
Aunque Saúl era humilde y modesto, se volvió arrogante. ¿Qué pueden aprender de su historia los niños?