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¡Despertad! 1976
g76 8/10 págs. 23-26

Conozca al murciélago... el único mamífero volador

‘LOS murciélagos son criaturas feas que viven en oscuras cavernas misteriosas. Su morada favorita son los cementerios, donde vuelan entre las lápidas en las noches de niebla. Son ciegos, asquerosos, portadores de chinches y una amenaza para el hombre.’

En breve, eso es lo que muchas personas piensan de nosotros. Pero como un murciélago viejo, permítaseme decir algo en nuestra defensa. Incidentalmente, se me llama “viejo” porque voy a cumplir trece años de edad, pero conozco a murciélagos que han vivido hasta más de veinte años.

¡Oh, sí! Ese soy yo... ese gran murciélago pardo en la página siguiente. Estoy descansando sobre un vidrio con una luz brillante debajo para que usted pueda ver todo. Míreme bien mientras le cuento acerca de mí mismo y de mis parientes.

Somos mamíferos del orden de los quirópteros. Hay varios cientos de especies de nosotros por todas las regiones templadas y tropicales de la Tierra; por lo tanto usted no podrá conocer a todos mis parientes.

Básicamente, somos criaturas pequeñas, aladas, peludas, cuyos cuerpos se parecen a los de un ratón. De hecho, los alemanes llaman al murciélago Fledermaus, que significa “ratón volador.”

Entre los mamíferos, solo nosotros podemos volar. “Oh, ¿de veras?” pregunta usted. “¿Qué hay de las ardillas voladoras?” Bueno, todo lo que ellas pueden hacer es planear. Nosotros somos diferentes. Como se explica en el tomo I de Mammals of the World: “Los murciélagos son los únicos mamíferos que vuelan, aunque se hace referencia a varios mamíferos que planean como ‘voladores.’”

Dependiendo de la especie, la cabeza y cara de mis parientes se pueden parecer a un oso, a un perro, o quizás a un zorro. A veces la nariz tiene una protuberancia sobre ella que quizás se parezca a una hoja. En estos crecimientos se hallan las terminaciones de los nervios sensoriales.

Los murciélagos varían mucho, y me puedo imaginar a alguien preguntando: ‘¿Cuál es el más guapo de todos ellos?’ Bueno, no todos somos feos, eso es seguro. Pero el murciélago de cara arrugada nunca ganará un concurso de belleza. Creo que la palabra que mejor aplica a sus rasgos faciales es grotescos.

¿Qué hay del color? Muchos de nosotros somos pardos, grises o negros. Pero hay algunos que son distintos. Por ejemplo, el murciélago “fantasma” es blanco, quizás con una mezcla de gris. Hay un murciélago frugívoro con cabeza negruzca y alas pardas oscuras con manchas amarillas. Por supuesto, éstos solo son ejemplos.

Bueno, si echa otra mirada a mi retrato, le diré algo acerca de cómo volamos.

De hecho, nuestras alas consisten en pellejo delgado. Este se extiende desde nuestras extremidades delanteras a lo largo de cada lado de nuestro cuerpo hasta nuestras patas traseras. El pellejo o membrana se extiende entre nuestros cinco dedos, es decir, los cuatro dedos y el pulgar.

Por lo general reposamos colgando de nuestras patas cabeza abajo. Comúnmente, para ‘despegar’ simplemente nos dejamos caer del lugar de reposo. Sencillamente desplegamos nuestras alas y ya estamos en el aire. Pero no tenemos dificultad en ‘despegar’ de un lugar llano. Todo lo que hacemos es saltar al aire, usando brazos y patas en la operación de despegue.

Cuando se trata de envergadura, ciertamente hay grandes diferencias entre nosotros. Por ejemplo, hay un pequeño murciélago pardo, cuyo cuerpo mide menos de diez centímetros de largo, que al desplegar sus alas alcanza 35,5 centímetros. Pero el que se lleva la palma entre nosotros es el panique o “zorro volante,” llamado así por su apariencia. Estos murciélagos de color pardo oscuro que habitan la mayor parte de los trópicos, además de la América del Sur, ¡tienen una extensión de alas que puede exceder de 1,5 metros!

Para virar durante el vuelo, o para detenerse, el pequeño murciélago pardo mueve su cola hacia abajo, haciendo que funcione como un freno. El murciélago de nariz protuberante vuela lentamente, y puede revolotear sobre algo de interés.

