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¡Despertad! 1989
g89 22/1 págs. 16-19

Los incomprendidos murciélagos, valiosos animales en peligro

“¡MURCIÉLAGOS! ¡Los odio! Están infestados de parásitos, no pueden ver y se enredan en el pelo; esparcen la rabia, chupan la sangre. ¡Puff! Hacen que sienta un hormigueo en la piel.” ¿Son esos también sus sentimientos?

En realidad, los murciélagos son unas pequeñas criaturas muy calumniadas. Son víctimas de la mala prensa. Se acicalan con meticulosidad. La mayoría tiene buena vista; ninguno es ciego. No desean meterse en su pelo. Rara vez tienen rabia, y cuando la tienen, no son propensos a morder, a diferencia de los perros rabiosos. “Mueren más personas anualmente por picaduras de abejas o por ataques de perros de casa”, dice un investigador. Y de las casi mil diferentes especies de murciélagos, solo tres beben sangre.

Merlin D. Tuttle, fundador de la Bat Conservation International (Fundación Internacional para la Conservación de los Murciélagos), de Austin (Texas), es reconocido mundialmente como una autoridad en murciélagos.a Él nos informa: “Componen casi una cuarta parte de todas las especies mamíferas y su diversidad es asombrosa: desde el mamífero más pequeño del mundo, el murciélago moscardón de Tailandia, que ni siquiera llega a los dos gramos, hasta los gigantes zorros voladores de Java, con una apertura alar de hasta 180 centímetros. Alrededor del setenta por ciento de los murciélagos comen insectos. Muchos se alimentan de fruta y néctar, y unos pocos son carnívoros”. Él los encuentra simpáticos, amables, inteligentes, enseñables y muy incomprendidos.

Maravillosos

La revista Scientific American concuerda con esto: “En estos días de triunfos tecnológicos debemos recordar de vez en cuando que los mecanismos vivos son a menudo incomparablemente más eficaces que sus imitaciones artificiales. No hay mejor ilustración de esta regla que el sonar de los murciélagos. Al comparar el peso y el vataje, encontramos que es miles de millones de veces más eficaz y sensible que los radares y sonares ideados por el hombre”. (Julio de 1958, página 40.)

Ya que el sonar del murciélago es mucho más complejo que el del hombre, muchos prefieren usar la palabra “ecolocación” como término más exacto para describirlo. Mientras vuela, el murciélago insectívoro emite pulsaciones de sonido, cada una de ellas de una duración de unas diez a quince milésimas de segundo. Cuando el sonido alcanza a un insecto, el murciélago recibe de vuelta el eco, lo que le permite acercarse a su comida. Acorta la duración de las pulsaciones a menos de una milésima de segundo y aumenta su ritmo de emisión a doscientas pulsaciones por segundo, de modo que actualiza continuamente la ubicación de la presa según se aproxima a ella. Los murciélagos facultados para la ecolocación son capaces de evitar los hilos que cruzan una habitación, ¡incluso si tan solo tienen un milímetro de diámetro!

La precisión del sistema de ecolocación del murciélago se ve aumentada por el cambio de tono de cada pulsación, que va desde unos cincuenta mil ciclos por segundo hasta veinticinco mil. A medida que el tono baja, la longitud de onda aumenta, y pasa de unos seis milímetros a unos doce milímetros. Esto ayuda al murciélago a alcanzar objetivos de diferente tamaño, ya que esta variación en la longitud de onda cubre la gama de tamaños de la mayoría de los insectos de los que se alimenta. El eco también ayuda al murciélago a determinar si el objeto es un insecto comestible o no. En caso de ser una piedra, el murciélago se desviará en el último momento.

