26 NATÁN
Tuvo el valor de corregir al rey
¿CÓMO pudo un hombre tan bueno caer tan bajo? Quizá el profeta Natán se preguntó algo así mientras iba de camino al palacio de su amigo, el rey David. Tiempo atrás, Jehová le había pedido a Natán que le dijera a David que tendría un privilegio muy especial: ¡ser antepasado del Mesías! (2 Sam. 7:4, 12, 13). Pero ahora Jehová quería que Natán fuera a corregirlo, porque David había cometido pecados graves.
David pensaba que nadie lo había visto, pero Jehová lo había visto todo. Dios le reveló a Natán lo que había pasado. Resulta que un día, al anochecer, David estaba caminando por su azotea y entonces alcanzó a ver a una mujer bañándose. Se dio cuenta de que era “muy hermosa” y pidió que se la trajeran al palacio. El rey sabía que esta mujer, Bat-Seba, era la esposa de Urías el hitita, uno de sus soldados leales. Aun así, cometió adulterio con ella. Tiempo después, Bat-Seba le mandó decir a David que estaba embarazada. David trató de esconder su delito. ¿Cómo? Hizo que sacaran a Urías del campo de batalla y le insistió en que volviera a su casa con la intención de que pasara la noche con su esposa (compare con 1 Samuel 21:5). Pero Urías, que se sentía comprometido con el ejército, no quiso irse a su casa. Así que al final David tramó un plan para que lo pusieran en una posición de batalla donde sí o sí moriría. Y esta estrategia cruel funcionó. Urías murió y David se casó con Bat-Seba.
La Biblia dice que “lo que David había hecho le desagradó mucho a Jehová”. Entonces el Dios que todo lo ve mandó a su profeta Natán para que corrigiera a David y pusiera al descubierto su pecado. ¿Qué iría pensando Natán de camino al palacio? Quizás se preguntaba cómo reaccionaría David. Después de todo, David había sido capaz de asesinar a Urías. Y ahora a Natán le tocaba sacar a la luz el pecado del rey y corregirlo. Natán quería llegarle al corazón y ayudarle a entender la gravedad de lo que había hecho. Seguro que oró sobre el asunto, y después de pensar en una comparación se presentó ante el rey.
Natán le contó a David una historia sobre dos hombres de una ciudad. Uno era muy rico y tenía muchísimas ovejas y vacas. El otro era pobre y solo tenía una pequeña ovejita; la quería mucho y era la mascota de la familia. Un día, al hombre rico le llegó de repente una visita y quiso darle algo de comer. Pero, en vez de usar una de sus propias ovejas, “agarró la ovejita del hombre pobre”, la mató y se la comieron. Cuando Natán terminó de contar la historia, David estaba que se moría de rabia. Dijo: “¡Tan cierto como que Jehová vive, el hombre que hizo esto merece morir!”. Estaba indignadísimo con el hombre rico por “no haber tenido compasión”.
Natán tuvo que disciplinar y corregir con firmeza a un rey al que quería y respetaba
Natán escogió muy bien la comparación que usó, pues David había sido pastor y muchas veces había demostrado que odiaba la injusticia. Entonces Natán le dejó claro el asunto y le dijo con valor: “¡Tú eres ese hombre!”. David debió quedarse helado. Natán le fue diciendo en detalle todo lo que había hecho; Jehová lo había visto todo. Finalmente, el profeta le transmitió la decisión de Jehová: en los siguientes años, él y su familia sufrirían situaciones angustiosas y violentas. ¿Cómo reaccionó David?
Reconoció: “He pecado contra Jehová”. David estaba destrozado y profundamente arrepentido. Aun así, Natán debió alegrarse de transmitirle a David que Jehová lo estaba juzgando con misericordia. Le dijo: “Jehová, por su parte, te perdona tu pecado. No morirás”. A pesar de todo, David no se libró de las terribles consecuencias de su pecado con Bat-Seba. El hijo que tuvieron se murió, y durante muchos años su familia sufrió por culpa de la violencia, la deslealtad y las conspiraciones.
Con todo y eso, David siguió siendo fiel a Jehová. Él lo inspiró para escribir salmos muy conmovedores sobre el arrepentimiento y su capacidad de perdonar (Salmos 32 y 51). El rey recuperó su amistad con Jehová y escuchó los consejos de Natán por el resto de su vida. Murió siendo un hombre íntegro y un siervo fiel de Jehová (1 Rey. 9:4). Natán tuvo el valor de corregir a un rey que había cometido pecados graves. ¡Y qué feliz debió sentirse por haber sido tan valiente!
Lea el relato bíblico
¿Qué diría?
¿De qué maneras demostró valor Natán?
Investigue un poco más
1. Aunque Natán fue un escritor de la Biblia, no sabemos nada sobre su origen ni su vida personal. ¿Qué nos dice eso acerca de él? (w12 15/2 25 párrs. 2, 3).
2. ¿Cómo es posible que Urías estuviera en el ejército de David si era hitita? (w24.04 31).
3. Natán profetizó que David y su familia sufrirían calamidades. ¿Cómo se cumplió esa profecía? (it “David” párr. 29).
4. ¿Cómo demostró valor Natán durante los últimos años del reinado de David? (w12 15/2 25 párr. 1). A
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Piense en las lecciones
¿Qué nos enseña el ejemplo de Natán sobre cómo ayudar a algún amigo que ha cometido un pecado grave?
Si queremos llegar al corazón de alguien, ¿cómo podemos imitar la manera en que Natán manejó los asuntos? B
Imagen B
¿De qué otras maneras puede usted copiar el ejemplo de valor de Natán?
Vea el cuadro completo
¿Qué me enseña este relato sobre Jehová?
¿Cómo se relaciona este relato con el propósito de Jehová y el tema principal de la Biblia?
¿Qué me gustaría preguntarle a Natán cuando resucite?
Para saber más
¿Cuánto daño les hicieron las acciones de David a él, a sus amigos, a su familia y a Jehová?
Recordemos cómo es el amor: No busca sus propios intereses (1:14)
Descubra qué hizo que los consejos y la disciplina de Natán tuvieran tan buen efecto.
“Sé humilde y acepta la disciplina” (“Actividades para estudiar la Biblia”, sección de jw.org)