Ahora, una palabra acerca de vivir en oscuras cavernas misteriosas. Confieso desde luego que millones de nosotros reposamos en cavernas profundas y oscuras como boca de lobo. Pero, ¿sabía usted que algunos de nosotros también descansamos en árboles, edificios diversos, templos ruinosos... sí, hasta en tumbas? ¡Vaya, hay muchos murciélagos que residen en ciertas pirámides egipcias! Otros se adueñan de nidos vacíos de pájaros y madrigueras de animales. También vivimos en los campanarios y en los chapiteles de las iglesias.

Ahora permítame decirle como se nos puede clasificar a nosotros los murciélagos, no por nuestros nombres científicos, sino por nuestros hábitos de comer y fisiología. Los que se alimentan de insectos son los más numerosos. En general, atrapan a su presa en vuelo. Los que se alimentan de fruta son murciélagos tropicales que mayormente dependen de las frutas silvestres, aunque se sabe que causan gran daño a los huertos.

Algunos entre nosotros que son pequeños y tienen lengua larga se alimentan de flores. El polen y el néctar son su porción. Las lagartijas, sapos, pequeños mamíferos y pájaros están en la minuta de los murciélagos carnívoros de tamaño mediano, aunque también comen otras cosas. Luego están los comedores de peces. Sus poderosas patas tienen garras en forma de gancho capaces de arrebatar la presa que esté cerca de la superficie del agua.

Pero he omitido a alguien que nos ha dado un mal nombre, es decir,

El villano vampiro

Por bastante tiempo ya, han estado circulando cuentos de ficción acerca de personas muertas que supuestamente se levantan de sus sepulcros de noche, se transforman en murciélagos, y chupan la sangre de desventurados seres humanos. Usted conoce la vieja historia del vampiro. Bueno, principalmente en las regiones tropicales y subtropicales de América hay miembros de mi “familia” que se conocen como murciélagos vampiros. Ellos sí se alimentan de sangre, a veces la de criaturas humanas cuando duermen.

El vampiro tiene dientes filosos como una navaja. De hecho, son tan afilados que la mordedura es casi indolora y el animal o persona que está durmiendo raramente despierta a causa de ella. Quizás por unos veinte minutos o más este murciélago se harta, ingiriendo tanta sangre que su cuerpo pequeño llega a redondearse antes de terminar la comida.

En realidad la cantidad de sangre que lame (no que chupa) no es tan grande como para perjudicar la vida humana. Pero hay otro peligro. Los vampiros pueden tener la rabia. Así es que, si se dejan sin atención, sus mordidas pueden resultar en hidrofobia y muerte. Los vampiros también transmiten otras enfermedades, como la murrina, que afecta al ganado. Estos pequeños murciélagos son peligrosos, también, porque sus mordeduras pueden causar infecciones secundarias.

¿Significa esto que todos somos villanos dañinos? No. Algunos entre nosotros sirven de modo provechoso, pues ayudan a controlar la población de insectos. Otros sin saberlo llevan el polen de flor en flor. Además, el estiércol de los murciélagos, o murcielaguina —abundante en los pisos de las cavernas de murciélagos— se puede usar como fertilizante. De hecho, durante dos décadas se adquirió en cantidades comerciales de las famosas cavernas Carlsbad en Nuevo México.

Pues, la gente nos ha considerado tan útiles que se pudiera decir que hemos sido “reclutados.” Durante la Guerra Civil Americana, el Ejército Confederado obtenía salitre (nitrato de sodio) de la murcielaguina para usarla en la pólvora. En lo que a eso se refiere, mientras rabiaba la II Guerra Mundial, se hicieron algunos esfuerzos por usar a ciertos murciélagos para transportar pequeñas bombas incendiarias. ¡Cuánto me alegro de que se haya abandonado esa idea!

¡Oh! Otra cosa. En algunos lugares, como el norte de la India, la gente come esos murciélagos que se llaman “zorros volantes.” Se dice que su carne se parece a la del pollo. Pero ciertamente espero que no se extienda esta idea de que nos coman las criaturas humanas. Tenemos bastantes dificultades al tratar de evitar a las serpientes, aves de rapiña y otras criaturas (incluso a algunos murciélagos) que nos consideran sabrosos. Incidentalmente, a la gente bajo la ley mosaica no se le permitía comernos.—Lev. 11:13-19.

Ahora, ¿qué se puede decir acerca de la idea de que los murciélagos son asquerosos? Un observador hizo notar: “Los murciélagos no son inmundos de ningún modo. Son tan limpios como los gatos... se asean todas las mañanas y después de cada comida.” Para asearnos, usamos la lengua y los dedos de los pies. Sencillamente estiramos una pata trasera y nos rascamos la espalda, la cara y la parte de arriba de la cabeza.