Algo muy sorprendente es la capacidad del murciélago de reconocer y captar sus propios ecos a pesar de la contaminación sónica producida por otros miles de murciélagos. Millones de murciélagos que habitan en cuevas vuelan por todos los lados, saturando el aire con gritos y ecos; sin embargo, cada uno de los murciélagos distingue los ecos de sus propios gritos, gracias a lo cual evita colisionar con otros murciélagos. Algo que complica el problema y pone de relieve las maravillas de la ecolocación del murciélago es “que los ecos son mucho más débiles que los sonidos que emiten, de hecho, unas dos mil veces más débiles. Y deben percibir estos ecos en un lugar en el que el nivel de sonido es tan alto como los sonidos que ellos emiten. Y aun así, el murciélago distingue y usa estas señales, señales que son unas dos mil veces más débiles que el sonido de fondo”. Este complejo sistema de sonar está más allá de nuestra comprensión.

Se nos dice que los murciélagos de orejas largas “pueden oír perfectamente sus ecos cuando susurran”. Algunas especies tienen un oído tan sensible, que pueden oír a un escarabajo que anda sobre la arena a tres metros de distancia. Sin embargo, no oyen sus propios gritos durante el proceso de ecolocación. “Cada vez que profieren un grito, automáticamente se contrae un músculo de su oído, y así cierran sus oídos momentáneamente al sonido mismo de tal forma que solo pueden oír el eco. Es posible que cada animal tenga su propio patrón de sonido individual y se guíe por sus propios ecos.”

Las hembras son dignas de elogio. Por lo general, solo tienen una cría al año, y algunas la llevan consigo cuando salen a buscar alimento. Otras la dejan dentro de una cueva en una especie de “guardería”, donde las crías están tan apiñadas que hay unas cinco mil por cada metro cuadrado. Cuando la madre vuelve, llama a su cría; esta responde a la llamada, y entre el estruendo de millones de crías que chillan y llaman a sus madres, ella encuentra a la suya y la amamanta. Algunas hembras son muy altruistas. Cuando regresan de alimentarse, regurgitan su comida con el fin de compartirla con otras hembras que no pudieron encontrar alimento.

Valiosos

Tuttle dice que un murciélago insectívoro ‘puede capturar hasta 600 mosquitos en una hora y comer 3.000 insectos en una noche’. Se descubrió que una colonia de murciélagos de Arizona “devoraba unos 160.000 kilogramos de insectos, o el equivalente en peso a 34 elefantes, ¡todas las noches!”.

Algunos murciélagos se alimentan de néctar, debido a lo cual rinden un valioso servicio como polinizadores. Mientras se suspenden en el aire sobre las flores como hacen los colibríes, sus largas lenguas provistas de cerdas absorben el néctar y el polen. Son animales tropicales, y emigran desde México hasta el sudoeste de Estados Unidos. Los que se alimentan de fruta esparcen las semillas sobre extensas zonas. Tuttle dice: “Los murciélagos frugívoros y florífagos que esparcen las semillas y polinizan las flores son vitales para la supervivencia de las pluviselvas y para la producción de cosechas que valen millones de dólares anualmente”.

La revista New Scientist de septiembre de 1988 dijo: “Los granjeros que matan a los murciélagos frugívoros porque los consideran plagas pueden sufrir todavía mayores pérdidas en la producción, pues los murciélagos efectúan la polinización cruzada de sus árboles frutales”. La fruta que se envía a otros lugares se recoge de cinco a siete días antes de que madure; la de uso local, de dos a cuatro días antes; pero los murciélagos solo se comen la fruta madura que no se ha recogido, la que no tiene valor para los granjeros. La polinización y dispersión de semillas que efectúa el murciélago es vital para más de quinientas especies de plantas y árboles. Dicho sea de paso, los murciélagos frugívoros no vuelan por medio de sonar, tienen buena vista. A menudo son los granjeros, no los murciélagos, los que están ciegos.