Algunas personas dicen que transportamos chinches. Bueno, de vez en cuando sí transportamos parásitos. ¡Pero no chinches, si eso le sirve de consuelo!

¡Realmente somos singulares!

Permítame decirle algunas cosas que son algo especiales acerca de nosotros. Algunos de nosotros pasamos el invierno dormidos. Note lo que dijo James Poling: “El murciélago es animal de sangre caliente mientras está activo pero de sangre fría cuando está aletargado. Es capaz de entrar en hibernación más rápida y fácilmente que cualquier otro mamífero... razón por la cual se puede poner tan fácilmente en el refrigerador. [Tienen a algunos de nosotros guardados allí en los laboratorios de investigación.] Sencillamente hace bajar su temperatura corporal y se duerme; los latidos del corazón disminuyen de 180 por minuto a tres, sus movimientos respiratorios caen de ocho por segundo a ocho por minuto. Aunque el murciélago tiene una pequeña cantidad de grasa acumulada —como comúnmente es el caso a principios del otoño antes de la hibernación invernal— puede vivir por meses en una instalación refrigerante, sin alimentos y sin atención, con el ‘motor en marcha mínima,’ mientras espera su turno para estar bajo el escrutinio en el laboratorio.”—Marvels & Mysteries of Our Animal World.

Los de nosotros que no nos aletargamos en las cuevas ni en otro lugar durante el invierno emigramos a lugares donde podemos hallar alimento. Además, a algunos de nosotros nos parece buena idea pasar el invierno en un clima más cálido.

¿Sabía usted que algunas de nuestras hembras preñadas se reúnen en colonias de maternidad? Los murciélagos noctula son un buen ejemplo de esto. A veces tantas como 400 de sus hembras preñadas se reúnen y establecen “salas de maternidad” en edificios o árboles. Además, algunas hembras de murciélago evidentemente almacenan la esperma del macho. En muchos casos, nos apareamos en el otoño y estamos en hibernación durante el invierno, pero la ovulación no se realiza en nuestras hembras sino hasta la próxima primavera, permitiendo que la fecundación se lleve a cabo en ese tiempo. ¿No le parece interesante?

Nuestro sistema de “ecolocalización”

En inglés se ha hecho común la expresión “tan ciego como un murciélago.” Pero nosotros no somos ciegos y algunos de nosotros hasta vemos muy bien. Como quiera que sea, tenemos un modo muy especial de ir de un lugar a otro, uno que desconcierta a los científicos. Se llama “ecolocalización,” y funciona así:

Mientras volamos, emitimos chillidos, chirridos, chasquidos, zumbidos y sonidos similares por la boca o nariz. Puesto que la frecuencia de estos sonidos es de 25.000 a 70.000 vibraciones por segundo, ustedes las criaturas humanas —con un alcance auditivo de solo unas 30.000 vibraciones— no pueden oír la mayoría de los sonidos. Pero, sucede que nosotros tampoco oímos nuestros propios sonidos, porque cuando los emitimos se nos contraen los músculos de los oídos, momentáneamente obstruyendo el sonido. Lo que oímos es el eco que es reflejado por cualquier objeto que se halla por casualidad en nuestro camino. Así, aun en total oscuridad, podemos ejecutar evoluciones para evitar los obstáculos.

Con todos esos chillidos, zumbidos y así por el estilo, ¿cómo evitamos el chocarnos unos con otros cuando muchos de nosotros volamos juntos? “Es posible,” escribió Thomas R. Henry, “que cada animal tenga su patrón de sonido individual y se guíe solo por sus propios ecos. De otro modo, parece que los ecos de varios cientos de murciélagos moviéndose en bandadas daría por resultado confusión completa.”

¿Por qué no profundizamos el asunto un poco más? ¿Cómo pueden los murciélagos insectívoros percibir la diferencia entre los ecos reflejados por los obstáculos y los ecos reflejados por los alimentos en potencia? Hasta la fecha ustedes no lo saben, y yo no se lo diré.

Bueno, ¿con qué propósito se ha dicho todo esto? Pues, sencillamente quise corregir algunas ideas erróneas acerca de mí y de mis compañeros voladores. Otra cosa: verdaderamente quise impresionarlo con nuestras habilidades singulares. Por supuesto, las heredamos de nuestros padres. Así es que, el crédito en realidad se tiene que dirigir al Creador del único mamífero volador.

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