En peligro

Sin embargo, los inestimables murciélagos se enfrentan a tiempos difíciles. La pérdida de su hábitat, los pesticidas y la matanza indiscriminada de grandes cantidades está reduciendo su número de millones a miles y llevando a algunos a la extinción. El prejuicio, la incomprensión o simplemente la ignorancia son, por lo general, los responsables. En Latinoamérica, el vampiro tiene que ser controlado para proteger el ganado del hombre moderno, pero “los agentes para el control del vampiro, con escasa preparación, matan indiscriminadamente a todos los murciélagos, pues ignoran que la inmensa mayoría de las otras 250 especies de murciélagos de la zona son muy provechosas”.

Miles de zorros voladores, murciélagos frugívoros, han sido exterminados en Australia “a pesar del hecho de que algunos de los árboles ecológica y económicamente más importantes de la zona dependen de ellos” y de que “los resultados de las propias investigaciones del gobierno sobre el daño causado a las cosechas por los murciélagos no justifica su control”. En Israel “se colocó veneno en cuevas donde se creía que se cobijaban murciélagos frugívoros, incluso en reservas naturales, lo que provocó que se aniquilara inadvertidamente a alrededor del noventa por ciento de los murciélagos insectívoros del país”.

Los viejos temores de que los murciélagos son portadores de la rabia y otras enfermedades se han exagerado mucho: “La probabilidad de que una persona muera a causa de una enfermedad transmitida por un murciélago es extremadamente remota, mucho menor que la de morir debido al ataque de un perro, una picadura de abeja o una intoxicación en una comida campestre organizada por la parroquia”.

El Science Year de 1985 resume su artículo sobre los murciélagos como sigue: “Desgraciadamente, a medida que crece la lista de contribuciones útiles de los murciélagos, también crecen las amenazas a la existencia de estas criaturas. Por todo el mundo está disminuyendo rápidamente la población de murciélagos. Todos los años se extinguen grandes colonias de murciélagos debido a la alteración o destrucción de sus hábitats. En África y Asia cada vez se cazan más murciélagos para alimento del hombre y para la preparación de medicinas y pociones populares. Algunos granjeros que equivocadamente creen que los murciélagos perjudican seriamente sus cosechas matan a los murciélagos frugívoros, cuya dieta principal consiste en las frutas de los bosques naturales. Y los mitos sobre los murciélagos persisten con tanta fuerza, que todos los años se extermina a millones de estos animales simplemente porque la gente les tiene miedo. Algunas especies de murciélagos ya se han extinguido, y muchas más están en peligro. Hasta que un mayor número de personas llegue a reconocer el valor de los murciélagos y la necesidad de protegerlos, el futuro de estos importantes animales permanece incierto”.

Después de mencionar algunos de los éxitos conseguidos por la Bat Conservation International, Merlin Tuttle concluye: “No hemos profundizado en lo que realmente debe hacerse para que sobrevivan grandes poblaciones de murciélagos. Para algunos, ya es demasiado tarde, y para otros, el tiempo se está acabando. El que desaparezcan las poblaciones de murciélagos puede tener consecuencias serias, potencialmente irreversibles, para el medio ambiente que todos debemos compartir”.

De nuevo, el mensaje es claro: tanto la historia moderna como la antigua muestran que el hombre no puede dirigir sus propios pasos. (Jeremías 10:23.) Su amor al dinero, su miopía y su egocentrismo resultan en la destrucción tanto del medio ambiente —el aire, el agua, el suelo, la vida vegetal y animal— como del hombre. Solo Jehová Dios pondrá fin a esto. Solo Él ‘causará la ruina de los que están arruinando la tierra’. (Revelación 11:18.)

[Nota a pie de página]

a Todas las fotografías de este artículo son cortesía de Merlin D. Tuttle, de la “Bat Conservation International”.

[Fotografía en la página 16]

Murciélagos frugívoros de Gambia; la madre junto con su cría

[Fotografías en la página 17]

Murciélago florífago

Zorro volador de Lyle

[Fotografías en la página 18]

De arriba a abajo:

Murciélago orejudo común

Zorro volador

Murciélago de nariz de corazón cazando un escarabajo

La ilusión de la hora de comer

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